El FMI advierte del peligro de las carreras por bajar impuestos para mantener el gasto social

La institución reclama un acuerdo global para evitar la competencia entre países al gravar beneficios, patrimonio y renta y pactar tasas contra el cambio climático

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, durante una rueda de prensa en Washington.JIM WATSON (AFP)

Una llamada telefónica o una simple orden a través del móvil bastan para mover el capital de una jurisdicción a otra. Y todavía resulta más fácil cuando los países abren las puertas a la ingeniería fiscal bajando impuestos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) urge a los Gobiernos a poner fin a esa competencia tributaria y a cooperar para poner fin a una carrera que puede impedir las inversiones públicas y el gasto social necesarios. El punto de partida es el acuerdo en el seno de la OCDE para la imp...

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Una llamada telefónica o una simple orden a través del móvil bastan para mover el capital de una jurisdicción a otra. Y todavía resulta más fácil cuando los países abren las puertas a la ingeniería fiscal bajando impuestos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) urge a los Gobiernos a poner fin a esa competencia tributaria y a cooperar para poner fin a una carrera que puede impedir las inversiones públicas y el gasto social necesarios. El punto de partida es el acuerdo en el seno de la OCDE para la imposición fiscal a las grandes multinacionales, que el FMI ve como un “momento decisivo”. Sin embargo, la organización que dirige Kristalina Georgieva reclama ir más allá: dar otro salto en sociedades, en los impuestos sobre la riqueza y renta y los que gravan las emisiones de dióxido de carbono. El objetivo: evitar que se sigan desgastando las bases fiscales de cada país y se pongan en riesgo la inversión pública y el gasto social.

El golpe que la pandemia sigue dando a la economía mundial y la galopante inflación amenazan los ingresos de millones de hogares. En total, 65 millones de personas más pueden pasar a una situación de pobreza extrema en todo el mundo por el alza de los precios de los alimentos, según Oxfam. Los gobiernos entran en esta nueva fase de la economía mundial exhaustos de la anterior crisis, en la que tuvieron que endeudarse a gran escala para evitar el derrumbe de sus economías, de modo que la pérdida de ingresos tributarios derivada de la evasión y la elusión fiscal son cada vez más insoportables para la población. “Amplifican también la desigualdad y las percepciones de injusticia”, señalan en un artículo firmado por el director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, junto a su subdirector, Paolo Mauro, y el jefe de la unidad, Shafik Hebous.

La institución con sede en Washington ha publicado este martes un capítulo del amplio informe fiscal que presentará la semana que viene, coincidiendo con las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI. “La coordinación internacional en materia tributaria es ahora más necesaria que nunca. Los gobiernos nacionales comparten desafíos para asegurar los ingresos, abordar las desigualdades y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, expone el anticipo del informe. A juicio del FMI, en las últimas décadas se han erigido tres grandes pilares que requieren una especial atención de los países: la globalización y la digitalización, que han creado grandes oportunidades de movilidad para los capitales; la persistencia de la evasión y la elusión fiscal y el cambio climático.

El 25% de los ‘superricos’ evade impuestos

Por ahora, los países han dado un primer paso en la tributación de las grandes multinacionales con el acuerdo alcanzado en la OCDE que obligará a las grandes empresas a pagar un impuesto mínimo del 15% allí donde las grandes multinacionales operan. Pero el FMI cree que hay que ir más allá y advierte a los pequeños países que han desplegado unos planes fiscales agresivos que su estrategia no está exenta de riesgos. Entre otras amenazas, pueden afrontar represalias por parte de otros Estados competidores y “riesgos reputacionales”. La institución aboga por acuerdos globales, semejantes al alcanzado en París para combatir el cambio climático, a medio camino entre lo que define como pactos “duros” y “blandos”. Es decir, que sea vinculante para sus firmantes, pero a la vez flexible (hasta el punto de que el expresidente de EE UU Donald Trump anunció que se retiraba del pacto).

El FMI cree, no obstante, que los gobiernos ya han dado un primer paso en ese terreno y piden avanzar también en la lucha contra la evasión fiscal. Según el informe, el 1% de la población más rica, que tiene el 40% de la riqueza, evade el 25% de sus ingresos usando estructuras en paraísos fiscales. Para ello, el organismo pide actuar con acuerdos de intercambio y disponibilidad de información fiscal, así como sobre las carteras de criptodivisas. El documento también apunta a los gravámenes sobre la Renta y, en concreto, a figuras que se han extendido también en Europa (y España) como los visados de oro. A pesar de que la movilidad de la fuerza laboral es más compleja que la del capital, el organismo recuerda que hay “regímenes fiscales preferenciales” dirigidos a “grupos específicos” que la hacen más atractiva. En plata: programas para atraer jubilados, trabajadores altamente cualificados o superricos.

Por último, el organismo urge a adoptar acuerdos para fijar un mecanismo que complemente el Acuerdo de París que grave el carbono. El FMI prefiere un pacto entre grandes países que arrastre al resto (China, la UE, India y EE UU cubrirían el 64% de las emisiones globales para 2030) al mecanismo de ajuste en frontera que propone Bruselas. Además, advierte de que ese impuesto no debe afectar a la competitividad de los países en desarrollo ni ser contrario a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

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