Un año de espera por la bicicleta: el estallido de la demanda coincide con la escasez de suministro
En 2021 se vendieron 1,5 millones de bicicletas en España, medio millón más que en 2018. Sin embargo, no hay suficientes existencias para atender la demanda de algunos modelos
Ramón Medina tiene 68 años y trabaja entre bicicletas desde que tenía 14. “Nunca había visto una demanda como la actual. Es una locura”, dice el propietario de Medina Bicicletas, en Barcelona. “Antes de la crisis de 2008 también se compraban muchas, pero lo de ahora es diferente. Es mucho más”. El momentum de la bicicleta impulsa el negocio de Medina, pero no tanto como le gustaría: ...
Ramón Medina tiene 68 años y trabaja entre bicicletas desde que tenía 14. “Nunca había visto una demanda como la actual. Es una locura”, dice el propietario de Medina Bicicletas, en Barcelona. “Antes de la crisis de 2008 también se compraban muchas, pero lo de ahora es diferente. Es mucho más”. El momentum de la bicicleta impulsa el negocio de Medina, pero no tanto como le gustaría: la crisis mundial de suministros lastra el mercado. Faltan cuadros, piñones y, sobre todo, baterías, entre otros componentes. “Hay un problema de stock. No hay suficientes bicicletas. Para algunos modelos no hay problema, pero hay otros que pedimos meses de espera al cliente”, explica Alejandro Burgos, trabajador de la tienda Doyoubike en Valencia. “Para algunos modelos son tres o cuatro meses, pero para otros llega a un año o más. Eso antes no pasaba nunca, perdías al cliente si le dabas ese plazo. Ahora no”, añade.
Jesús Freire, secretario general de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), explica que las compras llevan una década “muy positiva” por “los cambios de hábitos”. “Hay un mayor deseo de hacer deporte (la práctica deportiva ha crecido un 6% en los últimos cinco años), de llevar una vida saludable, de conseguir la independencia energética... El contexto es muy bueno”, añade. El empujón definitivo fue el confinamiento durante la pandemia de coronavirus. “El primer día que abrimos tras la cuarentena tenía a 40 personas haciendo cola en la puerta”, recuerda Medina. “Desde entonces”, continúa Freire, “hay un aceleramiento histórico. Hemos avanzado en dos años lo que antes avanzábamos en cinco”.
Los datos refrendan esta visión. En 2021 se vendieron 1,5 millones de bicicletas, medio millón más que en 2018, según datos de AMBE. Además, el número de ciclistas en zonas urbanas de España asciende a 10 millones, 700.000 más que antes de la pandemia, según el estudio La bicicleta y el patinete en tiempos de pandemia en las zonas urbanas españolas, realizado por la Red de Ciudades por la Bicicleta. Este fenómeno se da en varios países europeos, pero en España es especialmente reseñable porque parte de una cultura ciclista más débil. Según un estudio de Eco-Compteur, una empresa especializada en el conteo de peatones y ciclistas en entornos urbanos, el uso de la bicicleta ha crecido en España un 40% en el primer trimestre de 2022 respecto al mismo periodo de 2019, frente al 23% de la media europea.
El secretario general de la Confederación Europea de Industrias de la Bicicleta (CONEBI), Manuel Marsilio, apunta a otros motivos para entender el despegue de estos vehículos: “El crecimiento de las ebikes (bicicletas eléctricas) es clave, un fenómeno específico. Se debe a varias razones: cada vez más personas las utilizan para evitar atascos en distancias de 10 kilómetros o menos y la ciclologística [el uso de bicicletas para repartos]”. Un portavoz de Hummibikes, una red de tiendas, explica que los modelos eléctricos suponen el 80% de su facturación: “Ahora mismo es lo que más se vende”. Estas bicis son más caras: rondan los 2.800 euros de media, frente a los 832 de una de montaña. “Aún es pronto para saberlo y no estoy seguro”, continúa Marsilio, “pero creo que el elevado precio de los combustibles [por la invasión rusa de Ucrania] también puede estar favoreciendo la compra y el uso de bicicletas, sobre todo eléctricas”.
Problemas en el sector
Hasta aquí llega la parte dulce del escenario sobre dos ruedas. La otra cara, la agria, responde a problemas muy parecidos a los que sufren otras industrias. Rafael Sarro, de la tienda madrileña Calmera, habla de un “cuello de botella” que les condiciona desde el año pasado. “Es retraso tras retraso. La guerra en Ucrania seguro que influye, pero esto viene de antes. Este sector depende mucho de fábricas del mercado chino y, si paran, se para bastante. Estamos recibiendo pedidos que hicimos en 2020″, explica este trabajador, acostumbrado a rogar meses de paciencia a sus clientes. En esta tienda matizan que desde hace tres meses han notado “un cambio de tendencia; ya no hay la misma demanda que cuando estábamos recién salidos del confinamiento o mientras ha durado la pandemia”.
“El aluminio de las bicicletas que se producen en Europa se fabrica con materias primas rusas. En este contexto, eso se complica”, indica Marsilio, que aporta otros ejemplos de escasez que distorsionan el mercado: “Muchos cuadros de las bicicletas [la estructura metálica principal, el cuerpo] se fabrican en China, muy condicionada por los confinamientos, los cierres de puertos y la crisis de suministros. Los frenos hidráulicos, los piñones y las baterías también están muy conectadas con Asia”.
Marsilio asegura que la escasez es mayor en los modelos eléctricos (por la falta de baterías) y en los más avanzados, cuando el cliente pide unidades que no se producen en cadena o exigen modificaciones. “Los tiempos de espera se han alargado por estos problemas de suministro. Ahora vas a una tienda y no es como en el pasado, que cualquier nueva bici estaba disponible. Ahora hay modelos para los que tienes que esperar”, explica el secretario general de CONEBI. Freire es más optimista que Marsilio: “Creo que el mercado de bicicletas eléctricas ya se ha normalizado”. Burgos, de la tienda valenciana, asegura que este panorama está impulsando las reparaciones: “Como resulta complicado adquirir ciertas bicicletas, el negocio del taller va muy bien. Aunque es difícil conseguir hasta una nueva cadena”. Según los datos de AMBE, el precio medio de las bicis subió un 14% en 2021 respecto al año anterior, hasta situarse en 984 euros.
Una posible solución pasa por la elaboración propia, que repuntó en 2021, con 333.000 bicicletas fabricadas en España. Es un aumento sustancial respecto a 2019, cuando se produjeron 219.000 unidades. “Tenemos que seguir aumentando la producción nacional y europea. Aunque se da una paradoja: traes la fábrica a España para evitar problemas de abastecimiento, pero te encuentras con la subida de los costes energéticos”, explica Freire. “Las cadenas de suministro tienen que ser más cortas, más europeas. Creo que habrá más producción en Europa en el futuro. Las empresas han entendido que la dependencia de Asia es un problema”, completa Marsilio.
El responsable de la tienda de bicicletas de Barcelona está a punto de jubilarse. Medina cree que el negocio seguirá funcionando, pero para ello considera necesario “que lleguen más bicicletas”. Justo antes de atender a este periódico ha cerrado el pedido de una bici para enero del año que viene.