La luz roza su máximo histórico por la subida del gas natural, la ausencia de viento y el encarecimiento del CO₂
La electricidad costará este martes 287,78 euros por megavatio hora en el mercado mayorista, el que fija el precio PVPC
Tras el fin de semana más caro desde que hay registro, el precio de la electricidad rozará mañana martes un nuevo récord histórico en España al alcanzar los 287,78 euros por megavatio hora (MWh). Detrás de esta subida —del 7% en una sola jornada y que deja el precio diario a un paso de los 288,53 euros marcados el 7 de octubre— emergen, sobre todo, tres factores: la ausencia de viento, que aportará apenas un tercio de la electricidad generada a mediados de la semana pasada; el incremento en el precio del gas natural, que también cabalga estos días cerca de su máximo histórico en Europa; y ...
Tras el fin de semana más caro desde que hay registro, el precio de la electricidad rozará mañana martes un nuevo récord histórico en España al alcanzar los 287,78 euros por megavatio hora (MWh). Detrás de esta subida —del 7% en una sola jornada y que deja el precio diario a un paso de los 288,53 euros marcados el 7 de octubre— emergen, sobre todo, tres factores: la ausencia de viento, que aportará apenas un tercio de la electricidad generada a mediados de la semana pasada; el incremento en el precio del gas natural, que también cabalga estos días cerca de su máximo histórico en Europa; y el encarecimiento de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO₂), que duplican con creces los valores de principios de año. La situación, con todo, podría ser aún peor de no ser por la buena marcha de la solar fotovoltaica, que en los últimos días está aportando mucho más de lo que es habitual para el ecuador del mes diciembre.
Por tramos horarios, el mercado mayorista español marcará su mayor precio este martes entre las ocho y las nueve de la noche, cuando el coste del megavatio será de 320 euros. En el lado opuesto, entre las tres y las cuatro de la mañana se registrará el mínimo diario, en 250 euros. Abriendo el plano, en lo que va de diciembre la media de precios está en el entorno de 215 euros por MWh, superando con creces la cifra de octubre, el mes más caro hasta ahora.
“A grandes rasgos podríamos decir que tan culpable es la subida del gas natural como la de los derechos de emisión de CO₂″, valora José María Yusta, profesor de la Universidad de Zaragoza especializado en mercados energéticos, que critica que Bruselas se haya “cerrado en banda” a negociar un cambio en el sistema marginalista de fijación de precios. Con este método —en el que la tecnología que aporta el último MWh que entra en el mercado fija la retribución del resto— “el gas natural, que cubre solo el 15% de la demanda anual, está determinando el precio de la electricidad”, carga.
La evolución del mercado mayorista tiene impacto directo sobre 10,7 millones de usuarios que cuentan con una tarifa regulada. Para el resto de abonados, aquellos que negocian con las eléctricas en el mercado libre (16 millones), esta subida tendrá impacto a medio plazo, cuando venza su contrato y la suministradora les traslade los recargos. En septiembre pasado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió en entrevista con EL PAÍS a que los españoles terminarían 2021 pagando lo mismo que en 2018, que había sido —a su vez— el ejercicio más caro de la serie histórica hasta ahora. Una promesa que hoy se antoja más lejana que nunca: la factura de diciembre tendría que ser negativa, como recuerda la asociación de consumidores Facua.
La tormenta que sacude el mercado eléctrico no es únicamente española. En Francia, a pesar del dominio de la energía nuclear —que garantiza un precio fijo estable en varios tramos horarios— el martes se pagarán casi 330 euros por megavatio hora, otro récord histórico. En Alemania, Países Bajos y Bélgica se rondan los 300. Y en Finlandia y los países bálticos la luz llegó a superar los 470 euros a principios de la semana pasada, un nivel igualmente sin precedentes.
El gas, también en máximos históricos
El encarecimiento del gas natural es el factor que más impacto está teniendo en el brutal encarecimiento de la luz en los últimos meses. Y parece lejos de disiparse en los próximos tiempos: el precio de este combustible, del que se alimentan las centrales de ciclo combinado —que se activan como respaldo cuando la nuclear y las renovables no son capaces de cubrir por sí solas la demanda y que marcan el precio final en muchos tramos horarios, disparando el coste de la luz—, ronda este lunes su máximo histórico en el mercado europeo, prolongando una crisis eléctrica que está engordando los índices de inflación a lo largo y ancho del Viejo Continente.
Europa es, en cierto modo, una isla en los mercados globales de gas: mientras la presión disminuye en Estados Unidos y en la mayor parte de Asia, el clima frío y la elevada dependencia de Rusia ha aumentado aún más la presión sobre las principales capitales continentales. A esa dinámica no ayudan ni el conflicto abierto entre Moscú y Ucrania, ni los crecientes temores de que el flamante gasoducto Nord Stream 2, clave para el abastecimiento de Alemania y Centroeuropa, no vaya a entrar en funcionamiento este invierno, como estaba previsto. Por si faltarán pocos elementos para la preocupación, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, uno de los grandes aliados del ruso Vladímir Putin en el mapa continental, ha amenazado con cerrar el grifo del gas a Europa si los Veintisiete aprueban nuevas sanciones contra su país. Bielorrusia es un territorio clave en el tránsito del combustible de Rusia a la UE.
A la vista de las previsiones meteorológicas a dos semanas vista, BloombergNEF proyecta un consumo de gas en Europa un 6% superior hasta Navidad. Una demanda mayor que agravará el déficit actual en los puntos de almacenamiento: los tanques están hoy por debajo de los dos tercios de su capacidad total, cerca de 15 puntos porcentuales menos de lo que es habitual a estas alturas del año. “Está siendo un invierno frío, se está teniendo que utilizar gas de los almacenamientos subterráneos y a eso se suman las dudas en torno al Nord Stream 2 y Ucrania”, apunta Yusta. “Lo verdaderamente distintivo en el caso europeo es el factor geopolítico”.
Con todo, España está algo más a resguardo que sus vecinos del centro y el norte de la Unión. A pesar del reciente cierre de uno de los dos tubos que traen el gas de Argelia, la amplia infraestructura portuaria y de regasificación de gas natural licuado (conocido como GNL) permite pensar en una menor estrechez de suministro. Además, a diferencia de en otras latitudes, no hay activa ninguna alerta de mayor frío de lo habitual de aquí al cierre del año. Y los depósitos están unos diez puntos porcentuales por encima de la media comunitaria, sin que hayan sufrido una merma significativa en los dos últimos meses.