Los carburantes encadenan ya dos meses de caídas, con el diésel en mínimos de 15 meses

Gasolina y gasóleo cuestan claramente menos que antes de la invasión rusa de Ucrania, el germen de la mayor crisis energética de la historia de Europa. El descenso anual ronda el 10%

Un surtidor de gasolina en el centro de Madrid, este lunes.Claudio Álvarez

El alivio posvacacional para los conductores se prolonga. El descenso estival en el precio del petróleo, aderezado en los últimos días por un dólar algo más débil —que reduce la factura importadora europea—, se está traduciendo en una notable distensión en los surtidores. El gasóleo ronda ya los 1,42 euros de media en las estaciones de servicio españolas, casi un 1% menos que la semana pasada, según los datos publicados este jueves en el Boletín Petrolero de la Unión Europea. Marca, así, un nuevo mínimo desde junio del año pasado. La gasolina también pica claramente a la baja: su precio cae en idéntica proporción (un 0,9%) en los siete últimos días, hasta los 1,55 euros por litro, su menor nivel desde febrero.

La caída acumulada desde que empezó julio es ya superior al 5% en ambos combustibles, aliviando así la cartera de quienes han optado por el coche para salir de vacaciones. Llenar un depósito medio de gasolina (55 litros) es hoy 10 euros más económico que hace justo un año, también tras la operación retorno del verano. Un ahorro que, en el caso del gasóleo, ronda los 11 euros.

En ambos casos, ya es más barato que antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022. Y un 10% y un 12% más económico, respectivamente, que hace justo un año, cuando Europa empezaba a dejar atrás la mayor crisis energética de su historia, que estranguló durante meses el mercado de carburantes y disparó su precio hasta máximos históricos, por encima de los dos euros por litro. Todo aquello es agua pasada.

Panel informativo con los precios del carburante, este lunes en el centro de Madrid. Claudio Álvarez

Salvo giro inesperado en los próximos días, la tendencia a la baja tiene muchos visos de continuar. Aunque no es el único factor que influye en el precio final de los carburantes, su principal materia prima, el petróleo, sigue claramente a la baja: el miércoles, el crudo Brent (el de referencia en Europa) se dejó casi un 5%, su mayor retroceso diario desde principios de mayo.

Pese al globo sonda lanzado por la versión ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), que el miércoles aireó un debate interno sobre su política de recortes artificiales de producción —la única medida que ha evitado un descalabro aún mayor en los últimos tiempos—, el crudo volvía a dejarse casi un punto porcentual y profundizaba sus mínimos anuales.

Tanto la gasolina como el diésel son notablemente más baratos en España que en la media de la eurozona, donde el precio medio de la gasolina baja por poco de los 1,72 euros y el diésel flirtea con los 1,57. También que en la UE, donde promedian 1,67 y 1,55 euros, respectivamente. Aunque el proceso de transformación también es algo más barato en la península Ibérica que en el resto del continente, gracias a la mayor disponibilidad de refinerías —España, de hecho, exporta carburantes pese a tener que traer del exterior toda la materia prima (el crudo)—, la mayor diferencia con los países vecinos radica en la carga fiscal, notablemente menor.

El coste al por mayor —en el que influye tanto el crudo como el coste de refino, que también ha caído con fuerza en los últimos meses— supone el 40% del precio de la gasolina y el 45% del del diésel, según las cifras de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP, la patronal del sector). El resto son impuestos (45% en el primer caso, algo más del 40% en el segundo) y márgenes (15% y 14%).

Aunque la reciente caída en el precio de la gasolina iguala algo las tornas, el coste de uso de un coche eléctrico sigue siendo notablemente menor que el de uno de combustión; sobre todo si se carga en casa con una buena tarifa de la luz o en las horas más baratas del mercado regulado. Exige, eso sí, una mayor inversión inicial. Algo que previsiblemente cambiará en los próximos años: en China, a igualdad de modelo, un eléctrico ya es —según Bloomberg— incluso más barato que uno de combustión.

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