Dónde invertir cuando vuelva la normalidad
Los expertos recomiendan tener exposición a compañías de sectores ligados a la digitalización, la salud y las infraestructuras
Vieja economía. Nueva economía. Recuperación. Movilidad. Digitalización. Nueva Normalidad. Vacunas. Aceleración de tendencias. Vientos de cola. Estímulos fiscales. Palabras en boca de todos en estos días. Todas ellas, según los expertos, con un cierto matiz optimista. El “cierto” añadido tiene mucho que ver, a su juicio, con que la esperada y prevista recuperación económica no dibuje una letra tradicional, V, U, W ó L ...
Vieja economía. Nueva economía. Recuperación. Movilidad. Digitalización. Nueva Normalidad. Vacunas. Aceleración de tendencias. Vientos de cola. Estímulos fiscales. Palabras en boca de todos en estos días. Todas ellas, según los expertos, con un cierto matiz optimista. El “cierto” añadido tiene mucho que ver, a su juicio, con que la esperada y prevista recuperación económica no dibuje una letra tradicional, V, U, W ó L sino claramente una K, en la que algunos sectores y compañías, “los ganadores” gocen de muy buena salud a medio y largo plazo, mientras otros, “los perdedores” pasen por mayores dificultades.
Si en algo coinciden mayoritariamente los analistas es en que las Bolsas tienden a adelantarse a la realidad; la anticipan. De hecho, han empezado, según explican, a hacerlo: rentabilidades por ahora “interesantes” a corto plazo en algunos fondos de sectores y compañías cíclicas, los más castigados por la pandemia y a los que, en teoría, la vuelta a la normalidad — “la clave está en la movilidad que se alcance”, dice un analista consultado— les beneficiará. Con la mirada puesta, sin embargo, en el medio y largo plazo, los mercados parecen estar apostando, tal y como precisan algunos gestores, por los sectores y compañías centrados en la digitalización, las infraestructuras, la salud, la inteligencia artificial, etcétera. El resultado se aprecia en fondos de inversión temáticos con rendimientos en muchos casos superiores al 20% en los últimos 12 meses.
La nueva normalidad, la que poco a poco se va a poder lograr gracias a los programas de vacunación, permite, según Juan Barriobero, gestor de DWS, ser bastante optimista. Especialmente a corto plazo y en Europa, Barriobero sugiere estudiar opciones de inversión en actividades de consumo cíclico, sensibles a la definitiva reapertura económica. Habla de servicios gastronómicos, residencias de gente mayor, automoción, sector profesional vinculado a ferias y eventos. El gestor de la firma alemana hace referencia también a sectores y compañías de materias primas. A su juicio, la demanda se recupera y los precios están subiendo. Como ejemplo pone el del cobre, metal que se considera un buen barómetro de la actividad industrial, con una subida del 18% desde principios de año. A medio plazo, aunque cree que no se puede hablar de sectores “tabú” — aerolíneas, banca, energías contaminantes lo tienen a su juicio algo más complicado aunque pueden darse oportunidades puntuales—, prefiere centrarse en valores tecnológicos; sobre todo enfocados a la digitalización.
No nos enfrentamos a un mundo desconocido. La pandemia ha acelerado hábitos de consumo y tendencias. Así lo cree Alicia García, responsable de M&G para quien los sectores ganadores a medio y largo plazo de esta crisis son el de la sostenibilidad (energías limpias, reciclaje…), las infraestructuras (en su sentido más amplio: tecnológicas, energéticas, de datos y sociales) y el tecnológico (coches eléctricos, plataformas virtuales que ya funcionan…). No cree esta experta en sectores “muertos” pero sí aprecia cierta fatiga, cierto retraso en la recuperación en los vinculados al comercio minorista, las aerolíneas, los viajes o el ocio. Sostiene que este puede ser un buen momento para centrarse en fondos temáticos, como algunos ligados a las infraestructuras. Considera igualmente que para situarse a favor de los vientos de cola procíclicos que se están produciendo convienen fondos globales, de gestión activa, con componente “value”.
Con la crisis de la covid-19, los sectores de la economía mundial se han movido en direcciones muy diferentes. Áreas como los restaurantes, hoteles, comercios, aerolíneas y pequeñas empresas, la vieja economía, han vivido su peor momento. En el otro extremo, el confinamiento ha favorecido la nueva economía: comercio electrónico, computación en la nube, servicio de streaming de vídeo, datos digitales y tiendas de bricolaje y productos para el hogar. La cuestión es, según explican Mario González y Álvaro Fernández, responsables del desarrollo de Capital Group, que el diferencial entre una y otra economía se empieza a normalizar: la “vieja” parte de unos niveles muy bajos y tiene una gran demanda acumulada pendiente de ser satisfecha. A corto plazo, explican, “sí se pueden producir importantes repuntes en las cotizaciones de algunas compañías de los sectores más castigados”. Añaden que lo importante, “ahora más que nunca”, es la gestión activa para fijar los tempos de la inversión dado que el mercado es volátil y la recuperación no lineal. Por eso creen que es clave identificar a los triunfadores de los sectores más dañados. En este grupo se incluyen, a su entender, las compañías aseguradoras, las empresas que tengan como hilo conductor la innovación y algunas otras de los sectores sanitario y de entretenimiento. Apuestan así por la renta variable global y flexible a través de fondos de inversión que identifiquen las compañías en crecimiento.
Dos tendencias
Luis Artero, director de inversiones de JP Morgan Banca Privada, sostiene que las dos patas de la mesa de inversión actual deberían ser, sin duda, los fondos vinculados a sectores cíclicos por un lado y, por otro, los fondos de megatendencias. Los del primer grupo (incluyen empresas de consumo, construcción, alojamiento, artículos y viajes de lujo, aseguradoras…), a su juicio, se van a beneficiar a corto plazo del momento del ciclo económico actual (ya expansivo) y del efecto reflacionario (inflación derivada de las políticas gubernamentales de impulso a la producción).
Entre los del segundo grupo, los que presentan mejores perspectivas son, para Artero, los centrados en la sostenibilidad, la lucha contra el cambio climático, la energía limpia, los coches eléctricos y sus necesarias infraestructuras y la transformación digital (internet de las cosas, inteligencia artificial, 5G, Fintec). Las ETFs, los fondos de gestión pasiva que ahora están al alcance de los inversores en todos los sectores y según todos los factores “son una buena alternativa de diversificación, siempre y cuando se elijan los que simplemente cuesten poco”, explica.