La crisis de la tarifa de la luz pasa de puntillas en el resto de Europa
Los países de la UE sufren la escalada de las tarifas eléctricas, pero esquivan la tormenta política porque el incremento no se traslada aún a la factura del consumidor
Europa está sufriendo este verano una escalada de las tarifas de la luz. Sin embargo, el resto de las grandes economías de la Unión Europea no están viviendo el intenso y enconado debate de España, donde empresas y ciudadanos están pendientes a diario del precio del megavatio hora para el mercado mayorista. Los expertos consultados convienen que se debe a que los precios todavía no se han trasladado a la factura de los usuarios.
Alemania. El precio de la electricidad apenas tiene hueco en los medios de ...
Europa está sufriendo este verano una escalada de las tarifas de la luz. Sin embargo, el resto de las grandes economías de la Unión Europea no están viviendo el intenso y enconado debate de España, donde empresas y ciudadanos están pendientes a diario del precio del megavatio hora para el mercado mayorista. Los expertos consultados convienen que se debe a que los precios todavía no se han trasladado a la factura de los usuarios.
Alemania. El precio de la electricidad apenas tiene hueco en los medios de comunicación, pese a que también ha estado subiendo. El país, además, tiene tradicionalmente la tarifa media de electricidad más cara de la UE; según datos de Eurostat del segundo semestre de 2020, casi un tercio más que la media de los 27. Un hogar unipersonal puede pagar perfectamente 40 o 50 euros al mes sin usar aire acondicionado.
Como en el resto del continente, su mercado es marginalista, es decir, toda la electricidad se retribuye al precio de la tecnología más cara que entra en la subasta. El mix energético alemán todavía depende mucho del carbón y del gas natural, que se han encarecido en los últimos meses, explica Thorsten Lenck, experto del gabinete de estrategia Agora Energiewende. Este hecho, sumado al aumento del precio de los derechos de emisión de dióxido de carbono, ha empujado al alza el coste del megavatio hora, que en algunos momentos ha llegado a multiplicar por cuatro el que se pagó en los primeros meses de la pandemia. Los hogares todavía no están notando el encarecimiento porque en Alemania el suministro se contrata por periodos de uno o dos años y a un importe cerrado. Las empresas sí lo padecen ya.
En Alemania también hay pobreza energética y hogares con bajos ingresos que sufren para pagar los recibos. Los tres principales partidos (conservadores, socialdemócratas y verdes) llevan en sus programas electorales —los comicios se celebran el 26 de septiembre— reducir el importe del recibo recortando o eliminando el impuesto llamado EEG, con el que se financian las renovables. El coste lo asumirán los Presupuestos del Estado.
Francia. El precio de la electricidad también bate récords este verano en los mercados de futuros de Francia, donde ha alcanzado ya cifras que no se veían desde antes de la gran crisis de 2008, según recogen los medios nacionales. Si esto no se ha convertido (aún) en tema de debate nacional es porque la mayor parte de los consumidores privados tiene una tarifa fija con el gigante EDF (cuyo capital es en más del 80% del Estado) que se regula de forma anual, a comienzos de año, conforme a lo que proponga la Comisión de Regulación de la Energía (CRE), un organismo independiente, al Gobierno. “Si los precios se mantienen al nivel actual, podría haber un aumento de la tarifa regulada de electricidad del 8% al 10% el próximo 1 de febrero”, dijo recientemente al diario económico Les Echos Julien Teddé, que dirige Opéra Energie, una empresa que compara ofertas de las eléctricas. La cuestión puede convertirse en un quebradero de cabeza en una Francia que para entonces estará ya en plena campaña para las elecciones presidenciales. De hecho, según advertía Le Figaro a comienzos de agosto, se ha observado que algunos de los proveedores alternativos de energía a EDF, que pueden fijar libremente los precios, han empezado a incrementar “discretamente” sus tarifas a medida que caducan los contratos de los particulares.
Italia. El debate sobre el precio de la electricidad ahora es inexistente, aunque sí lo hubo en el pasado. El mercado eléctrico se liberalizó en 1999. Hasta ese momento, la compañía estatal Enel tenía el monopolio del sector. La empresa pública fue obligada a desprenderse de sus infraestructuras y el Ejecutivo subastó distintos lotes con sus centrales eléctricas a los nuevos competidores. La esperada bajada de precios no fue tal y generó una gran desilusión. Muchas de las nuevas empresas intentaron disfrutar desde la posición privada del privilegio de monopolista y se produjeron situaciones de alza de precios muy contestadas.
El Estado decidió mantener los precios reglados con la antigua compañía pública para los usuarios que deseasen permanecer ahí. Muchos ciudadanos se acogieron a esa posibilidad y varios estudios de las asociaciones de consumidores demostraron que, a largo plazo, quien lo hizo —alrededor de la mitad de la población— terminó pagando menos por el recibo de la luz, pese a que las compañías privadas, unas 40, intentaban convencerles de que sus tarifas eran más convenientes. Esta suerte de protección estatal iba a ser abolida, pero se ha aplazado por la crisis y la pandemia.
Países Bajos. Las principales fuentes son la energía nuclear, gas natural, biomasa, energía solar y eólica. La mayor parte de la electricidad producida en Países Bajos es servida por parte de la red pública, pero algunas compañías —entre ellas los invernaderos donde se cultivan vegetales— generan ya su propia electricidad.
La factura eléctrica varía en función del proveedor —hay múltiples y en abierta competencia—, que ofrecen dos posibilidades: mantener el mismo precio del kilovatio hora en cualquier momento del día y la semana o bien pagar más en horas punta y menos fuera de esa franja y durante el fin de semana. Según Eurostat, Países Bajos era uno de los países donde los hogares menos pagaban en el segundo semestre de 2020. Los datos indican que tampoco han podido evitar la escalada este verano.
No obstante, en 2020 Países Bajos aumentó la producción de energías renovables, hasta 9.200 millones de kilovatios hora, señala la Oficina Central de Estadística. Junto al consumo interno, el país exportó en total 22.400 millones de kilovatios hora, la mayor cifra anual desde 1976. Al mismo tiempo, importó 19.800 millones de kilovatios hora. Fue la primera vez desde 1981 en que se exportó más electricidad de la comprada fuera, según las mismas fuentes. Las centrales eléctricas de Países Bajos alimentadas con gas, además, produjeron más en 2020.
Bélgica. Los precios de la electricidad están batiendo registros en 2021. Según Energy Live, los importes medios rondan ahora los 100 euros por megavatio hora debido al encarecimiento de las materias primas, los elevados precios del dióxido de carbono y el incremento de la demanda por la recuperación económica.
Sin embargo, este incremento no se ha percibido aún de manera reseñable en la factura del consumidor final ni en un descontento ciudadano, según Yves Marenne, director científico del Instituto de Consultoría y Estudios de Desarrollo Sostenible (ICEDD, por sus siglas en francés). “Este debate llegará en seis meses si el precio del gas, y por tanto el de la electricidad, sigue subiendo”, afirma.
La polémica en Bélgica es otra: nuclear sí o no. Algo más del 50% de la electricidad se genera desde siete centrales nucleares. El Gobierno actual ha confirmado su cierre en 2025, lo que implica reemplazar esta energía en tres años.
Información elaborada por Elena Sevillano, Silvia Ayuso, Daniel Verdú, Isabel Ferrer y Guillermo Abril.