Sindicatos y empresarios rompen las negociaciones para acordar la subida de los salarios
Aunque las conversaciones se mantendrán en el futuro, los efectos de un hipotético pacto salarial no se aplicarán en 2022
Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo, sindicatos y empresarios han decidido suspender las negociaciones para definir una senda de crecimiento de los salarios para los próximos años con la que hacer frente a la elevada inflación. Las diferencias entre los agentes sociales sobre la incorporación de cláusulas que permitan incrementar los salarios de acuerdo con el IPC anual al comienzo de cada ejercicio han resultados claves para dar por concluida ...
Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo, sindicatos y empresarios han decidido suspender las negociaciones para definir una senda de crecimiento de los salarios para los próximos años con la que hacer frente a la elevada inflación. Las diferencias entre los agentes sociales sobre la incorporación de cláusulas que permitan incrementar los salarios de acuerdo con el IPC anual al comienzo de cada ejercicio han resultados claves para dar por concluida cualquier posibilidad de sellar un pacto que pueda tener efectos en 2022. Esta decisión, adoptada tras el nuevo fiasco del encuentro de este jueves, no implica que las conversaciones entre centrales y patronales sobre esta materia se hayan cancelado indefinidamente. Seguirán hablando en el futuro, pero las condiciones del hipotético acuerdo no se aplicarán este año.
“Para CC OO, teniendo en cuenta el crecimiento de la inflación, la inestabilidad e incertidumbre de los precios, la cláusula de revisión salarial es fundamental, como única garantía de mantenimiento del poder de compra de los salarios”, han asegurado fuentes del sindicato. “Las organizaciones empresariales mantienen su postura de no contemplar en un acuerdo general dicha cláusula de revisión, por lo que las partes han dado por cerrada la mesa de negociación para este año”, han añadido. Fuentes de UGT confirman que el de este jueves ha sido el último capítulo de los encuentros con la patronal, y señalan que “más adelante” verán “si se retoma el tema”.
Por su parte, desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) han justificado el cese de las reuniones asegurando que “las posiciones siguen muy alejadas entre las partes”, lo cual hace imposible que se pueda alcanzar un acuerdo “en estos momentos”. Su presidente, Antonio Garamendi, ha querido descargar de responsabilidades al organismo que dirige asegurando que “la CEOE no se levanta [de la mesa de negociación] nunca, ni rompe nada”, aunque ha señalado que en este caso no les ha quedado otro remedio. “Lógicamente, si la oferta que te plantean no es negociable...”, ha añadido antes de que diera comienzo su visita al Centro de Recepción, Atención y Derivación (Creade) de Fira de Barcelona. Sin embargo, desde el órgano de representación de los empresarios han avanzado que en el caso de que no sea posible llegar a un pacto con los sindicatos en los próximos meses, formularán “un documento propio de recomendaciones para la negociación colectiva”.
Primer fiasco
Es la primera vez, con la salvedad de las últimas subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), que el diálogo social fracasa estrepitosamente tras dos años más que fructíferos acordando fórmulas (como la expansión de los ERTE) con las que contener los estragos económicos de la pandemia. Cinco meses de desencuentros han bastado para que sindicatos y patronales hayan evidenciado su incapacidad para renovar el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), caducado desde 2020. Un chasco que deja sin hoja de ruta que oriente las negociaciones sobre la actualización o prórroga de los convenios para este año, y que, como adelantaron los sindicatos en la manifestación del Primero de Mayo, derivará en una mayor conflictividad social a partir de la convocatoria de manifestaciones.
A pesar de que el punto de partida de esta negociación evidenciaba un complejo desarrollo de las reuniones, la realidad es que los puntos de vista de los agentes sociales apenas han variado en todo este tiempo. Las cláusulas salariales, una fórmula por la cual los sueldos serían revisados a final de cada año e igualados de acuerdo con la inflación, han supuesto un muro infranqueable para representantes de trabajadores y empresarios. Ha dado igual que la senda de crecimiento de los sueldos para los próximos tres años ―de alrededor de un 9%―, fuera un marco asumible por ambos.
De hecho, tanto UGT como CC OO eran conscientes de que la situación de incertidumbre actual, generada, principalmente, por los efectos de la todavía inconclusa ofensiva rusa en Ucrania que ha disparado los precios energéticos, exigía un aumento moderado de los sueldos para 2022, que progresivamente iría incrementándose para los siguientes dos años. La exigencia para este ejercicio era de un alza del 3,5%, muy alejada del dato de inflación de abril, que se situó en el 8,4%.
Esta propuesta del 3,5% sintonizaba con la oferta realizada por la CEOE en una de las anteriores reuniones, en la que se recogía también una actualización del 2,5% para 2023, y del 2% para 2024. Sumando los tres ejercicios, a lo largo del trienio los salarios se incrementarían en un 8%, pero sin posibilidad de revisión mediante cláusulas de salvaguarda.
La resistencia de los patronos a que por medio de estas cláusulas ya en los primeros dos años pudiera superarse el montante final, algo que, de ser así, generaría en su opinión un desequilibrio en el reparto de los costes de la inflación que pondría en serio riesgo la subsistencia de muchas compañías, junto con la inmovilidad de los sindicatos en lo que definían como “una línea roja” ha terminado por propiciar un bloqueo insalvable.