La AIE advierte de que el 60% de los vehículos deberán ser eléctricos en 2030 para cumplir con los objetivos climáticos
Las ventas globales de coches eléctricos representarán más del 20% en los próximos diez años, frente a cerca del 10% en 2021
El coche eléctrico se enfrenta a un escenario de malas y buenas noticias. Por un lado, la pandemia y la guerra en Ucrania están poniendo a prueba el abastecimiento de materias primas esenciales para la industria automotriz. Y la rotura de las cadenas globales de suministro y los retrasos en las entregas de vehículos eléctricos a los clientes están ralentizando el crecimiento de este negocio en algunos mercados. Por otro, los esfuerzos de las empresas y de los gobiernos —...
El coche eléctrico se enfrenta a un escenario de malas y buenas noticias. Por un lado, la pandemia y la guerra en Ucrania están poniendo a prueba el abastecimiento de materias primas esenciales para la industria automotriz. Y la rotura de las cadenas globales de suministro y los retrasos en las entregas de vehículos eléctricos a los clientes están ralentizando el crecimiento de este negocio en algunos mercados. Por otro, los esfuerzos de las empresas y de los gobiernos —el proyecto estratégico del coche eléctrico, entre otros— para electrificar el transporte brindan una oportunidad para la recuperación del sector. La cuestión de fondo es si esos esfuerzos son suficientes. Los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) dicen que las ventas de vehículos eléctricos en el mundo representarán más del 20% en 2030, frente a cerca del 10% el año pasado. Sin embargo, este resultado se sitúa muy lejos del 60% de cuota que estima necesaria para cumplir con el objetivo de cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO₂) fijado para mediados de siglo.
Con la recuperación pospandemia, las ventas globales de coches eléctricos se duplicaron en 2021 con respecto al año anterior y alcanzaron las 6,6 millones de unidades, según el informe anual sobre los vehículos eléctricos de la AIE publicado este lunes. A pesar de las tensiones en las cadenas de aprovisionamiento, este ritmo ha seguido aumentando con fuerza en 2022, con dos millones de coches más comercializados solo en el primer trimestre del año, un 75% más que en el mismo período del año pasado.
China ha recuperado el liderazgo mundial en este mercado, al triplicar las ventas hasta los 3,3 millones en 2021, la mitad del total mundial. Los automóviles eléctricos chinos suelen ser más pequeños que en otros países, lo que, junto a los costes de fabricación más bajos, ha reducido la diferencia de precios con los coches tradicionales, haciéndolos más atractivos. De hecho, los vehículos eléctricos en China resultan solo un 10% más caros que los convencionales, en comparación con una media de entre el 45% y el 50% en otros países.
Ese enorme diferencial está propiciando que las ventas de vehículos eléctricos sigan rezagadas en otras economías en desarrollo, donde la escasa oferta disponible es menos asequible para muchos consumidores. En Europa, sus ventas se incrementaron un 65%, hasta los 2,3 millones, muy lejos del reinado de Pekín. En la tercera posición aparece relegado Estados Unidos, que tras dos años de caídas duplicó las cifras de 2020, al registrar 630.000 matriculaciones.
Las cadenas de suministro siguen concentrándose en China, que produce un 75% de todas las baterías de iones de litio. El Viejo Continente, a pesar de ser responsable de más del 25% de la producción mundial de vehículos eléctricos, alberga solo una pequeña parte de los procesos de producción. Lo mismo ocurre con Estados Unidos, que con el 10% de la producción de vehículos eléctricos, ejerce un papel aún menor en la cadena de abastecimiento global de este mercado.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, considera que los récords de ventas abren la puerta a un futuro alentador, aunque invita a todos los actores del sector a no ser autocomplacientes. “Los políticos, los ejecutivos de la industria y los inversores deben estar muy atentos y ser ingeniosos para reducir los riesgos de interrupciones en el suministro y garantizar un abastecimiento sostenible de minerales críticos”, ha pedido. No en vano, los altos precios de los insumos esenciales para la fabricación de baterías representan la mayor amenaza para el crecimiento de las matriculaciones a corto plazo.
Las consecuencias de la ofensiva de Rusia en Ucrania y los confinamientos por la estrategia de cero covid en China aumentan los cuellos de botella y están obstaculizando la producción global. El precio del litio, un mineral crucial para las baterías de los automóviles, ha llegado a ser siete veces más alto este mayo que a principios de 2021, y los del cobalto y el níquel también se han disparado. Además, la guerra ha creado aún más presiones, ya que Rusia suministra el 20% del níquel empleado para la producción de baterías a nivel global, según los datos de la AIE. Si los precios de los metales se mantuvieran en estos niveles, las baterías podrían encarecerse en un 15% este año, lo que revertiría la tendencia de los últimos años, cuando se abarataron.
Al contrario de lo que sucede con los coches, las matriculaciones de camiones eléctricos no despegan. En 2021 representaron solo un 0,3% del total, una proporción que tendría que crecer hasta el 25% en 2030 para cumplir con el reto de cero emisiones en 2050. Hasta el momento, los camiones eléctricos circulan mayoritariamente en China, aunque Europa y Estados Unidos han anunciado planes para fomentar su uso. La AIE pide a todos los países una mayor planificación en la instalación de estaciones de carga eléctrica y una mayor inversión en la extracción de los minerales que se pueden agotar más rápidamente.