Bruselas pide la retirada gradual de las medidas de apoyo a las empresas durante la pandemia
El Eurogrupo ha iniciado este lunes también la negociación de la reforma del Pacto de Estabilidad para adaptarlo a la era poscoronavirus
La Comisión Europea ha pedido este lunes la retirada gradual de las medidas de apoyo adoptadas durante la pandemia para evitar una cascada de bancarrotas empresariales. El organismo comunitario cree que ha llegado el momento de aflojar los estímulos y permitir el inicio de una reconversión económica verde y digital que parece llamada a acelerarse a raíz de la covid-19. La Comisión recomienda, no obstante, que se extreme la cautela para evitar que el previsible aumento de quiebras se lleve por delante a empresas viables o acabe afectando al sector financiero. La propuesta ha sido presentada dur...
La Comisión Europea ha pedido este lunes la retirada gradual de las medidas de apoyo adoptadas durante la pandemia para evitar una cascada de bancarrotas empresariales. El organismo comunitario cree que ha llegado el momento de aflojar los estímulos y permitir el inicio de una reconversión económica verde y digital que parece llamada a acelerarse a raíz de la covid-19. La Comisión recomienda, no obstante, que se extreme la cautela para evitar que el previsible aumento de quiebras se lleve por delante a empresas viables o acabe afectando al sector financiero. La propuesta ha sido presentada durante la reunión en Bruselas de los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo), que también han debatido sobre la reforma del Pacto de Estabilidad para adaptarlo a la era pospandemia.
“El apoyo debe suspenderse gradualmente tomando en cuenta la evolución de la pandemia y la situación económica”, señala un documento de reflexión que la Comisión ha presentado durante la reunión mensual del Eurogrupo), celebrada este lunes en Bruselas. Y el espíritu de esa paulatina retirada se plasmará mañana martes en la aprobación por parte del Ecofin (ministros de Economía de la UE) de la recomendación sobre política económica para 2022, en la que se aboga por “mantener una posición fiscal de apoyo moderado en toda la zona euro”. El texto pide también que las ayudas que sigan vigentes se concentren “en inversiones que promuevan una recuperación sostenible e incluyente, y coherente con las transiciones verde y digital”.
Bruselas calcula, a partir de los proyectos de presupuestos nacionales que revisó a finales del año pasado, que el estímulo fiscal en 2022 se reducirá hasta una cifra equivalente al 1% del PIB de la zona euro, es decir, casi la mitad que en 2021 (1,75%). Y el impacto de las medidas fiscales discrecionales pasará del 5,4% el año pasado al 2,8% en este ejercicio.
La Comisión considera que esos recursos menguantes deben ponerse a disposición de las empresas que eran viables antes de la pandemia, pero que operan en sectores muy afectados coyunturalmente por la situación, como es el caso del comercio, el turismo, la cultura o el deporte. Y el documento presentado en el Eurogrupo defiende el establecimiento de mecanismos que permitan “seleccionar las empresas viables” hacia las que dirigir las ayudas.
Esos criterios pueden basarse en parámetros que evalúen el estado de la compañía antes de la crisis sanitaria, como sus ingresos en comparación con otras compañías del mismo sector, sus retrasos en el abono de impuestos o las reestructuraciones de deuda acometidas hasta entonces. Otra alternativa, según la Comisión, puede ser condicionar las ayudas a un requisito de cofinanciación que por sí mismo lograría que solo las empresas viables puedan solicitarlas.
El presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe, señaló al término de la reunión que tras el éxito de las medidas adoptadas para paliar crisis llega el desafío de “pasar de un apoyo generalizado a un apoyo más focalizado”. Donohoe apuntó que entre las medidas por delante figura la reforma de los procesos nacionales de liquidación, en previsión de un posible repunte de las quiebras empresariales, contenidas por las ayudas durante la fase aguda de la pandemia (2020-2021).
La Comisión defiende, no obstante, que la cancelación de ayudas se lleve a cabo con extremada cautela. La retirada, según el documento de la institución, “debe diseñarse de forma que no sea abrupta ni generalizada para evitar insolvencias que, si alcanzan una escala y magnitud que ponga en riesgo una recuperación sostenible, puede tener implicaciones para el sector bancario y para el sector público”.
La vicepresidenta del Gobierno español y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha coincidido en la necesidad de mantener la prudencia. “Nosotros creemos que es muy importante evitar una retirada prematura de los estímulos y la política monetaria y fiscal que hemos venido desarrollando para responder a la pandemia”, ha declarado Calviño a su llegada a la reunión del Eurogrupo.
La ministra española ha aprovechado su jornada en la capital comunitaria para multiplicar los contactos con vistas a una reforma del Pacto de Estabilidad que se anuncia como una de las mayores batallas en el seno de la UE durante 2022. Calviño se ha reunido, además de con representantes de la Comisión, con la nueva ministra holandesa, Sigrid Kaas, y con el nuevo ministro alemán, Christian Lindner. Ambos serán piezas clave para un debate que, en principio, enfrenta a los partidarios de flexibilizar el pacto —como Francia, Italia y España— con los que defienden un retorno a las viejas normas. Los nuevos gobiernos de Alemania y Holanda, firmes defensores del Pacto, no han cerrado, sin embargo, la puerta al debate.
Bruselas quiere evitar, sobre todo, los graves errores cometidos durante la crisis financiera, cuando la imposición prematura de medidas de austeridad provocó una segunda recesión, estancó la inversión en los países del sur y condenó a la zona euro a perder mucho terreno en relación con otros competidores económicos, sobre todo, respecto a EE UU:
Un segundo documento técnico de la Comisión, también presentado en la reunión del Eurogrupo, muestra cómo la economía de la zona euro avanzaba a la par de la de EE UU y el Reino Unido (en términos de formación de capital fijo) hasta 2012. La inversión se desplomó entonces en la zona euro como consecuencias de las recetas dictadas desde Berlín y Bruselas. Y la brecha con EE UU, que había empezado a cerrarse en 2019, se reabrió con una pandemia que de nuevo ha puesto de manifiesto la agilidad de la economía estadounidense para recuperarse.
“En la zona euro, la formación de capital fijo tardó casi 10 años en recuperar el nivel previo a la crisis financiera [de 2008]”, señala el documento de la Comisión. En la crisis de la pandemia, la recuperación ha sido mucho más rápida (se espera que este año alcance el nivel previo a la crisis) pero todavía más lenta que en EE UU (que igualó a finales de 2020 el nivel previo).
La evolución de la zona euro ha sido más positiva en términos de empleo. Las medidas adoptadas (con regulaciones de empleo temporal) amortiguaron la escalada del paro. Y en el segundo trimestre de 2021, según la Comisión, la tasa de actividad ya superaba en medio punto a la de 2019, último ejercicio antes del azote del virus.
Bruselas considera ahora imprescindible dirigir las políticas de empleo hacia un ajuste y adaptación de la formación de los trabajadores a la vista de un previsible trasvase de la demanda de mano de obra de unos sectores a otros.
“La crisis de la covid-19 ha acelerado cambios estructurales en el mundo laboral, se espera que los mercados laborales experimenten ajustes estructurales, algunos de los cuales pueden ser de larga duración”, avisa el documento de trabajo de la Comisión en el que se basa la recomendación de política económica para 2022 que se aprobará el martes.
El mismo documento aconseja un refuerzo de los sistemas de protección social dado que “la pandemia puede tener efectos distributivos persistentes, afectando negativamente a los asalariados con menos ingresos”. Entre las medidas recomendadas, “promover salarios mínimos adecuados, al tiempo que se preserva la competitividad y la creación de empleo”.