La Caixa y el RACC vuelven a la Cámara de Barcelona tras la pérdida de poder de los independentistas

Las dos instituciones dan por zanjada la anterior etapa cameral y ocupan las dos sillas de pago para tener representación en su pleno

Isidre Fainé, presidente de Fundación Bancaria La Caixa y de Criteria.

La Caixa, a través de su holding inversor Criteria Caixa, vuelve a la Cámara de Comercio de Barcelona. Ocupará una de las dos sillas de pago que una de las instituciones con más solera de la capital catalana reserva a las empresas dispuestas a pagar un mínimo de 75.000 euros por tener representación directa en su pleno. El RACC (Real Automóvil Club de Catalunya) se sentará en el otro asiento que también estaba disponi...

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La Caixa, a través de su holding inversor Criteria Caixa, vuelve a la Cámara de Comercio de Barcelona. Ocupará una de las dos sillas de pago que una de las instituciones con más solera de la capital catalana reserva a las empresas dispuestas a pagar un mínimo de 75.000 euros por tener representación directa en su pleno. El RACC (Real Automóvil Club de Catalunya) se sentará en el otro asiento que también estaba disponible. El movimiento es relevante, ya que zanja una situación insólita de más de medio año con la que las grandes empresas han querido mostrar su enojo con la anterior dirección de la Cambra, bajo el mandato de la plataforma independentista Eines de País, dejando vacías las denominadas sillas de plata.

La reincorporación de ambas entidades supone normalizar la institución, después de que el exdirectivo asegurador Josep Santacreu se impusiera en las elecciones celebradas en septiembre y pusiera fin al control que mantenía la plataforma independentista auspiciada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que en 2019 había arrasado en la anterior convocatoria electoral. Aquella victoria permitió que primero Joan Canadell y después Mònica Roca presidieran la institución con talantes diferentes, pero desde una misma mirada independentista y un discurso muy dirigido a la pequeña y mediana empresa que molestó a las grandes corporaciones, que se consideraban ignoradas y menospreciadas.

Aquel equipo gestor decidió modificar antes de las elecciones el régimen interno de la institución y reducir de catorce a dos el número de los asientos de representación de las empresas de mayor aportación voluntaria (como se llaman oficialmente esas plazas en el pleno) y subir la cuantía que tenían que pagar hasta los 150.000 euros para ocuparlo. En contrapartida, se aumentaba el número de empresas que podían ser elegidas por sufragio. Como señal de protesta, ninguna empresa quiso participar en la convocatoria y aquellos dos escaños quedaron desiertos hasta que se abriera una nueva convocatoria, que se produjo a finales de abril.

Uno de los objetivos de mandato de Santacreu, apoyado por la gran empresa tradicional catalana en los comicios, era retomar la estabilidad de la Cámara de Comercio, y en abril volvió a abrir una convocatoria para intentar subsanar el problema. Antes, no obstante, rebajó las pretensiones económicas y fijó un límite de entrada de 75.000 euros por empresa. El pasado 14 de mayo expiró el plazo para presentar candidaturas y solo acabaron presentándose Criteria y el RACC, que recibieron este lunes mismo la confirmación oficial de la aceptación de su propuesta, según ha podido confirmar EL PAÍS. El pleno de la Cámara de Comercio será informado sobre esa decisión en la reunión ordinaria que celebrarán el próximo miércoles, pero no tiene que ratificar la decisión.

En el futuro, la intención del actual equipo de gobierno es modificar el régimen interno de nuevo antes de las próximas elecciones y ampliar de nuevo el número de sillas de pago, si bien no se prevé alcanzar los 14 asientos del pasado.

Fuentes de Criteria señalaron este lunes que su regreso al pleno cameral es un acto de normalidad, ya que la Cámara de Comercio es una de las entidades fundadoras de La Caixa, y de hecho se reparte junto a otras instituciones una silla rotatoria en el patronato de la fundación bancaria. Al final del anterior mandato, el representante de Criteria, Josep Maria Coronas, había elevado el tono de sus intervenciones en el pleno y había sido muy crítico con determinados posicionamientos del equipo de Eines del País, como por ejemplo cuando decidió someter en 2022 a votación del pleno el aval al Consell de la República, el movimiento político fundado por el expresident Carles Puigdemont.

En aquel mandato saltaron chispas desde el principio entre la dirección de la Cambra y el gran empresariado. Las doce sillas de plata las ocuparon Banco Sabadell, Banco Mediolanum, CaixaBank, Criteria Caixa, Deloitte, el Gremio de Hoteles de Barcelona, Indra, PwC, RACC, Damm, Agbar, Naturgy, Catalonia Hotels y Abertis. Las tres últimas anunciaron el abandono de la institución en 2021, aduciendo diferentes motivos, aunque todos los empresarios expresaban la ruptura entre el empresariado tradicional y el que representaba la institución, donde predominaba la pequeña empresa.

La reincorporación de Criteria y RACC coincide con una época de deshielo político en Cataluña tras los últimos años del procés y justo cuando el PSC intenta entablar negociaciones para formar gobierno en Cataluña, tras haberse impuesto en los comicios autonómicos del pasado 12 de mayo. La gran incógnita de esa transición hacia la normalización es si supondrá la reversión del multitudinario traslado de sedes que miles de sociedades realizaron en otoño de 2017. Muchas de ellas figuraban entre las ocupantes de las sillas de plata de la Cambra, que anteriormente había tenido una vicepresidencia en la Cámara de Comercio de España que desde 2022 ya no ostenta.

Los nuevos recursos aportados por las dos empresas servirán para aliviar las cuentas de la Cámara de Comercio de Barcelona, que han acumulado unas pérdidas de alrededor de cuatro millones de euros en los últimos cuatro años, periodo difícil de valorar por los esfuerzos que se tuvieron que hacer para ayudar a las empresas en plena crisis económica vinculada con la pandemia. El pasado ejercicio concluyó con unos números rojos de 2,5 millones de euros.

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