Iberdrola modificará sus estatutos para hacer al consejo responsable de la acción climática

La empresa someterá a la junta de accionistas el cambio por el que el máximo órgano de gestión aprobará y supervisará la actuación relacionada con la neutralidad de emisiones en 2050

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en la junta de 2019.IBERDROLA (Europa Press)

El consejo de administración de Iberdrola será el depositario de la responsabilidad sobre la acción climática del grupo y se encargará de aprobar, supervisar y reportar, de forma pionera, un plan para asegurar la neutralidad del grupo en 2050. Esta medida será sometida a votación de los accionistas del grupo en la próxima junta general, que se celebrará el 18 de junio e implica el cambio de los estatutos sociales de la compañía para hacer responsables a los miembros el consejo de administración de la aprobación, supervisión e...

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El consejo de administración de Iberdrola será el depositario de la responsabilidad sobre la acción climática del grupo y se encargará de aprobar, supervisar y reportar, de forma pionera, un plan para asegurar la neutralidad del grupo en 2050. Esta medida será sometida a votación de los accionistas del grupo en la próxima junta general, que se celebrará el 18 de junio e implica el cambio de los estatutos sociales de la compañía para hacer responsables a los miembros el consejo de administración de la aprobación, supervisión e información periódica de un plan de acción climática, que permita a Iberdrola alcanzar la neutralidad a nivel global en 2050.

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La energética, presidida por Ignacio Sánchez Galán, destaca que esta modificación trata de fortalecer la gobernanza climática como responsabilidad y compromiso del consejo. El máximo órgano de gestión del grupo se implica directamente en la lucha contra el cambio climático, expresando la ambición de alcanzar cero emisiones netas en 2050 (o antes) fijando objetivos intermedios de reducción de emisiones y que estos objetivos cubran todas las emisiones directas e indirectas. El consejo tiene la responsabilidad, además, de aprobar y actualizar el plan de acción climática y la de reportar anualmente la gestión climática a partir del próximo año.

El movimiento de Iberdrola se produce en un momento de convulsión en el sector de la energía, donde las grandes empresas ven crecer su responsabilidad social y medioambiental sobre sus actividades. La pasada semana, el consejo de administración de la petrolera Exxon contempló cómo dos activistas medioambientales se colaban entre sus 12 miembros desde un grupo de accionistas que tan solo poseía el 0,02% de las acciones. Engine No.1, el grupo de minoritarios, convenció a otros accionistas de la necesidad de diversificar las fuentes para generar energía y de reducir las emisiones. Igualmente, la justicia holandesa dictó que Shell deberá reducir sus emisiones un 45% para 2030, frente a 2019.

La política de acción climática de Iberdrola, además de la elaboración del plan de acción, establece entre sus líneas de actuación prioritarias la contribución a la electrificación de la economía. Para ello, establece que el grupo apoyará iniciativas regulatorias que fomenten, por ejemplo, la movilidad eléctrica y las bombas de calor; el principio de quien contamina paga; la eliminación de subsidios a tecnologías o sectores de altas emisiones, el análisis de los riesgos derivados del cambio climático y, en general, el desarrollo de una transición energética real y global.

El contenido de la política de acción climática está alineado con las recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosure (TCFD), un grupo establecido por el G20 que establece las guías para integrar el cambio climático en los procesos internos de planificación estratégica y de toma de decisiones, así como en el análisis, gestión y reporte de los riesgos a largo plazo.

Iberdrola se ha fijado ya ambiciosos objetivos en esta materia. La compañía avanza para ser climáticamente neutra en Europa en 2030 y a nivel global en 2050. En este proceso, Iberdrola prevé reducir su intensidad de emisiones globales de CO₂ en un 73% para 2030 con respecto a 2015, hasta los 50 gramos de CO₂ por kilovatio hora (kWh) y ser neutros en carbono para 2050, o antes, a nivel global.

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