El impuesto a la banca se comerá la mitad de sus ingresos ‘extra’ por la subida de tipos

Las seis entidades cotizadas ganarán 2.900 millones más cuando el precio del dinero sea del 1%, de los que deberán destinar 1.400 millones para el Estado

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, atiende a los medios de comunicación durante su visita al Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (Cádiz), este jueves.Nacho Frade (Europa Press)

El Gobierno está dispuesto a que la banca asuma una parte de la factura de la actual escalada inflacionista. El Ejecutivo de Pedro Sánchez impondrá a partir de 2023 un gravamen temporal a las entidades financieras, escudándose en los ingresos extraordinarios que estas corporaciones obtendrán de la subida de tipos de interés que ha empezado a realizar ya el Banco Central Europeo (BCE). Fráncfort por ahora ha aumentado el precio del dinero hasta el 0,5% y llevar...

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El Gobierno está dispuesto a que la banca asuma una parte de la factura de la actual escalada inflacionista. El Ejecutivo de Pedro Sánchez impondrá a partir de 2023 un gravamen temporal a las entidades financieras, escudándose en los ingresos extraordinarios que estas corporaciones obtendrán de la subida de tipos de interés que ha empezado a realizar ya el Banco Central Europeo (BCE). Fráncfort por ahora ha aumentado el precio del dinero hasta el 0,5% y llevará a cabo otro movimiento en septiembre. Los mercados dan por hecho que a finales de año los tipos habrán alcanzado con creces el 1%. Y eso se trasladará a las cuentas de los bancos. Las seis grandes entidades cotizadas (Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell, Bankinter y Unicaja) estiman que su negocio financiero crecerá en 2.900 millones de euros cuando los tipos alcancen esa cota. Sin embargo, el impuesto se comerá 1.400 millones, casi la mitad de esos ingresos extra.

Cada crisis tiene vencedores y perdedores. Y el Gobierno ve a la banca y a las grandes energéticas como los ganadores en el actual contexto, por lo que quiere que sufraguen parte del aumento del gasto público que suponen las medidas para paliar los efectos de la inflación en el bolsillo del ciudadano. En concreto, cree que las entidades financieras se benefician de una subida de tipos precipitada por el alza de los precios de la energía. La banca no lo ve así: ahora se beneficiará de esas subidas, pero la situación extraordinaria eran los últimos ocho años de tipos negativos, que golpeaban a su rentabilidad.

Todas las entidades protestaron cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un impuesto extraordinario para las energéticas y la banca en el debate sobre el estado de la nación. La banca se quejó de que no hubiera calibrado el efecto en los mercados que tenía hacer ese anuncio de forma sorpresiva —el valor bursátil de los seis bancos cotizados cayó casi 9.000 millones en tres jornadas—. Y segundo, consideraron que la justificación del tributo —el alza de los tipos— era vaga. Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research, explica que las subidas de tipos de interés, en general, benefician a la banca. Aunque con matices, porque puede poner a algunos clientes en dificultades para devolver sus deudas. “El problema llega si las alzas son excesivas y ralentiza o deteriora la demanda de crédito. Entonces, aunque mejoren en el margen, pierden en el volumen. Y luego está la morosidad, que también aumentará”.

El BCE viró su política monetaria en julio con una primera subida de 50 puntos básicos (por encima de lo comunicado en junio). Y para septiembre tiene fijada una nueva alza. En total, el mercado prevé al menos una subida de un punto en el año —podría llegar a ser incluso de 150 puntos básicos— que supondrá una bocanada de aire para las cuentas de los bancos, aunque fuentes financieras inciden en que este efecto no se verá hasta 12 meses después. El motivo es que parte de los préstamos se actualizan una vez al año, por lo que se demorará ese tiempo hasta que el total de los créditos a tipo variable (por ejemplo, la mayoría de las hipotecas) se adecúen al nuevo precio del dinero.

Para algunas corporaciones, el impuesto ya se come el incremento en los márgenes de interés que puedan experimentar en julio. Ejemplo de ello es el BBVA, que estima que el nuevo tributo le supondrá un desembolso de unos 250 millones anuales. En su caso, con el alza de 50 puntos básicos del BCE en julio, verá crecer su margen de intereses en una cifra similar. Lo comido por lo servido. Pero los analistas dan por hecho que los tipos llegarán al 1% a finales de año. Y, según los cálculos de este periódico, el impuesto se comerá la mitad de ese incremento del margen.

Para realizar este cálculo, se debe tener en cuenta que el nuevo tributo cuenta con un tipo impositivo del 4,8% sobre el margen de intereses y las comisiones netas de los bancos en España (se prevé una recaudación de 3.000 millones en dos años). El primer concepto, el margen de intereses, recoge la diferencia entre los ingresos financieros por los créditos y préstamos, por ejemplo, y los costes de los intereses que paga el banco por los recursos que necesita para financiar ese activo. Las comisiones netas, por su parte, reflejan la diferencia entre lo que cobra la entidad por la prestación de sus servicios y lo que paga por otros servicios que recibe.

Otro factor relevante es la previsión de aumento de sus márgenes. En la última ronda de resultados, los bancos españoles cotizados han explicado en su mayoría la sensibilidad a una subida de 100 puntos básicos a 12 meses vista. Por ejemplo, el Santander la cifraba en 751 millones y el BBVA entre un 15% y un 20% (entre 435 y 580 millones). Así, conociendo el repunte estimado al alza de tipos, se puede calcular el incremento esperado para cada entidad. Y de ahí, en caso de que se mantenga el ritmo de la actividad bancaria y el volumen de comisiones netas, se puede aproximar la cifra que les va a costar el impuesto.

Entre estos datos que facilitan los bancos se vislumbran asimismo diferencias notables en el ritmo de aumento de sus márgenes. Esto se explica por el tipo de negocio que tengan y al volumen de crédito vinculado al precio del dinero. Y esta divergencia, a la postre, hará más débiles a unos bancos frente a otros: los que tengan una sensibilidad muy baja no les será suficiente con una subida de tipos de 50 puntos básicos para hacer frente al gravamen. Esto se ve con el Sabadell, que se prevé que pague más por el nuevo tributo el primer año de lo que le generará el alza de tipos. Aunque fuentes de la entidad avanzan que la mejora de sus ingresos repuntará con más fuerza a los 24 meses.

Bruselas, e incluso más recientemente el secretario general de la ONU, han respaldado el impuesto a los beneficios excesivos de las energéticas. El Gobierno cree que también la banca debe arrimar el hombro. “Es de sentido común que energéticas y bancos tengan un gravamen por los beneficios extraordinarios que pueden percibir en esta situación”, ha venido justificando en las últimas semanas Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos. “Los bancos se ven relativamente poco afectados por el alza de las materias primas y los costes energéticos. Eso singulariza al sector financiero con respecto al resto de la economía”, agregan fuentes gubernamentales.

Pese a ello, varios expertos consideran que el entorno de subida de tipos actual no supone un ingreso extraordinario como sí ocurre con las energéticas. “No veo razonable el impuesto porque no hay beneficios extraordinarios en la banca por esta crisis. La excusa es la subida de tipos, que les da más margen, pero lo importante para el sector es la rentabilidad sobre recursos propios, que sigue por debajo del coste de capital. Lo extraordinario eran los tipos de interés tan bajos con la economía y la inflación como estaba”, argumenta Torralba.

Más recaudación de la prevista

El sector necesita que la subida de tipos continúe para que sus cuentas mejoren, a pesar de tener el sobrecoste del nuevo impuesto. Y el Estado, en este caso, va en el mismo barco. De hecho, las arcas públicas se beneficiarán igualmente de las alzas de tipos hasta incluso superar el nivel de recaudación previsto: a mayor precio del dinero, mayor volumen de margen de intereses y, por tanto, mayores ingresos por el gravamen.

En el contexto actual de alta inflación no se descarta que el alza de los tipos del BCE escale hasta los 150 puntos básicos en el año, como recuerda Torralba. De ser así, el Estado recaudará los 1.500 millones anuales previstos solo entre los seis bancos cotizados, a lo que habría que sumar unos 200 millones del resto de entidades (entre ellas está Kutxabank, Abanca o Ibercaja) que deberán tributar igualmente por este impuesto extraordinario. Es decir, se rebasaría en esa cantidad la recaudación estimada, cifra que irá en aumento cuanto más suban los tipos y más se refleje su empuje en los ingresos.

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