La empresa de los uniformes con vocación social

La catalana Circoolar apuesta por el ecodiseño en la ropa laboral que confecciona en talleres de inserción

Fundadores de Circoolar.

Cerrar el círculo de la producción con residuos cero es el reto de cualquier empresa que exhibe la sostenibilidad en su ADN. Una máxima a la que aspiran Celina Tamagnini y Luis Ribó, fundadores de Circoolar, que diseña ropa laboral sostenible y reciclable al final de su vida útil. “Nuestra intención era poner en marcha un ...

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Cerrar el círculo de la producción con residuos cero es el reto de cualquier empresa que exhibe la sostenibilidad en su ADN. Una máxima a la que aspiran Celina Tamagnini y Luis Ribó, fundadores de Circoolar, que diseña ropa laboral sostenible y reciclable al final de su vida útil. “Nuestra intención era poner en marcha un proyecto que tuviera un impacto medible y que ayudara a impulsar los compromisos sociales de las empresas. Nos horroriza el mundo de la moda actual de usar y tirar”, explica Ribó. Tras producir más de 30.000 prendas ya han evitado el residuo de más de 100.000 botellas de plástico y ahorrado un 62% de energía y un 91% de agua gracias al uso de algodón orgánico.

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Circoolar echó a andar en noviembre de 2019 con unos 25.000 euros de inversión. En 2020, con la covid, tuvieron que reinventar el negocio, que orientaron a la producción de mascarillas sostenibles. Aun así, “la actividad comercial del sector de la ropa laboral no paró, pero sí se frenó”, apuntan ambos, que cerraron el año con una caja de 156.000 euros.

El ecodiseño, “donde realmente se mide el impacto medioambiental de una prenda”, aclara Ribó, tiene en el tejido una de sus claves. Sus uniformes se fabrican con poliéster 100% reciclado y algodón orgánico o reciclado llegados en un 87% de empresas españolas, aunque las del norte de Europa vienen empujando fuerte con el desarrollo de tejidos biodegradables, sin tóxicos en su producción. “Estamos fabricando hoy, pero pensando en lo que vamos a hacer en el futuro”, añade la cofundadora. También la fornitura (botones, cremalleras…) tiene su peso. “Los ayudamos a diseñar uniformes que prescindan de estos detalles para que puedan reciclarse mejor. Aun así, estas piezas o incluso las bandas luminosas se hacen de algodón y poliéster reciclado”, dice Tamagnini.

Su producción se lleva a cabo en talleres sociales de inserción laboral, entre los que se encuentran Fundación ARED o Ellas lo Bordan. Talleres ubicados en Madrid, Barcelona o Murcia, pero cuando la demanda es muy elevada suelen trasladar la producción a otros más profesionalizados ubicados en Portugal o Marruecos. “Los elegimos a través de certificaciones y les pedimos que hayan trabajado antes con materiales sostenibles”, comenta Ribó.

Cuentan con más de 30 clientes de todos los sectores, con empresas como Pepsico o los laboratorios Isdin. Unos clientes que han empezado por el final del círculo, reciclando su ropa laboral. “Si no se ha fabricado con tejidos sostenibles no se pueden reciclar, pero hemos abierto una nueva línea de negocio. Los convertimos en fieltro para hacer fundas de ordenadores, bolsas…”.

Circoolar, con dos empleados, proyecta internacionalizar el producto. Han cerrado sendas rondas de financiación de 100.000 euros cada una, que llegan desde un crédito Enisa y de inversores privados, para crear un stock básico de prendas e innovar.


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