La economía española echa el freno: crece solo el 0,3% en el primer trimestre por la bajada del consumo
La pérdida de poder adquisitivo por la galopante inflación hunde el gasto de las familias
La factura de la energía ha hecho mella en la economía española de inmediato. El Producto Interior Bruto (PIB) apenas creció un 0,3% entre enero y marzo, según el dato adelantado que ha publicado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), frente a la expansión superior al 2% de los dos trimestres anteriores. El arranque del año se vio lastrado por la última oleada de la variante ómicron del coronavirus, la huelga de transportistas, los problemas de suministros y una inflación rampante pr...
La factura de la energía ha hecho mella en la economía española de inmediato. El Producto Interior Bruto (PIB) apenas creció un 0,3% entre enero y marzo, según el dato adelantado que ha publicado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), frente a la expansión superior al 2% de los dos trimestres anteriores. El arranque del año se vio lastrado por la última oleada de la variante ómicron del coronavirus, la huelga de transportistas, los problemas de suministros y una inflación rampante propulsada por la energía y agravada por la invasión de Ucrania. El corolario de las subidas de precios es que restan poder adquisitivo: aunque en euros se pague más, en volumen real se compra menos. Y todos estos factores asfixiaron el consumo de las familias, que según el INE se ha hundido un inesperado y fortísimo 3,7% trimestral.
En los dos últimos trimestres de 2021, la economía española había sorprendido a los analistas con crecimientos trimestrales superiores al 2%, que permitieron cerrar el año con un crecimiento del 5,1%. Todavía quedaba camino por recorrer para regresar a los niveles anteriores a la pandemia, pero las previsiones de los organismos internacionales invitaban al optimismo. Todos apuntaban a una expansión superior al 5% gracias a la reapertura del turismo y a una demanda interna apuntalada por una elevada tasa de ahorro. A pesar de que España no es a priori el país más expuesto a las importaciones de gas y materias primas de Rusia, la economía no ha hecho sino toparse con obstáculos y, al final, los efectos de la guerra han agravado todavía más las fuertes subidas de los precios de la energía. En ese contexto, los mercados ya esperaban una cierta ralentización.
Nadie, sin embargo, preveía un frenazo tan pronunciado del gasto de los hogares, sobre todo si se tiene en cuenta la elevada bolsa de ahorro acumulado tras la pandemia. “Ese retroceso nos devuelve a niveles de consumo de finales de 2020 y principios de 2021. Pero entonces nos encontrábamos en un entorno de grandes restricciones a la movilidad, incluso entre comunidades autónomas, que limitaban mucho esa capacidad. A pesar de la variante ómicron, en el primer trimestre en España las restricciones no fueron tan severas, sobre todo en comparación con otros países europeos”, explica María Jesús Fernández, economista de Funcas. Y concluye: “De confirmarse, esas cifras nos están indicando que el impacto de la pérdida de poder adquisitivo y de la incertidumbre ha sido mucho mayor de lo que esperábamos”.
El batacazo experimentado en las compras de los hogares se ha visto, en parte, compensado por el vigor del sector exterior, empujado con fuerza por el turismo. Las exportaciones de bienes y servicios se disparan un 20,8%. También avanza el consumo público e, inesperadamente para los analistas, la inversión. A pesar de la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania y la elevada inflación, se dispara el gasto en bienes de equipo. Por más que haya habido retrasos de materiales, la inversión en construcción retoma el crecimiento. María Jesús Fernández apunta que cabe preguntarse sobre si en ese capítulo está empezando ya a notarse la llegada de los fondos europeos de recuperación.
Los datos avanzados del INE también han sorprendido a Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, quien señala que la desaceleración del PIB y el aumento de las horas trabajadas reducen la productividad. “Sin duda, el aumento del precio de la energía y las disrupciones en las cadenas de producción y transporte han podido afectar negativamente”, sostiene Doménech. Aun así, cree que esa combinación de más horas trabajadas y menos crecimiento vuelve a ser un atípico similar al del segundo trimestre de 2021, que podría acabar de dos formas: en una revisión el próximo mes de junio o en una corrección en los próximos trimestres.
El incremento de la inversión no es el único dato que ha sorprendido a los analistas. El fuerte tirón que exhibe la hostelería no casa bien con un desplome tan acusado del consumo de los hogares. Por ello, esperan que cuando el INE haya incorporado toda la información, como las ventas de la Agencia Tributaria, probablemente corregirá algo al alza la cifra final de consumo. El dato confirmado de PIB se divulgará a finales de junio.
En todo caso, en términos interanuales, al comparar todavía con periodos en los que había restricciones por la covid, el crecimiento interanual se acelera hasta el 6,4% frente al 5,5% anotado en el trimestre anterior. Los organismos internacionales hasta ahora preveían que la economía española iba a estar entre las que más crecerán este año y el que viene pese al recorte de sus previsiones, aunque estas podrían volver a sufrir un tijeretazo cuando incorporen el dato del primer trimestre. La proyección más reciente es la del Fondo Monetario Internacional (FMI), que augura que la actividad económica aumentará un 4,8% en 2022 y un 3,3% en 2023, si bien no se regresará a los niveles de 2019 hasta el año que viene. Precisamente, el Gobierno ha revisado este viernes el cuadro macroeconómico, rebajando sus perspectivas de crecimiento para 2022 del 7% al 4,3%.