Taiwán y EE UU lideran la batalla tecnológica de los semiconductores
Una compañía del país asiático está a la vanguardia al ser capaz de suministrar chips al mercado
Las victorias y derrotas en la industria de los semiconductores se miden en nanómetros, una medida de longitud que equivale a la millonésima parte de un milímetro. En esa permanente carrera por conseguir más en menos espacio que libran un puñado de empresas de Asia, Europa y Estados Unidos, Taiwan Semiconductors Manufacturing llevaba claramente la delantera, pero este mes la norteamericana IBM ha dado un golpe en la mesa al anunciar que es capaz de producir chips de dos nanómetros, un...
Las victorias y derrotas en la industria de los semiconductores se miden en nanómetros, una medida de longitud que equivale a la millonésima parte de un milímetro. En esa permanente carrera por conseguir más en menos espacio que libran un puñado de empresas de Asia, Europa y Estados Unidos, Taiwan Semiconductors Manufacturing llevaba claramente la delantera, pero este mes la norteamericana IBM ha dado un golpe en la mesa al anunciar que es capaz de producir chips de dos nanómetros, un objetivo al que aspira a sumarse pronto la taiwanesa y buscan, más rezagadas, la surcoreana Samsung y la estadounidense Intel.
Como explica Antonio Varas, experto de Boston Consulting, todo son ventajas cuando se reduce el tamaño: permite que en la misma superficie pueda haber más transistores, y por tanto más procesos de computación, se reduce el consumo de energía, y es más barato.
En esa batalla por la miniaturización Europa parte, una vez más, en desventaja. No tiene fundiciones que ofrezcan una fabricación avanzada de componentes con tamaños inferiores a 22 nanómetros, y por lo tanto tiene que confiar en otros para ese fin. Un documento de la Comisión Europea admite el retraso. “Supone un desafío tanto tecnológico como económico (esas fábricas suponen una inversión inicial de 20.000 millones de euros y 5.000 millones anuales para operar) y no está al alcance de ningún proveedor de la UE hoy”.
En los Veintisiete, las mayores firmas de semiconductores son la holandesa NXP Semiconductors, la francoitaliana ST Microelectronics y las alemanas Bosch e Infineon. La industria automovilística es su principal cliente (representa un 37% de sus ventas, seguido de los usos industriales con el 25%).
El tamaño de estas empresas palidece frente al gigante global Taiwan Semiconductor Manufacturing, valorada en más de 450.000 millones de euros, más que otras compañías mucho más conocidas en otros sectores, como Johnson & Johnson o Walmart. La firma ha duplicado su valor en el último año, y en un lustro acumula una subida en Bolsa del 400%.
Como relata Varas, su crecimiento es el resultado de la apuesta tecnológica por parte del Gobierno de Taiwán. “Hace dos o tres décadas hicieron un plan estratégico para transformar una economía hasta entonces basada en el arroz y la agricultura, e identificaron la electrónica como un área donde invertir. Llevan décadas de inversiones masivas por parte del Gobierno y de incentivos constantes”. Eso se ha traducido en que su coste de fabricación es mucho más bajo que en Europa, hasta un 30 o 40% según Varas.
Europa ha confiado hasta ahora su suministro a empresas como la taiwanesa, y deberá seguir haciéndolo porque ningún país puede lograr ser autosuficiente dada la larga cadena de suministro de esta industria, pero la intención del comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, es reducir la dependencia. “Aumentar nuestra autonomía no significa aislarnos en un mundo donde las cadenas de suministro son globales. Paralelamente a explorar cómo aumentar la capacidad de Europa en sectores estratégicos para nuestra industria, como los semiconductores, estamos construyendo puentes con socios internacionales, pero con nosotros en el asiento del conductor”.