La economía de la zona euro desaceleró más de lo previsto al cierre del año

El crecimiento se estancó en los Diecinueve en el último trimestre de 2022

Cadena de montaje de coches en la fábrica de Volkswagen en Zwickau, Alemania.Jens Schlueter (Getty Images)

El cierre del año 2022 dejó un sabor más amargo de lo previsto en la zona euro. Según datos publicados este miércoles por Eurostat, la economía de los Diecinueve se estancó en el último trimestre, frente a los cálculos iniciales que apuntaban a un crecimiento de una décima. La actividad se vio lastrada por el mal comportamiento del consumo de los hogares y la caída de la inversión empresarial. El aumento del gasto público, las mayores exportaciones y el crecimiento de los inventarios no fueron suficientes para llevar el PIB a terreno positivo.

La cifra supone ahondar en la ralentización...

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El cierre del año 2022 dejó un sabor más amargo de lo previsto en la zona euro. Según datos publicados este miércoles por Eurostat, la economía de los Diecinueve se estancó en el último trimestre, frente a los cálculos iniciales que apuntaban a un crecimiento de una décima. La actividad se vio lastrada por el mal comportamiento del consumo de los hogares y la caída de la inversión empresarial. El aumento del gasto público, las mayores exportaciones y el crecimiento de los inventarios no fueron suficientes para llevar el PIB a terreno positivo.

La cifra supone ahondar en la ralentización que ya se percibió en el tercer trimestre, cuando la economía europea rebajó su ritmo de crucero desde las nueve a las cuatro décimas de avance. Ahora, se sitúa en tierra de nadie con el peor registro desde el primer trimestre de 2021. Y la brusca caída de las importaciones, aunque favorable de cara a la estadística de la balanza comercial, es una clara señal de la pérdida de dinamismo, si bien el Banco Central Europeo no cree de momento que los socios del euro se encaminen hacia la recesión, y augura un ligero crecimiento en el primer trimestre de 2023.

Derrumbe irlandés

La revisión a la baja ganó enteros hace unos días, cuando el PIB de Irlanda —uno de los más volátiles de la UE por la alta presencia de multinacionales tecnológicas que han establecido allí filiales para aligerar su factura fiscal— fue severamente corregido desde el 3,5% de avance esperado hasta solo el 0,3%. Toda una sorpresa dado que los retoques en la mayoría de países no suelen pasar de una o dos décimas. Una vez conocido el derrumbe irlandés a cotas más normales, la lista de los países que más crecieron la encabezan Grecia (1,4%), Malta (1,2%) y Chipre (1,1%). Y en el furgón de cola están Finlandia (-0,6%), Estonia (-1,6%) y Polonia (-2,4%). España se colocó ligeramente por encima de la media, con un crecimiento de dos décimas.

En 2022, la economía creció un 3,5% tanto en la zona euro como en la Unión Europea. Y si la comparación retrocede al último trimestre de 2019, el último completo antes del comienzo de la pandemia, la actividad mejoró un 2,4% en los Diecinueve y un 2,8% en el conjunto de la UE. En ambos casos, la cifra está muy por debajo del 5,1% de Estados Unidos, que también creció más en el último trimestre de 2022 (siete décimas).

Para este año, la reapertura de la economía china, unida al despliegue del plan de recuperación comunitario, daba motivos para el optimismo ante una posible reactivación de la demanda, pero las dificultades para hacer retroceder la inflación, y las consiguientes subidas de tipos de interés que está provocando a ambos lados del Atlántico, han elevado en las últimas semanas la incertidumbre acerca del comportamiento de la economía.


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