Los cuellos de botella de la industria moderan la actividad en la eurozona por segundo mes consecutivo
Los pedidos del sector secundario y el empleo ralentizaron su crecimiento en septiembre
Las limitaciones sobre la oferta empiezan a pasar factura al crecimiento potencial de los países del euro. Tras marcar máximos de 15 años en julio, el principal indicador de actividad del bloque cayó en septiembre por segundo mes consecutivo ante la escasez de insumos —que dificulta la producción manufacturera— y una actividad del sector servicios algo menos fuerte tras el potente rebote inicial pospandemia. La llegada de nuevos pedidos industriales y el empleo también ralentizaron su expansión y las expectativas empresariales, aun permaneciendo en terreno claramente positivo, fueron las menos...
Las limitaciones sobre la oferta empiezan a pasar factura al crecimiento potencial de los países del euro. Tras marcar máximos de 15 años en julio, el principal indicador de actividad del bloque cayó en septiembre por segundo mes consecutivo ante la escasez de insumos —que dificulta la producción manufacturera— y una actividad del sector servicios algo menos fuerte tras el potente rebote inicial pospandemia. La llegada de nuevos pedidos industriales y el empleo también ralentizaron su expansión y las expectativas empresariales, aun permaneciendo en terreno claramente positivo, fueron las menos optimistas desde febrero, según los datos publicados este martes por la consultora IHS Markit.
El índice de actividad que elabora mensualmente la firma británica, el PMI, pasó de 59 puntos en agosto a 56,2 en septiembre, la lectura más baja desde abril. La frontera entre la expansión y la contracción de la actividad está en los 50 puntos. “La situación económica actual en la zona euro es una mezcla no deseada de crecientes presiones en los precios y un crecimiento más lento. Ambos están vinculados a la escasez de oferta, especialmente en el sector manufacturero”, apunta su economista jefe, Chris Williamson. “Es probable que la escasez de suministros continúe afectando la fabricación hasta bien entrado el año que viene. En estas circunstancias, la economía es cada vez más dependiente del sector servicios para mantener una senda de sólida recuperación”.
Por países, los datos apuntan a una “pérdida generalizada de impulso” en septiembre que, sin embargo, afectó especialmente a las dos mayores economías del bloque (Alemania y Francia). En el lado contrario, Irlanda —que depende en gran medida de la exportación de servicios— fue la que mejor tono mantuvo.
Pese a atenuar su mejora respecto a agosto, el mercado laboral de la eurozona prolongó en septiembre su senda alcista. Una tendencia “evidente” en todas las geografías, según los analistas de la consultora británica, aunque —de nuevo— con datos particularmente positivos en Irlanda.
“Aunque por ahora el ritmo de expansión en general sigue siendo relativamente sólido según los estándares históricos, la economía de la eurozona entra en el último trimestre del año con una trayectoria de crecimiento cada vez más lento”, aprecia Williamson. El descenso de la confianza empresarial, agrega, suma “más riesgos a la baja” sobre las perspectivas económicas.
El precio de los insumos sube a su mayor ritmo en más de dos décadas
Tras varios años desaparecida del panorama, el regreso de la inflación está marcando el futuro económico más inmediato en el corazón de Europa. La semana pasada, la oficina estadística europea anunció que en septiembre los precios habían escalado a su mayor ritmo en 13 años. Y este martes los datos de IHS Markit constatan ese incremento de la presión inflacionista con un dato contundente: los insumos empresariales, cuyo precio acaba trasladándose antes o después a los consumidores, se encarecieron en el noveno mes del año hasta su máximo desde julio de 1998, hace más de 23 años. Las empresas del sector servicios sufrieron este incremento en mayor medida que las del secundario.
Mejor tono de los servicios que de la industria
Por primera vez desde que estalló la crisis sanitaria, el sector terciario —de largo el más afectado por el confinamiento y las posteriores restricciones impuestas para frenar— creció a un ritmo más rápido que el secundario, que consiguió mantenerse a flote mucho mejor incluso cuando el virus arreciaba con más intensidad y que se refugió en las exportaciones como tabla de salvación. Pero este cambio de tornas no es necesariamente una buena noticia: tiene que ver, sobre todo, con los recientes problemas en las cadenas de suministro que están haciendo la vida imposible a no pocas firmas manufactureras. Y, en todo caso, el ritmo de expansión de ambos sectores fue “considerablemente más lento” que en agosto.
Las expectativas para los 12 próximos meses también inciden en esa brecha sectorial: las empresas de servicios se mantuvieron “muy optimistas” sobre el aumento de los niveles de actividad a medida que la economía global mantiene el impulso pospandemia.