La gran banca renace: logra el mayor beneficio desde la crisis financiera

La reducción de las provisiones por la pandemia disparó las ganancias en 2021, pero el sector se enfrenta a una crisis reputacional por su acelerado adelgazamiento

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, anuncia los resultados de la entidad en su sede en Boadilla del Monte (Madrid), este miércoles.ZIPI (EFE)

El cielo y el infierno son dos habitaciones contiguas para la banca. La crisis financiera dejó un reguero de cadáveres, matrimonios de conveniencia y peces grandes comiéndose a los pequeños. La familia es hoy mucho más reducida, pero tras década y media de excesos purgados, es casi tan capaz como antes de poner a funcionar la maquinaria del beneficio: los cinco bancos del Ibex 35 (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankinter) obtuvieron en 2021 unas ganancias de 19.866 millones de euros, las mayores desde 2007.

La resurrección tiene varios asteriscos. La enorme reducción de las prov...

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El cielo y el infierno son dos habitaciones contiguas para la banca. La crisis financiera dejó un reguero de cadáveres, matrimonios de conveniencia y peces grandes comiéndose a los pequeños. La familia es hoy mucho más reducida, pero tras década y media de excesos purgados, es casi tan capaz como antes de poner a funcionar la maquinaria del beneficio: los cinco bancos del Ibex 35 (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankinter) obtuvieron en 2021 unas ganancias de 19.866 millones de euros, las mayores desde 2007.

La resurrección tiene varios asteriscos. La enorme reducción de las provisiones extraordinarias de que hicieron acopio durante el año del estallido de la pandemia ha liberado a las cuentas un buen caudal de beneficios: solo en 2020, los grandes bancos cotizados realizaron dotaciones por 40.385 millones. El rebote de la actividad, no solo en España, sino en otros mercados en los que operan algunos de ellos, ha sido potente gracias a los estímulos públicos y los bajos tipos de interés. Esto, al poner en marcha la rueda de la economía, repercute para bien en los ingresos por comisiones, créditos al consumo y otros productos financieros, incluso con un euríbor en negativo que complica a los bancos sacar réditos de las hipotecas y una falta de rentabilidad que desincentiva la contratación de depósitos por parte de los ahorradores.

El despegue se ha producido, además, en un entorno en el que la competencia, en el caso de España, no tiene nada que ver con la que existía en 2007, cuando las cajas de ahorro todavía eran una alternativa a la banca tradicional y no habían sido devoradas por otras entidades ante la mala gestión de sus directivos. Otros factores puntuales y no estructurales han pesado en ese incremento de ganancias: buena parte del beneficio logrado por CaixaBank se debe a un impacto contable derivado de la absorción de Bankia, y no a una mejora de su negocio. Y Bankinter se anotó una plusvalía de 895 millones por la salida a Bolsa de la aseguradora Línea Directa.

Cerca de la cima

Tras sufrir en 15 años los sucesivos golpes propinados por la Gran Recesión, la crisis de deuda y la pandemia, los exhaustos bancos españoles se han acercado de nuevo a la cima de los beneficios de su época dorada mucho más delgados en Bolsa. Los dos grandes, el Santander y el BBVA, valían en los parqués en 2007 más del triple que actualmente. Tampoco está al mismo nivel su reputación. La digitalización acelerada ha provocado un tsunami de despidos y cierres de oficinas que no parece haber tocado fondo, lo cual ha redundado en una peor atención.

La falta de servicios bancarios en la España vacía y la exclusión financiera de los mayores, a los que en ocasiones, ante la falta de personal, se redirige a cajeros en los que temen ser víctimas de robo y aplicaciones con las que no están familiarizadas, arrojan sal sobre la herida. Y en una reunión hace dos semanas, el Gobierno dio un mes al sector para revisar sus estrategias al respecto. Iniciativas como la del valenciano Carlos San Juan de Laorden, urólogo y cirujano jubilado de 78 años que ha logrado ya el respaldo de más de 560.000 firmas en la plataforma change.org a favor una atención humana para los mayores, son un ejemplo del descontento.

En el lado positivo, el beneficio de 2022 está libre del empacho inmobiliario que en 2007 dopaba sus cuentas de resultados a lomos del crédito barato a los promotores. Las entidades han ido desprendiéndose de carteras de ladrillo tóxico, y su exposición es mucho menor a la de entonces. También los supervisores hacen un mayor seguimiento macroeconómico y están más alerta ante posibles riesgos.

La progresiva normalización de la política monetaria y las subidas de tipos de interés en los próximos años pueden alimentar los resultados de los bancos, que ganarían margen en las hipotecas tras años de euríbor en negativo: el mero cambio de tono de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, sobre los tipos este jueves disparó la cotización de varios bancos. Ese paso también traerá riesgos cuando se produzca, como una mayor morosidad: si las cuotas suben, sus dueños tienen más dificultades para pagarlas, y los impagos pueden regresar.

Otro riesgo, como advertía este miércoles el consejero delegado del Banco Santander, José Antonio Álvarez, es el del próximo fin de las moratorias a los préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), que permiten pagar solo los intereses, y no el principal. Ese hecho ha llevado al Santander a mantener sus dotaciones en España, ante la “incertidumbre” sobre si habrá problemas con las devoluciones. La dependencia de España, en cualquier caso, es muy dispar dentro de los grandes: por un lado, para el Santander fue en 2021 el cuarto mercado en aportación a beneficios tras Estados Unidos, Brasil y el Reino Unido; y para el BBVA el segundo a mucha distancia de México. En el otro lado, CaixaBank, Banco Sabadell y Bankinter están claramente enfocados en el mercado nacional.

Los fondos europeos, que esperan dar un buen empujón a la economía española en 2022, pueden ser una fuente de buenas noticias: el Santander y el BBVA han participado en la colocación de la deuda que Bruselas está emitiendo para financiar el plan de recuperación, y la banca puede jugar un papel en la colocación del dinero, así como beneficiarse de su impacto positivo en las empresas.

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