Combustible público para Qatar Airways

Akbar al Baker, consejero delegado de la aerolínea, confía en mantener el rumbo tras recibir una inyección de 1.700 millones en un sector que reducirá su capacidad

Akbar al Baker, consejero delegado de Qatar Airways, en Doha en 2019.AMMAR ABD RABBO (AMMAR ABD RABBO / AFP / Contacto)

Qatar Airways presume de ser la aerolínea que ofrece mayor conectividad del mundo tras haber seguido en el aire durante toda la pandemia “mientras otras compañías dejaron de operar”, en un sector cuya capacidad se situaba en agosto un 34% por debajo de los niveles de 2019. Desde Doha, su ciudad natal, el consejero delegado, Akbar al Baker (59 años), recientemente nombrado presidente de la alianza Oneword, insis...

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Qatar Airways presume de ser la aerolínea que ofrece mayor conectividad del mundo tras haber seguido en el aire durante toda la pandemia “mientras otras compañías dejaron de operar”, en un sector cuya capacidad se situaba en agosto un 34% por debajo de los niveles de 2019. Desde Doha, su ciudad natal, el consejero delegado, Akbar al Baker (59 años), recientemente nombrado presidente de la alianza Oneword, insiste por videoconferencia en ese liderazgo: “Con 3.000 vuelos semanales, somos todavía la operadora internacional más grande del mundo”. Pero aún está lejos, muy lejos, de volver a la normalidad, a los 6.500 vuelos con que operaba antes del coronavirus, que ha frenado su expansión, como la del resto de la industria de la aviación, de un plumazo. “Hasta la crisis, teníamos un crecimiento anual del 20%. Este año deberíamos estar haciendo 8.000 vuelos a la semana si no hubiese covid”, dice.

Pese a ello, Al Baker sostiene: “Lo hemos hecho extremadamente bien, con un alto número de pasajeros transportados, sobre todo durante los últimos cinco meses, con la llegada de las vacaciones. Fuimos la primera aerolínea en hacer vuelos libres de covid, con todos los pasajeros y tripulación vacunados, porque para nosotros es muy importante la confianza del cliente. Y nos gusta ser los primeros en lanzar innovaciones en esta industria”. Y añade: “Aunque la situación depende mucho de cada país, ya que los gobiernos cerraban sus fronteras de un momento a otro debido al aumento de las infecciones; el tráfico de larga distancia es más exigente que el de corto radio. Países como Estados Unidos, China y también Sudamérica han recuperado relativamente bien su red doméstica, pero los vuelos internacionales se mantendrán deprimidos en el futuro próximo”.

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Consciente de que la recuperación tardará en llegar, Al Baker fía para 2023 o 2024 alcanzar los niveles previos a la pandemia, porque cree que habrá nuevas olas de coronavirus hasta que la mayor parte de la población global esté vacunada y se consiga la inmunidad; “y si el virus muta y aparecen nuevas variantes de la delta, puede que se complique aún más la situación. Es muy difícil predecir cuándo estará bajo control la pandemia”.

En el momento en que eso ocurra, el sector aéreo va a ser muy diferente al actual. El primer ejecutivo de Qatar Airways cree que muchas aerolíneas más se van a quedar por el camino (como ocurrió el año pasado con su participada Air Italy); además, “habrá una enorme reducción de la capacidad aérea, especialmente en el largo radio, pero también en los vuelos domésticos. Hay que tener en mente el enorme movimiento medioambiental que existe, que fomenta el uso de trenes y otros medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente”. Al Baker se queja de que la aviación es percibida como uno de los sectores más contaminantes, “cuando los viajes de comercio, turismo y negocios solo producen un 2,7% de las emisiones globales. No entiendo por qué somos siempre el blanco de las críticas”.

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Según Al Baker, la aerolínea controlada por el Gobierno de Qatar, que el año pasado inyectó 2.000 millones de dólares (cerca de 1.700 millones de euros) para que pudiera seguir operando, “tiene la flota de aviones más joven y eficiente medioambientalmente del mundo. Siempre hemos invertido en la tecnología más puntera. Fuimos la primera compañía en realizar un vuelo largo con combustible de gas natural. Y estamos utilizando carburante sostenible en los lugares en que está disponible, desafortunadamente en pequeñas cantidades. Continuaremos invirtiendo en nuevos aviones más eficientes”, indica, “y lo que es más importante”, puntualiza, “estamos empujando a los fabricantes de aviones, de motores y de combustible para que inviertan más”.

“El combustible sostenible para la aviación necesita mucha inversión y, desgraciadamente, las compañías petroleras no están invirtiendo suficiente. A no ser que lo hagan, la industria no será capaz de conseguir sus metas [de reducir un 50% sus emisiones en 2050, como propugna IATA]”. Por ello, Al Baker sostiene: “Es muy importante que los gobiernos y la industria de la aviación los presionen para que sean capaces de producir un combustible sostenible”.

Grandes pérdidas

La aerolínea catarí, que es premiada año tras año como la mejor compañía del mundo por su innovación, calidad y seguridad (y 2021 no ha sido una excepción), cosecha también cada ejercicio unas elevadas pérdidas. En 2020 alcanzaron los 1.900 millones de dólares, triplicando las de 2019, con unos ingresos de 14.000 millones, y eso que su ejercicio fiscal cierra en marzo, es decir, apenas 15 días después de estallar la pandemia. Este año los números rojos serán más abultados todavía, como los de toda la industria, apunta Al Baker, sin aportar datos: “Serán inferiores a los de otras compañías de tamaño similar”, señala. “Vamos a sufrir mayores pérdidas por el deterioro contable de nuestros aviones, especialmente porque estamos dejando en tierra un gran número de aviones antiguos”, matiza. Hace unas semanas, la compañía paró 13 Airbus A350 por problemas en los fuselajes.

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Pese a ello, el ejecutivo afirma que no será necesaria una nueva inyección financiera del Gobierno catarí: “No necesitamos su aportación, nos sostenemos muy bien solos con la forma en que estamos operando durante la pandemia y tenemos suficientes fondos y crédito bancario para mantenernos en funcionamiento durante este periodo tan difícil”. Y carga contra quienes critican a compañías 100% públicas, como la que dirige, que reciben ayuda del Estado, cuando en esta crisis las aerolíneas privadas han obtenido apoyos estatales gigantescos. “No deberían hablar de los demás. Pues son compañías privadas que tendrían que acudir a sus accionistas en busca de capital, no al gobierno para conseguir ayudas, subvenciones, subsidios, préstamos… Cuando nosotros logramos una inyección es en forma de acciones”.

Como mayor accionista de IAG, el directivo considera que “es una inversión muy estratégica para Qatar Airways. Desafortunadamente no podemos incrementar nuestra participación del 25,1%, pero esta agrupación de cuatro aerolíneas es muy fuerte y nos permitirá salir reforzados de la pandemia”.

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