La eurozona comenzó 2023 estancada y no en recesión, tras una revisión estadística

La actividad del área monetaria se quedó en el 0% en el primer trimestre del año

Un trabajador de una factoría de acero en Alemania, en noviembre de 2022.Wolfgang Rattay (REUTERS)

Si la zona euro entraba o no en recesión entre finales del año pasado y comienzos de este, era algo que se iba a dilucidar por décimas, advertían los economistas. Lo que no sabían es que iba a precisar de varias foto finish que iban a modificar el resultado inicial e, incluso, el medio. Los datos que ha divulgado Eurostat este jueves revisan la última publicación, con un cambio en el resultado: la oficina estadíst...

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Si la zona euro entraba o no en recesión entre finales del año pasado y comienzos de este, era algo que se iba a dilucidar por décimas, advertían los economistas. Lo que no sabían es que iba a precisar de varias foto finish que iban a modificar el resultado inicial e, incluso, el medio. Los datos que ha divulgado Eurostat este jueves revisan la última publicación, con un cambio en el resultado: la oficina estadística europea calcula que en el primer trimestre del año la economía de la eurozona se estancó: ni creció ni cayó, quedó en 0%. Eso supone que no ha habido recesión, como se concluía de una revisión anterior.

Para llegar a aquella conclusión, ya hizo falta otra corrección en el dato previamente divulgado. Aunque esa revisión correspondió al último trimestre del año anterior, que en principio pareció haber sido positivo por décimas y luego fue negativo (-0,1%), un número que se ha mantenido este viernes.

Una recesión técnica implica una caída de la actividad durante dos trimestres consecutivos. Eso es lo que había pasado con los números estimados el pasado junio, que ahora han sido rectificados a la luz de cifras más consolidadas. Visto lo inestable de los datos y que la recesión se está jugando por una décima arriba o abajo, parece lógico pensar que todavía es pronto para saber definitivamente su hubo una ligera recesión entre el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023.

Lo que sí puede afirmarse es que la crisis energética y su impacto sobre el conjunto de los precios han frenado en seco la vigorosa salida de la recesión que trajo la pandemia. La economía no ha llegado a descarrilar, pero sí que ha quedado estancada.

No obstante, su impacto socioeconómico ha sido menor del que podía esperarse. El despliegue de medidas extraordinarias que ayudaran a los hogares y las empresas a sobrellevar la factura energética ha amortiguado el impacto. Además, los mercados laborales han sido muy resistentes y, de hecho, la tasa de paro en la zona euro y en el conjunto de la Unión Europea está en cifras históricamente bajas.

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