Atento, excluida de cotización en la Bolsa de Nueva York

La que fue una valiosa final de Telefónica se despide del mercado sin apenas valor alguno mientras avanza en su reestructuración

La Bolsa de Nueva York, en una imagen de archivo.Brendan McDermid (REUTERS)

Atento ha puesto el punto final a su triste historia en la Bolsa de Nueva York. La compañía ha registrado este mes ante la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC) la comunicación de que deja de cotizar. La Bolsa decidió apartarla del mercado el pasado 21 de julio por tener una capitalización bursátil de menos de 15 millones de dólares durante 30 días consecutivo...

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Atento ha puesto el punto final a su triste historia en la Bolsa de Nueva York. La compañía ha registrado este mes ante la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC) la comunicación de que deja de cotizar. La Bolsa decidió apartarla del mercado el pasado 21 de julio por tener una capitalización bursátil de menos de 15 millones de dólares durante 30 días consecutivos. Atento ha preferido no recurrir y se despide del mercado sin apenas valor alguno mientras avanza en su plan de reestructuración.

La exclusión no ha sido una sorpresa. El plan de reestructuración de la empresa, comunicado a principios de julio, contemplaba la extinción de las acciones en circulación. Eso provocó un desplome inmediato de la cotización en Bolsa, hasta 0,57 dólares, que aún se antojaba un precio excesivo. Tras la exclusión, en las operaciones fuera de mercado ha llegado a cotizar a solo 0,05 dólares. Y ni siquiera eso valen unas acciones que van a desaparecer.

El que fue el negocio de atención al cliente de Telefónica salió a Bolsa en 2014 valorado en unos 1.100 millones de dólares (más de 1.000 millones de euros) se ha visto ahogada por las deudas y su capital se ha volatilizado. “La exclusión de cotización solo afectará a las acciones de Atento S.A. a nivel de sociedad holding, por lo que no afectará a las operaciones comerciales”, explica la empresa.

La exclusión forma parte del plan integral de reestructuración financiera para sanear el balance de Atento, establecido en el acuerdo suscrito por Atento y algunos de sus accionistas y acreedores. Se espera que la reestructuración lleve a la compañía a una ratio de apalancamiento de deuda neta de aproximadamente una vez el resultado bruto de explotación o inferior.

El plan preveía una financiación intermedia antes de una reestructuración integral para optimizar la eficiencia financiera y operativa. La compañía ha anunciado este mes la captación de 17 millones de dólares a través de la emisión de pagarés nuevos con vencimiento en 2025. La financiación de ese tramo, originalmente prevista de 10 millones de dólares, se incrementó en 7 millones por el interés de los acreedores existentes en participar en la transacción. Esto eleva el total de la financiación provisional comprometida a los 37 millones de dólares previstos inicialmente.

Atento tiene el apoyo a su plan de reestructuración de titulares del 52% de sus bonos que vencen en 2026, y mantiene conversaciones con otros tenedores para lograr un mayor respaldo y amarrar la futura financiación.

“Atento sigue centrándose en la ejecución de su plan de transformación, incluyendo la expansión geográfica y el desarrollo de nuevas capacidades de inteligencia artificial, ya que sigue en camino de cumplir los hitos clave en virtud del acuerdo hacia la implementación de la reestructuración”, indica la empresa.

Ese futuro, al menos a corto y medio plazo, estará fuera de la Bolsa, donde siempre la ha ido mal. Telefónica fracasó en su intento de sacar a cotizar a su filial en España en 2011 ante la baja demanda en una operación diseñada con una valoración de hasta 1.500 millones de euros. La compañía que presidía entonces César Alierta acabó vendiendo la filial en octubre de 2012 a Bain Capital con una valoración de los activos de 1.051 millones. La firma de inversión decidió sacar Atento a cotizar en Wall Street y, tras una considerable rebaja de precio, la colocó en la Bolsa de Nueva York en 2014. Empezó con mal pie y cayó con fuerza en las primeras sesiones. Desde ahí, la cosa no ha hecho más que empeorar.

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