Amaia Rodríguez, de Gravity Wave: “Buscaba islas vírgenes esperando el paraíso, pero me encontraba montañas de basura”

Esta empresaria acaba de recibir el galardón de Cartier a la mujer emprendedora por un proyecto en el que involucra a los pescadores tradicionales en la recogida de plásticos del mar

Amaia Rodríguez posa en la sede de Gravity Wave en Madrid.Andrea Comas

El día que hablamos con Amaia Rodríguez (Pamplona, 30 años) está algo aturdida: acaba de aterrizar de un viaje a China en el que recogió el premio Cartier’s Women Initiative por el que la legendaria firma de joyería francesa premia a proyectos de emprendimiento capitaneados por mujeres. Ha creado una red de 7.000 pescadores que recogen plástico del mar y su empresa, Gravity Wave, ofrece a otras financiar esa limpieza para compensar su propia huella de residuos y así obtener un certificado....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El día que hablamos con Amaia Rodríguez (Pamplona, 30 años) está algo aturdida: acaba de aterrizar de un viaje a China en el que recogió el premio Cartier’s Women Initiative por el que la legendaria firma de joyería francesa premia a proyectos de emprendimiento capitaneados por mujeres. Ha creado una red de 7.000 pescadores que recogen plástico del mar y su empresa, Gravity Wave, ofrece a otras financiar esa limpieza para compensar su propia huella de residuos y así obtener un certificado. El jet lag no le impide explicar con claridad meridiana a qué se dedica.

Pregunta. He leído que Gravity Wave nació de un “despertar” que tuvo con otro compañero al visitar Asia…

Respuesta. Yo viví en China durante más de dos años porque me dieron una beca para hacer un intercambio en Hangzhou y desde allí, porque me encanta viajar, cogía mi mochila y me iba a recorrer todos los países del sudeste asiático, buscando zonas vírgenes e islas paradisíacas. Al llegar a esas islas esperaba encontrarme con el paraíso, pero me encontré montañas de basura y playas llenas de plástico. Fue muy impactante para mí. ¿Cómo había llegado todo ese plástico hasta ahí? A mí me ha costado horas y horas y horas llegar y el plástico lo hace sin ningún problema.

P. Pero esa búsqueda de zonas vírgenes era puramente turística, ¿no?

R. Sí, yo había ido por ocio, pero supuso mi despertar a un problema tremendo de contaminación en los océanos. Lo que más me afectó cuando empecé a investigar fue darme cuenta de que había muy pocas organizaciones y empresas intentando resolver el problema. Ahí me pregunté, ¿cómo puedo yo contribuir a solucionarlo? Y cuando volví a mi pueblo, a casa de mis padres, me puse a darle vueltas con mi hermano Julen, que justo él había empezado una carrera de emprendimiento, liderazgo e innovación.

P. ¿Y descubrió de dónde venían los residuos?

R. Esto fue en una isla muy pequeñita, Borneo, en Malasia. Pero cuando me puse a investigar sobre el problema me di cuenta de que era algo global. Que no era solo allí: que desde Europa estábamos mandado basura a Filipinas, Indonesia o China para deshacernos de ella. Era un tema extremadamente opaco, y la información que encontraba [era] muy preocupante: el porcentaje de reciclabilidad de los plásticos y de los residuos que generamos es bajísimo y hay tecnología para reciclarlos.

Amaia Rodríguez posa en la sede de Gravity Wave, el 6 de junio en Madrid.Andrea Comas

P. ¿Y de ahí cómo llegan a su modelo de negocio actual?

R. Julen había ido a una reunión de Ashoka, una organización de emprendedores con vocación social y en un bar de Malasaña conoció a un griego llamado Lestheris que había montado una escuela de pesca sostenible en la enseñaba a pescadores tradicionales a realizar su oficio de forma más sostenible y más respetuosa con el ecosistema marino. Él le contó que cuando iban a pescar no solo recogían peces sino también basura, pero que la volvían a tirar al mar. Entonces fue cuando a mi hermanos se le encendió la bombilla, ¿por qué no intentamos montar un proyecto, usar esta red de pescadores tradicionales que ya tiene esta persona que está en Grecia y ver qué podemos hacer con los plásticos? Y así empezamos con Gravity Wave.

P. ¿Y cómo paga a los pescadores por su trabajo?

R. El proyecto lo validamos con diez pescadores de Grecia y ahora tenemos pescadores allí, en Italia, en España y Egipto. El funcionamiento varía en función de cada país. En Grecia se paga individualmente a cada pescador por kilo de basura recogido, pero en España las cofradías no dejan pagar a los pescadores individualmente por algo que no sea recogida de pescado. Entonces les damos el servicio gratuito de llevarnos la basura que recojan y a cambio les premiamos con campañas de concienciación.

P. Digamos que a los pescadores españoles les remuneran con imagen, entonces...

R. Eso es, haciéndoles partícipes de muchos proyectos y regalándoles mobiliario para los puertos por ejemplo, que fabricamos con el material reciclado. Hemos creado toda la cadena de valor de recuperar, reciclar, lavar y poder transformar las redes y las artes de pesca en forma de panel con el que hacemos muebles.

P. ¿Y cómo se aseguran de no caer en el greenwashing?

P. Seleccionamos muy bien las empresas con las que trabajamos y somos muy transparentes con el impacto que tienen esas compañías porque antes de nada recabamos toda la información que nos hace falta para demostrar que, con sus objetivos de sostenibilidad, están limpiando el mar con nosotras. Tenemos requisitos muy estrictos de cómo pueden comunicar lo que están haciendo con nosotros. Esto era muy importante para nosotros y reflexionamos mucho sobre ello cuando empezamos, porque hoy en día todo el mundo quiere poder decir que está haciendo cosas sostenibles.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En