Una mejora económica poco explicada
El gasto social es visto cada vez más como un motor de la economía
Todas las instituciones públicas y privadas han mejorado las expectativas de la economía española en los últimos días. La Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, el Banco de España y BBVA han revisado al alza la previsión de crecimiento para 2023. Las previsiones de “consenso” de Funcas, que recogen la media de 18 instituciones, pronostican un incremento de la actividad hasta el 1,7%, dos décimas más. Se van acercando al ...
Todas las instituciones públicas y privadas han mejorado las expectativas de la economía española en los últimos días. La Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, el Banco de España y BBVA han revisado al alza la previsión de crecimiento para 2023. Las previsiones de “consenso” de Funcas, que recogen la media de 18 instituciones, pronostican un incremento de la actividad hasta el 1,7%, dos décimas más. Se van acercando al objetivo del Gobierno del 2,1%.
Sorprende, no obstante, las escasas explicaciones de los expertos sobre las causas de esta mejoría. Algunos la atribuyen a un significativo aumento del turismo exterior. De ser así, no sería un regalo caído del cielo, sino resultado de la gestión empresarial en un mercado muy competitivo y unas determinadas políticas.
Al mismo tiempo, han arreciado las críticas de algunas instituciones por considerar excesiva la subida de las pensiones. Se trata del gasto público más relevante, principal factor de transferencias de renta y reductor de desigualdades. Las agencias de calificación, Moody’s, S&P y Fitch han alertado una vez más de los riesgos para las finanzas públicas por el aumento del gasto en pensiones, los costes sanitarios y de los tipos de interés. El análisis social no se puede reducir a una simplista cuantificación del gasto.
Sistemáticamente se ignora que el mayor gasto en pensiones es consecuencia directa del alargamiento de la edad de vida derivado de los avances científicos. Parece que los logros de la ciencia están reñidos con su aplicación práctica.
Quizá las dos realidades (mejor crecimiento y más gasto social) estén más relacionadas de lo que parece. El economista Michael Pettis y el periodista Matthew C. Klein reflexionan en Las guerras comerciales son guerras de clase (Capitán Swing, 2023) sobre la importancia del consumo doméstico y la reducción de las desigualdades para la mejora de la economía. Consideran que “las sociedades no tienen éxito a costa de otros” y que “la prosperidad no es un recurso escaso, porque un aumento del consumo favorece más producción en un círculo virtuoso”.
Los autores recuerdan que el renacimiento de China no significó la desposesión de la clase media estadounidense. Tampoco la integración de la Europa del Este en Occidente suponía obligatoriamente que los trabajadores de Francia, Alemania o Italia tuviesen que experimentar menores salarios o más desempleo. En su opinión, los problemas fueron “consecuencia de elecciones tomadas en todo el mundo por parte de los ricos, de las empresas que controlan y de los líderes políticos en los que influyen”.
En este país, la mejor decisión del Gobierno ha sido pegarse a las políticas europeas que han empezado a sustituir la ruinosa austeridad de la década anterior por el endeudamiento común en apoyo de los más necesitados. Pettis y Klein abogan por profundizar en esta dirección: “Federalizar la política fiscal europea tanto como sea posible”. Para que la nueva hacienda única del euro asuma gastos como seguro de desempleo y pensiones. El gasto social es visto cada vez más como un motor de la economía.
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