María Jesús Montero, una hábil negociadora que asciende a vicepresidenta para una legislatura compleja

La ministra de Hacienda se ha convertido en una de las personas de más confianza del presidente. Es vicesecretaria general del PSOE y ha participado en todas las conversaciones para sacar adelante la investidura

La ministra socialista María Jesús Montero, fotografiada en su despacho de la sede del PSOE de la calle Ferraz de Madrid, en junio.Claudio Alvarez

Hija de profesores, médica, consejera de Salud en Andalucía y después de Hacienda, ministra del departamento que tiene las llaves de los caudales públicos desde el primer Gobierno de Pedro Sánchez, portavoz del Ejecutivo entre 2020 y 2021 y ahora vicepresidenta cuarta. María Jesús Montero (Sevilla, 57 años) ha ocupado muchos cargos y tiene distintas facetas, todas ellas marcadas por una personalidad enérgica y un carácter muy político: con una fuerte cultura de partido, en 2022 fue nombrada número dos del PS...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hija de profesores, médica, consejera de Salud en Andalucía y después de Hacienda, ministra del departamento que tiene las llaves de los caudales públicos desde el primer Gobierno de Pedro Sánchez, portavoz del Ejecutivo entre 2020 y 2021 y ahora vicepresidenta cuarta. María Jesús Montero (Sevilla, 57 años) ha ocupado muchos cargos y tiene distintas facetas, todas ellas marcadas por una personalidad enérgica y un carácter muy político: con una fuerte cultura de partido, en 2022 fue nombrada número dos del PSOE, al ser elegida vicesecretaria general de la formación. Hábil negociadora, ha participado en el diseño de todos los acuerdos con los partidos que han dado el sí en la reciente investidura de Sánchez, del cual se ha convertido en una de las personas de más confianza. También fue la artífice de sacar adelante tres Presupuestos del Estado durante la pasada legislatura en un contexto difícil.

Después de Elena Salgado (que a la vez ocupaba el cargo de Economía), Montero ha sido la primera mujer en liderar el Ministerio de Hacienda. Durante un año medio, en lo más duro de la pandemia, ha sido una de las caras más visibles del Gobierno. En ese periodo convulso, en que ocupaba la portavocía del Ejecutivo, ha negociado y sacado adelante los primeros Presupuestos Generales del Estado desde la época de Mariano Rajoy —las cuentas del PP de 2018 se prorrogaron durante tres años, hasta 2021—. Esos Presupuestos fueron los más expansivos aprobados hasta entonces, al incorporar los fondos europeos y estar diseñados para dar respuesta a los rotos causados por la crisis sanitaria.

Su pasión por la política viene de lejos. Con tan solo 14 años, empezó a militar en Acción Católica, asociación religiosa, pero de espíritu progresista. Cuenta que entonces conoció en su barrio, Triana, a un sacerdote comunista cuyas enseñanzas y valores dejaron huella en su vida personal y política posterior. También la marcó el libro de Alfonso Comín Cristianos en el partido, comunistas en la iglesia, en el que encontró una respuesta a esa dualidad entre la religión, con su entorno conservador, y el ser de izquierdas. “Me preocupa mucho que los políticos en vez de ayudar a los ciudadanos nos convirtamos en un problema”, dijo en una entrevista a EL PAÍS.

Estudió Medicina y Cirugía en la Universidad de Sevilla, pero casi nunca ejerció la profesión de médica. Trabajó sobre todo como gestora de hospitales, como el Virgen del Rocío de Sevilla. En 2002 fue su verdadero debut en la política. El entonces presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Manuel Chaves, la llamó para que formara parte de su equipo. Empezó por la Consejería de Salud y más adelante, a partir de 2013, se puso al frente del departamento autonómico de Hacienda y Administración pública.

Ya desde las bancadas de la política regional destacó por su temperamento y destreza política. En 2018 dio el salto al panorama nacional en el primer Gobierno de Pedro Sánchez como ministra de Hacienda, cargo que sigue ocupando y al que después se incorporó también la cartera de Función Pública. Desde entonces ha aprobado tres Presupuestos Generales del Estado (2021, 2022, 2023), pese a la complicada aritmética parlamentaria, ha convocado una comisión de expertos que ha elaborado un libro blanco para la reforma fiscal y ha sido una pieza crucial en alcanzar los acuerdos necesarios para alumbrar la nueva legislatura.

Progresista en materia fiscal y defensora de que aporte más quien más tiene, pero con un ojo siempre puesto en la sostenibilidad de las cuentas, ha tenido en ocasiones que frenar las propuestas que le llegaban de los socios de coalición, con los que sin embargo ha llegado a pactos para diseñar tres Presupuestos. En estos cuatro años se ha dejado, sin embargo, varios asuntos importantes en el tintero a los que ha prometido dar solución durante este mandato. Por un lado, abordar una reforma fiscal integral, que se quedó en papel mojado en medio de la pandemia y la crisis generada por la guerra en Ucrania, y por el otro renovar la financiación autonómica, el gran rompecabezas de la política territorial que lleva casi una década a la espera de una respuesta. El escenario no es el más favorable, con un Parlamento fragmentado y la mayoría de los gobiernos regionales en manos de la oposición, obstáculos que, con toda previsión, intentará sortear con sus dotes de hábil negociadora.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En