Así ha cambiado la economía española en la democracia: la banca duplica su aportación y la agricultura retrocede
Un informe del Consejo General de Economistas destaca que las finanzas y la industria automovilística son los sectores que más han incrementado su valor agregado bruto desde 1980
Las finanzas, el sector del automóvil y los servicios son los sectores que más han incrementado el valor conjunto de sus servicios desde 1980. El sector primario y la industria alimentaria, los que más dinamismo han perdido. Así lo recoge el informe +45 años de Evolución de los Principales Sectores de la Economía Española, realizado por el Consejo General de Economistas y la Cámara de Comercio. El sector financiero, con un incremento relativo del valor agregado bruto (VAB) del 161,2%, y la automoción, con un cre...
Las finanzas, el sector del automóvil y los servicios son los sectores que más han incrementado el valor conjunto de sus servicios desde 1980. El sector primario y la industria alimentaria, los que más dinamismo han perdido. Así lo recoge el informe +45 años de Evolución de los Principales Sectores de la Economía Española, realizado por el Consejo General de Economistas y la Cámara de Comercio. El sector financiero, con un incremento relativo del valor agregado bruto (VAB) del 161,2%, y la automoción, con un crecimiento del 77,2%, son los sectores que más han aumentado su protagonismo en la economía española entre 1980 y 2018.
El VAB mide el valor total creado por un sector, es decir, el valor del conjunto de bienes y servicios que se producen durante un periodo de tiempo dado. En este sentido, los que más han perdido son la agricultura y la industria agroalimentaria, que disminuyen su cuota en cerca de un 42% y un 39%, respectivamente. En promedio, los sectores que más valor añadido han aportado a la economía española en los 38 años transcurridos de 1980 a 2018 han sido la construcción y el sector industrial, que representan en ambos casos más del 17% del VAB del periodo. Y también el comercio sobrepasa el 10%. Pese a la progresión espectacular de las finanzas y el sector de automóvil, estos aportaron en promedio un 1,5% y un 4,37%, respectivamente.
“Se ha producido una terciarización de la economía española”, apuntaba este jueves José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio. Bonet ha puesto en valor el “gran salto” de la economía española en las últimas décadas: “El PIB per cápita en 1975 era de 1.000 euros, el de 2022 alcanzó 27.870. En 1975 trabajaban en España 13 millones de personas, ahora más de 20 millones. El gasto social ha pasado del 11% al 28% del PIB”, concluyó.
La terciarización indica “que las ramas de servicios han adquirido mayor peso dentro del VAB y el empleo del país, en detrimento de la industria y la agricultura”, señala el documento. El protagonismo de los servicios es una dinámica que se da en todas las economías desarrolladas de Europa, aunque es uno de los sectores que más sufre la temporalidad y la precarización. En España, representa el 70% del PIB y entre 2019 y 2022 vio crecer la contratación en 635.000 personas, un 4,23% al alza. Los datos muestran que el número de personas en el sector servicios —sin contar turismo o servicios financieros— fue el que más aumentó, con un incremento del 99,48% en 2020 respecto de 1995, es decir, casi el doble.
La internacionalización pendiente
La presentación del informe también ha puesto el foco sobre lo que queda por hacer. El presidente de la Cámara destacó que la tarea pendiente de España es la internacionalización, ya que el tejido empresarial se compone principalmente de pymes. “Las grandes empresas ya han saltado al terreno internacional [...] pero no es suficiente, faltan las pequeñas y medianas”. Sobre esto, Bonet citó la importancia de los fondos europeos y de la digitalización para impulsar las exportaciones, cuyo peso en el PIB ha pasado del 11,3%, hace medio siglo, al 41% actual.
El empuje del sector financiero y la automoción se debe, según el documento, “a una mayor eficiencia en la producción”. Para el ámbito de las finanzas, uno de los principales motores es “la creciente competencia en el mercado, circunstancias que han repercutido en un abaratamiento gradual de las primas en beneficio del cliente”, lo que ha permitido ampliar su volumen de negocio.
En el caso de la automoción, el gran impulso de la industria se produjo entre finales de los años sesenta y la primera década del siglo XXI, cuando alcanzó su máximo de producción. En los últimos 20 años este sector ha mantenido una progresión desigual, aunque el parón en la actividad durante la pandemia y la crisis de los semiconductores han hecho caer sus números. En concreto, solo entre 2019 y 2020, cayó un 19%. Uno de los indicadores que ayuda a ponderar su aumento de protagonismo en el PIB nacional es la facturación, que pasó de poco menos de 5.000 millones en los ochenta a 32.000 millones en 2021. Su máximo fue en 2018, cuando llegó a los 37.170 millones.
Los que pierden velocidad de crucero son la agricultura y la industria agroalimentaria. Pero para Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio, “la caída en estos sectores no significa que produzcan menos, sino que han perdido dinamismo”. Ambos son sectores con mucho protagonismo histórico en el desarrollo nacional, pero el envejecimiento de la población activa, la falta de relevo y el trasvase hacia otros sectores son las causas que cita el estudio para justificar su retroceso.
En cuanto a la industria agroalimentaria, en los últimos 38 años aportó un valor añadido bruto del 6,6%, además, a principios de los noventa llegó a ser a la rama de actividad más importante dentro de la estructura sectorial de la industria española. Su participación en el PIB en 1990 superaba el 22%, empleando a 400.000 personas, lo que representaba un 14% del empleo industrial. Pero su expansión se frenó en la Gran Recesión de 2008 y ha continuado, un hecho que ha comprometido su progresión.
Datos tras la pandemia
En lo que se refiere a datos actualizados a cierre de 2022 respecto a 2019, el sector primario agregado (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca) ha sido el único que ha incrementado su PIB sectorial. Menos afectado por la crisis del coronavirus, ya que fue uno de los pocos que siguió operando. Por el contrario, el sector industrial y el de servicios no habían recuperado en 2022 aún los niveles de PIB previos a la pandemia.
En cuanto al mercado laboral, muestra que el empleo cayó un 14% en 2022 respecto a 2019 en el sector de agricultura, mientras que aumentó un 4,23% el número de empleados en el bloque de resto de servicios tras la pandemia.
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