Vodafone se desangra pese a la compra por Zegona: cede 600.000 clientes a sus rivales en 2023
El fondo de inversión exige a Bruselas que le traspase clientes ‘expropiados’ de Orange y MásMóvil para autorizar la fusión
Vodafone sigue su imparable declive comercial. La compra de la operadora por Zegona por 5.000 millones de euros, anunciada el pasado mes de septiembre, no solo no ha resultado un revulsivo, sino que ha empeorado sus expectativas de recuperación. La filial española de Vodafone perdió 598.000 clientes en 2023 a manos de sus rivales por el procedimiento de la portabilidad, que permite a cualquier usuario cambiarse de compañía de forma gratuita, conservan...
Vodafone sigue su imparable declive comercial. La compra de la operadora por Zegona por 5.000 millones de euros, anunciada el pasado mes de septiembre, no solo no ha resultado un revulsivo, sino que ha empeorado sus expectativas de recuperación. La filial española de Vodafone perdió 598.000 clientes en 2023 a manos de sus rivales por el procedimiento de la portabilidad, que permite a cualquier usuario cambiarse de compañía de forma gratuita, conservando el número. La firma británica fue, con diferencia, la que peor comportamiento tuvo este ejercicio: Movistar perdió 273.000 líneas y Orange cedió 185.000. En el lado de los ganadores, destaca un año más el operador rumano Digi, que arrebató 766.000 clientes a sus competidores. MásMóvil aguantó el tipo, con 57.000 líneas portadas a su favor, según cifras provisionales a las que ha tenido acceso EL PAÍS, pendiente de la auditoría de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Ante esta caída en picado de la cartera de clientes, Zegona ha protagonizado un movimiento inusitado en los últimos días, con la petición a Bruselas de que obligue a MásMóvil y Orange a traspasarle a Vodafone clientes minoristas (de fibra y móvil) y mayoristas para autorizar la fusión de ambas firmas. Una petición que no tiene casi ninguna posibilidad de prosperar porque, en la práctica, supondría una “expropiación” forzosa de la cartera de clientes de sus rivales y, lo que es más grave, vulneraría los derechos contractuales de los abonados de MásMóvil y Orange, y su derecho a elegir libremente con quien contratan sus servicios de telecomunicaciones, según fuentes de la operación.
La feroz competencia en el sector telco se agudizó en el año que acaba. La inflación sigue machacando a los hogares que, ante el alza de servicios y productos sobre los que no tienen ningún control como los alimentos o los carburantes, buscan reducir gastos en consumos básicos como el recibo del teléfono y la conexión a Internet. En esa propensión irrefrenable hacia el ahorro, Digi ha sido un ejercicio más el campeón del low cost. Sus tarifas imbatibles y sencillas, y su atención al cliente con personal propio (sin subcontratas como el resto de operadores), tanto de call center como de instalación, le permitieron arrebatar 476.500 líneas de móvil y 121.500 de fibra a sus competidores. Aunque lejos de este desempeño, también es meritorio el comportamiento de MásMóvil que, aunque solo ganó 1.000 líneas móviles, logró arrebatar 50.000 de conexión a Internet, las de más valor porque suelen estar asociadas a productos convergentes de fibra y móvil, con mayor gasto mensual.
Movistar sigue perdiendo fuelle y cuando se complete la fusión de Orange y MásMóvil dejará de ser el primer operador por número de clientes. La marca comercial de Telefónica perdió 56.500 líneas móviles y 216.500 de banda ancha en 2023, un dato preocupante este último porque su fortaleza comercial se basa precisamente en los clientes de más valor. Orange cedió 175.000 líneas móviles y apenas se dejó 1.000 conexiones de fibra.
Mala evolución desde octubre
Aunque por ley Zegona no puede interferir en la gestión de Vodafone hasta que no se materialice la adquisición, prevista en el primer trimestre de 2024, los mensajes que han lanzado desde el fondo sobre el nuevo giro comercial que pretenden dar a la compañía, más orientada a competir en el mercado low cost, no están dando los frutos deseados. “Lo más urgente es estar seguros de que el negocio vuelve a ser atractivo para el consumidor, porque lleva perdiendo clientes tres o cuatro años. Así que mi primera prioridad es que estos clientes vuelvan a la marca y a Lowi”, señalaba el presidente de Zegona, Eamonn O’Hare, en una reciente entrevista con El Mundo. El mensaje parece no haber calado. Al contrario, la fuga de clientes se ha acelerado desde que Zegona anunciara la compra. Vodafone ha perdido 200.000 líneas en los últimos tres meses del año, coincidiendo con la campaña navideña, la más activa, pese a las agresivas promociones comerciales protagonizadas por el operador de la coma blanca sobre fondo rojo.
En este contexto de abultada pérdida de abonados, Zegona no ha dudado en solicitar a la Comisión Europea que obligue a MásMóvil y Orange a cederle a Vodafone clientes tanto minoristas (hogares y empresas) como mayoristas (alquiler de red a otros operadores). Una petición inusual en este tipo de procesos, tanto en el plano formal como en la argumentación. Y es que la solicitud no acaba de encajar con la fase actual en la que se encuentra el proceso de fusión —el market test—, que se centra en pedir opinión a los diferentes actores del mercado para conocer qué le parecen los remedies (condiciones) acordados. En este caso, sobre el acuerdo al que han llegado MásMóvil con Orange con Digi para alquilarle la red móvil a precio ventajoso y venderle 60 megahercios (MHz) de espectro radioeléctrico.
Ha sido precisamente este acuerdo el que ha provocado la petición de Zegona, que reclama a Bruselas una compensación a la vista de que Digi saldrá reforzada tras la operación. Una exigencia que choca con el hecho de que, por un lado, la Comisión Europea ya ha dicho que la fusión no tendría relevancia sobre el mercado minorista y, en el caso mayorista, los remedies no pueden favorecer al tercer operador, como es el caso de Vodafone. Además, en el sector sorprende que Zegona pida este traspaso cuando Vodafone España no hizo ningún reclamo anteriormente a Bruselas. “Se trata de una petición a la desesperada, porque no tiene ningún viso de prosperar. Ni por el momento procesal en que se produce ni por el calado de la medida que, en la práctica, supondría una expropiación del activo más valioso que tiene una compañía de servicios como es su cartera de clientes”, señalan fuentes del sector.
La Comisión Europea ha fijado el próximo 15 de febrero como la fecha límite provisional para tomar una decisión sobre la fusión entre Orange y MásMóvil en España después de paralizar el proceso a finales del pasado julio.
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