La euforia del ladrillo se reaviva en Torrevieja: proyecta 18 rascacielos en primera línea de mar
El Ayuntamiento tramita la construcción de torres de hasta 29 pisos gracias a dos cambios realizados hace más de 10 años en el plan urbanístico
Los rescoldos del frenesí del ladrillo se han reavivado en la localidad alicantina de Torrevieja. El Ayuntamiento, gobernado con mayoría absoluta por el PP, está tramitando la construcción de 18 rascacielos de hasta 29 plantas en varias parcelas separadas con el denominador común de las vistas al mar. La ciudad con 85.000 habitantes censados, que multiplica por cuatro su pob...
Los rescoldos del frenesí del ladrillo se han reavivado en la localidad alicantina de Torrevieja. El Ayuntamiento, gobernado con mayoría absoluta por el PP, está tramitando la construcción de 18 rascacielos de hasta 29 plantas en varias parcelas separadas con el denominador común de las vistas al mar. La ciudad con 85.000 habitantes censados, que multiplica por cuatro su población en verano, cambiará para siempre su perfil con las nuevas torres de viviendas, de apartamentos turísticos y de uso hotelero. Ahora apenas hay media docena de edificios que superan las seis plantas de altura.
El proyecto más novedoso y llamativo es el planeado frente a la popular playa de Los Náufragos, donde las mercantiles Puerto La Sal y Costa Santamar han previsto nueve torres de diferentes alturas, siendo la mayor de 23 plantas. El área de Urbanismo del Consistorio ya ha emitido un informe ambiental y territorial estratégico favorable al estudio de detalle y ha impuesto algunas condiciones, como evitar que los hitos verticales proyecten sombras sobre la playa. Ahora se encuentra en fase de exposición pública. Todos los proyectos tienen que ser aprobados por la Junta de Gobierno.
Más avanzada está la promoción de las dos torres de 26 alturas y 82 metros de altura junto al parque de Doña Sinforosa que obligará a transformar el mismo, lo que ha generado polémica entre los vecinos y los grupos municipales en la oposición. El Grupo Baraka anuncia en su página web que todas las “130 viviendas y 250 apartamentos turísticos” de las Torres Sinforosa, enclavadas en pleno centro, junto al puerto marítimo, tendrán “vistas al mar”.
El plan en el parque, una joya verde junto al mar, es de los más controvertidos. Los vecinos, casi todos españoles y de edad avanzada, hacen más ruido en redes que en las calles, pero coinciden en sus críticas. Rosa, madrileña jubilada, defiende que se trata de una zona agradable y muy frecuentada, como la playa de Los Náufragos en los veranos sin pandemia, y sostiene que en ninguno de los dos emplazamientos cabrá la gente que llegará con las torres. Manuela, cocinera salmantina también retirada, sostiene que el proyecto no le molesta “mientras no toquen el parque”. Las torres “darán trabajo, ayudarán al turismo de la ciudad” y quizá, “revalorizarán los pisos del entorno”. Eso sí, señala que la falta de espacio “será terrible”.
Muy cerca, junto al Acequión, Metrovacesa promueve tres rascacielos, dos de uso residencial y uno hotelero, con una altura máxima de 29 plantas. Más al norte, también en un enclave privilegiado, en la curva del Palangre, el Grupo Don Sento ha planificado cuatro torres más, con un máximo de 29 alturas, y una parte reservada para uso hotelero. Ya hace unos años que la promotora ilicitana inició la tramitación en el Consistorio, presidido por Eduardo Dolón, que en 2019 recuperó la vara de mando para el PP.
Todos estos proyectos son posibles gracias a un par de modificaciones puntuales entre 2006 y 2010 del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado en 1987 por un Consistorio entonces presidido por los socialistas, que limitaba a seis las alturas de las edificaciones, según afirma el actual portavoz del grupo municipal del PSPV-PSOE, Andrés Navarro. “Fue el Ayuntamiento del PP de [el entonces alcalde] Hernández Mateo el que hizo esos cambios en el PGOU en la época del pelotazo del ladrillo, con la aprobación de la Generalitat entonces gobernada por el PP y es el actual Ayuntamiento del PP el que está permitiendo reactivar todas las torres que pueden suponer casi 20.000 personas más para las que la ciudad no está preparada”, asegura. Pedro Hernández Mateo fue alcalde de Torrevieja entre 1988 y 2012 y fue condenado a tres años y siete meses de prisión en 2013 por prevaricación y falsedad documental en la adjudicación del servicio municipal de basuras, condena que ya cumplió. Navarro critica, además, la falta de promoción de vivienda pública que le correspondería al Ayuntamiento.
Los permisos medioambientales fueron la única salida que vio el gobierno municipal, un pentapartito liderado por Los Verdes que descabalgó al PP del poder durante cuatro años, para “intentar frenar el proyecto”, reconoce Israel Muñoz, portavoz de la formación ecologista. Sin embargo, estas licencias las concede el propio Ayuntamiento en los municipios superiores a 50.000 habitantes, con lo que la vuelta de Dolón al frente del Consistorio limó cualquier oposición técnica al plan, sugiere Muñoz. “Las torres son una aberración”, apunta, “un caos urbanístico que cambiará la filosofía de una ciudad en la que está demostrado que el ladrillo está caducado y no va a funcionar”.
El alcalde insiste en que las torres no van a suponer ningún cambio de rumbo para la ciudad. Recuerda que, desde que su antecesor continuó con la tramitación, la idea sigue siendo la misma: “La edificación de parcelas con establecimientos hoteleros de nivel”. “La suma de todas las torres”, incide, “alcanza un 40%” del total de viviendas “destinado a alojamientos turísticos”. Torrevieja apenas cuenta con 13 hoteles en la actualidad y el alcalde quiere reforzar la oferta de turismo residencial, que es el modelo que impera en la ciudad. “Necesito más plazas para la baja temporada” y para otra clase de viajeros ocasionales cuya llegada pretende incentivar, “como los de turismo deportivo”, dice Dolón, persona próxima a Carlos Mazón, el presidente de la Diputación de Alicante y hombre de confianza de la dirección nacional del PP en la Comunidad Valenciana.
Asegura el primer edil torrevejense que los próximos planes urbanísticos continuarán con lo que demanda la población extranjera y nacional que se establece allí: urbanizaciones de adosados con dos plantas como mucho. “El plan de las torres no tendrá continuidad”, manifiesta, “se han elegido parcelas lo más turísticas posible, se han situado en ubicaciones separadas para evitar el impacto visual y no habrá más”. “Además, el plan general actual no lo permite”, zanja. Rechaza de plano que se vaya a equiparar su ciudad con Benidorm. “El gran éxito de la Costa Blanca”, declara, “es que cuenta con Benidorm y con Torrevieja”, los dos mayores polos de atracción turística del litoral alicantino que, en su opinión, “se complementan”.