Cómo convertirse en la botica del mundo
Los expertos destacan el potencial económico del sector farmacéutico en un foro de EL PAÍS y Farmaindustria
España quiere convertirse en un polo de inversión de la industria farmacéutica. El país tiene todas las papeletas: está bien situado como centro de producción, cuenta con un buen elenco de compañías, una larga tradición en el desarrollo de medicamentos e investigadores de primer nivel. Así lo consideraron diversos expertos durante un encuentro digital organizado por EL PAÍS en colaboración con Farmaindustria, la asociación nacional que aglutina a las compañías...
España quiere convertirse en un polo de inversión de la industria farmacéutica. El país tiene todas las papeletas: está bien situado como centro de producción, cuenta con un buen elenco de compañías, una larga tradición en el desarrollo de medicamentos e investigadores de primer nivel. Así lo consideraron diversos expertos durante un encuentro digital organizado por EL PAÍS en colaboración con Farmaindustria, la asociación nacional que aglutina a las compañías relacionadas con esta actividad. “Queremos que la industria sea una de las protagonistas del proceso de modernización”, afirmó Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, invitada a inaugurar la cita celebrada el pasado jueves.
Sin duda, la pandemia ha marcado a la industria. Nunca antes el sector había estado bajo la mirada de todo el mundo como ahora. Desde que empezó a expandirse la covid-19 hasta hoy, las farmacéuticas han demostrado su importancia en la economía. Sin el desarrollo de una vacuna, la recuperación de la actividad productiva no sería una realidad. Su papel cobra mucha más relevancia en un momento en el que se apuesta por la innovación y la transformación del tejido productivo. “La industria farmacéutica es un sector clave para el proceso de reindustrialización que necesita el país”, destacó Maroto.
“Tenemos fortalezas muy relevantes”, explicó Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, en su turno de intervención. En 2019 (últimos datos disponibles), la industria logró una cifra récord de inversiones en investigación con 1.211 millones de euros. El volumen de exportaciones ya supera los 12.100 millones de euros, y la producción de medicamentos en las 82 plantas productivas en España alcanza un valor superior a los 15.200 millones de euros. Actualmente, el medicamento es el quinto producto nacional más exportado, según los datos de Farmaindustria. Además, las compañías farmacéuticas en España emplean a más de 42.500 personas de forma directa. “La industria farmacéutica española está plenamente incorporada en las cadenas globales de valor, con exportaciones muy superiores a la media. Pocos sectores en nuestro país tienen esa capacidad”, destacó Diego Vizcaíno, socio director del área de economía aplicada de Analistas Financieros Internacionales (Afi).
Estos atractivos son el gancho perfecto que el gobierno ha incluido en la agenda sectorial que se discute con las empresas del sector y que servirá para hacer apetecible las compañías de la industria a los ojos de los inversores. “La innovación, la ciencia, la medicina y la tecnología son claves para mejorar el bienestar y desarrollar la aceleración ecológica y digital que necesitan nuestras sociedades”, afirmó Maroto. De igual forma, la ministra puso de relieve el trabajo de cuatro empresas españolas (Rovi, Reig Jofre, Insud Pharma y Biofabri) que están colaborando en la producción de vacunas contra la covid-19.
Convertir a España en un polo de inversiones también trae consigo beneficios a pie de calle. “Para los pacientes, que España pueda convertirse en un hub farmacéutico, supone que muchas personas puedan acceder antes a una innovación terapéutica que puede salvarles la vida”, señaló Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). “Este es el sector que todo país quisiera tener fuertemente implantado en su territorio”, agregó Arnés. “Y en España partimos de una buena base, tenemos más de 80 plantas productivas y centros de I+D”.
Para Joan Comella, director del Instituto de Investigación del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona, el hecho de que la industria farmacéutica española sea una referencia en Europa posiciona a la sanidad del país en un sitio privilegiado. “Hacer ensayos clínicos en España supone prestigio para nuestros hospitales y oportunidades importantes para nuestros pacientes”, afirmó. En España, por ejemplo, se han puesto en marcha desde el inicio de la crisis sanitaria cerca de 150 ensayos clínicos para probar tratamientos eficaces contra la enfermedad. Casi una veintena de compañías asociadas a Farmaindustria (nacionales como internacionales) están participando en buena parte de estos ensayos y colaborando en otros de iniciativa pública proporcionando la medicación necesaria.
Soberanía industrial
Además, estos ensayos están implicando a profesionales de más de 200 hospitales españoles y se espera que 28.000 pacientes participen y se beneficien de ellos. “Necesitamos que la industria farmacéutica internacional instale en nuestro territorio sus nuevos centros de I+D. No es lo mismo ser un comprador pasivo, que un actor relevante”, dijo Comella. “Debemos aumentar la soberanía industrial en la fabricación de medicamentos esenciales”, recalcó el representante de Farmaindustria.
Para ello, recientemente, la asociación presentó un proyecto al Ministerio de Industria para aumentar la producción en el país. La iniciativa —que aspira a ser una parte de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte)— supone una inversión del sector cercana a los 500 millones de euros y en ella participan 14 compañías asociadas a Farmaindustria y 21 empresas auxiliares.
“La inversión en salud y en la industria farmacéutica es una de las mejores oportunidades para modernizar su patrón de crecimiento”, destacó el experto de Afi. Pero aún hay retos por superar, según el especialista. “Las mayores debilidades están en la dependencia exterior de ciertos materiales, equipos médicos y tecnologías”, afirmó. Lograr que el país sea un polo de inversiones en esta actividad no es tarea de un solo actor. Para lograrlo se requiere de una apuesta basada en la colaboración pública-privada, subrayó Arnés. “Hace falta que nos la creamos, tenemos base para ello”, finalizó.