Irene Tinagli: “Si deseamos una UE unida y solidaria debemos evitar una competición fiscal injusta entre países”
La presidenta de la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara confía en que los países reticentes al impuesto mínimo global de sociedades acaben sumándose al acuerdo
Hace unas horas Italia ha eliminado a España de la Eurocopa, y el comentario futbolístico emerge con naturalidad cuando Irene Tinagli (Empoli, 47 años) aparece en la sede del Parlamento Europeo en Madrid. “La tensión fue tremenda”, dice sobre la atmósfera del partido, de feliz desenlace para la selección de su país. Vio el choque junto a unos amigos en la capital española, una ciudad que conoce bien porque durante cuatro años impartió clases de administración de empresas en la Universidad Carlos III.
Formada entre Italia y Estados Unidos, Tinagli hace gala de un perfil más técnico que p...
Hace unas horas Italia ha eliminado a España de la Eurocopa, y el comentario futbolístico emerge con naturalidad cuando Irene Tinagli (Empoli, 47 años) aparece en la sede del Parlamento Europeo en Madrid. “La tensión fue tremenda”, dice sobre la atmósfera del partido, de feliz desenlace para la selección de su país. Vio el choque junto a unos amigos en la capital española, una ciudad que conoce bien porque durante cuatro años impartió clases de administración de empresas en la Universidad Carlos III.
Formada entre Italia y Estados Unidos, Tinagli hace gala de un perfil más técnico que político —ideal para la maquinaria de Bruselas—, muy en el estilo de la vicepresidenta española Nadia Calviño. Durante casi 50 minutos de entrevista, la presidenta de la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, número dos del Partido Democrático, la principal fuerza del centroizquierda italiano, vaticina un escenario mucho más relajado para la economía europea en los próximos meses: destaca que las previsiones “van mejorando a diario”, los fondos europeos van a propiciar “una verdadera transformación”, y se muestra convencida de que países como Irlanda acabarán sumándose al acuerdo para fijar un impuesto mínimo global de sociedades. Todo eso, sin complejos de inferioridad respecto a la vía estadounidense hacia la recuperación: “Me encanta EE UU, viví allí ocho años, estudié allí un máster e hice un doctorado, y conozco sus cosas buenas, pero cuando se trata de enfrentar crisis y cuidar a las personas estoy contenta de estar en Europa”.
La expresión favorita de Tinagli en español es “ver los toros desde la barrera”. Pero la saca a colación precisamente para explicar lo contrario, su salto a la política como protagonista, su adiós a las aulas universitarias, a la asesoría a Naciones Unidas, a las columnas en el diario La Stampa, en definitiva, a ser una mera observadora de la realidad. Recorriendo ahora los interminables pasillos de Bruselas, Tinagli se muestra esperanzada con la reforma global para instaurar un tipo mínimo en el impuesto de Sociedades, y crítica con la actitud de algunos socios europeos. “Hay países que usan la fiscalidad de manera que crea una competición que no es siempre justa, y eso tenemos que arreglarlo. Si deseamos una UE que sea de verdad, unida, que progresa, solidaria, que esté presente cuando enfrentemos una pandemia, debemos evitar una competición injusta entre nosotros”.
En un español trufado de expresiones en inglés (su idioma de trabajo), y de algún destello en italiano cuando se atasca la palabra correcta, la parlamentaria reconoce que para su grupo político, el socialdemócrata, y para otros, la cifra del 15% de tasa mínima de impuesto de Sociedades se queda algo corta, pero en ese tira y afloja que es a veces la política, ceder a veces puede ser también un triunfo. “Sabemos lo compleja que ha sido (y lo es todavía) esa negociación y todos reconocemos que si llegamos a un acuerdo internacional definitivo, será un paso fundamental hacia adelante”.
Pese a que Irlanda, Hungría, Estonia y Chipre se han desmarcado del acuerdo internacional para armonizar la fiscalidad, impidiendo así a la UE hablar con una única voz, Tinagli mantiene un optimismo asimétrico sobre su próxima incorporación al pacto, más acentuado con Irlanda que con la desafiante Hungría de Viktor Orbán. “En estos procesos se necesita tiempo y diálogo. He escuchado a [Paschal] Donohoe, entiendo que además de presidente del Eurogrupo es ministro de Irlanda. Su país necesita evaluar el impacto, pero en este caso tenemos que tener en cuenta no solo los efectos económicos, sino políticos, de relaciones internacionales. Cuando hablábamos de impuestos solo dentro de la UE o entre grupos políticos, era más complicado convencerles, pero ahora, con toda esta presión internacional, será más difícil para dos o tres países quedarse fuera. En el caso de Hungría no lo tengo tan claro, pero siempre es mejor que la UE haga las cosas unida”.
La mejor demostración de esa unidad de los últimos tiempos ha sido la aprobación del plan de recuperación europeo. Un salvavidas de 750.000 millones de euros destinado a sacar a la UE de las movedizas arenas pandémicas. “Mientras negociábamos el reglamento vi una gran unidad porque todas las fuerzas políticas del Parlamento Europeo tenían la conciencia de lo importante del momento”. Con el correr de los meses, ese espíritu de consenso corre el riesgo de quedar opacado por las batallas intestinas de la política nacional. ”Espero que todas las fuerzas políticas se den cuenta de que todavía estamos en una emergencia. Es importante que haya críticas y vigilancia, pero con espíritu constructivo, no buscando la polémica diaria”.
Al plan español dice encontrarle similitudes con el francés o el italiano, consecuencia de unas líneas maestras muy claras que enfocan el gasto sobre todo en la transición ecológica y la digitalización. Tinagli no comparte las críticas del vicepresidente del grupo liberal Renew, Luis Garicano, que acusó al Gobierno español de malgastar el dinero europeo en ventanas. “Hay que invertir en la eficiencia energética de los edificios. Italia va a invertir muchísimo en eso, y es una mejora estructural porque una vez que mejora la eficiencia de los edificios, o haces que el parque de transporte público se mueva con energía limpia, eso perdura”.
Como sucediera en la Gran Recesión, Estados Unidos se encuentra en un estadio de la recuperación más avanzado que Europa, pero la líder europea no cree que la UE haya hecho un esfuerzo menor por salir de la crisis. “Tenemos que tener en mente que no somos los Estados Unidos de Europa. Tenemos 27 gobiernos distintos, 27 presupuestos nacionales. No tenemos un presupuesto europeo comparable al americano. Si sumamos las inversiones de todos los gobiernos y lo que ha invertido la Comisión Europea, no estamos por debajo del esfuerzo de EE UU”.
También opina que la UE ha sabido dirigir mejor los recursos. “En Europa se le da mucha importancia a que EE UU haya enviado cheques a las familias, pero nosotros hemos invertido en seguridad social. La semana pasada hablaba con Christine Lagarde de que el 60% de lo que la UE ha gastado se destinó a sostener el empleo y prestaciones sociales, y nuestros sistemas están enfocados en que el dinero llegue a las familias, trabajadores y personas que más lo necesiten. Me parece una forma más eficiente de gastar el dinero que enviar cheques”, dice en referencia a los tres cheques públicos recibidos por decenas de millones de estadounidenses.
“Tenemos trabajadores en Europa que son pobres”
Pese a las ayudas, la precariedad laboral no ha desaparecido, y el debate sobre la subida del salario mínimo está sobre la mesa en países como España. Tinagli advierte contra el fenómeno de los trabajadores pobres. “Tenemos trabajadores en Europa que son pobres. Es un problema no solo económico, sino moral. No me gusta pensar que hay ciudadanos que se levantan por la mañana, trabajan todo el día y siguen siendo pobres”. Sin querer entrar en el debate español, estima que existen otros países donde se alientan los bajos salarios para atraer a las empresas, una competencia con el resto de socios tan desleal como la de los impuestos bajos.
En su papel de número dos del Partido Democrático, Tinagli vive con un ojo en Bruselas y el otro en Roma. Más pragmática que ideológica, cree que Mario Draghi está cumpliendo con las expectativas como primer ministro. “Con el gorro de la política italiana, creo que Draghi está haciendo un trabajo magnífico con una mayoría que no es fácil. Necesitamos líderes europeos que cuando van a Bruselas son capaces de liderar procesos europeos y no están cerrados en su caparazón nacional. Y creo que Mario Draghi está perfectamente posicionado para eso”.