Análisis

Doble mortal con triple giro

En un escenario de bajos tipos como el actual, la valoración frente a la renta fija permite que la renta variable mantenga su atractivo

Coincidiendo con la primera bajada de tipos de interés que la Reserva Federal ha implementado en los últimos diez años, este verano, la gimnasta Simone Biles hacía historia en Kansas. Desafiando la gravedad, se convertía en la primera mujer en hacer un “triple doble”. Valor, trabajo y entrenamiento aparte, este ejercicio requiere de dos habilidades especiales: mucha potencia para un fuerte arranque, y gran velocidad que posibilite realizar los tres giros antes de pisar el suelo.

Puestas en perspectiva, las medidas adoptadas por los ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Coincidiendo con la primera bajada de tipos de interés que la Reserva Federal ha implementado en los últimos diez años, este verano, la gimnasta Simone Biles hacía historia en Kansas. Desafiando la gravedad, se convertía en la primera mujer en hacer un “triple doble”. Valor, trabajo y entrenamiento aparte, este ejercicio requiere de dos habilidades especiales: mucha potencia para un fuerte arranque, y gran velocidad que posibilite realizar los tres giros antes de pisar el suelo.

Puestas en perspectiva, las medidas adoptadas por los bancos centrales, con la FED a la cabeza, ¿no reúnen patrones similares? Precisamente, en el momento en el que la economía global atraviesa por el menor crecimiento de todo el ciclo, destaca la potencia de los estímulos: 12 de los 15 principales bancos centrales han recortado tipos y algunos de los más relevantes, como BCE y la FED, han regresado a políticas de expansión de sus balances. La velocidad para frenar la desaceleración generada por la debilidad del sector industrial también ha sido clave. En sólo tres meses, la FED ha reducido los tipos de interés en tres ocasiones, hasta el 1,75%-1,50%. La pirueta de las autoridades monetarias, junto a la estabilización de los indicadores macro, así como la reciente tregua comercial entre EE UU y China disminuyen la posibilidad de que un error de política económica derive en una recesión en los próximos meses, por lo que esperamos avances del PIB mundial del 3,1% para 2020, dos décimas superiores al año pasado, pero inferiores a la media histórica del 3,5%.

Los mercados han concluido 2019 cargados de optimismo y las valoraciones de las Bolsas son ahora más exigentes: el PER del MSCI World se sitúa en 16 veces, un 3,5% superior a su media histórica, aunque hay que tener en cuenta que, en un escenario de bajos tipos como el actual, la valoración frente a la renta fija permite que la renta variable mantenga su atractivo.

A partir de ahora, el motor de las Bolsas debería provenir casi íntegramente del crecimiento de los beneficios, no como ha ocurrido en 2019, un ejercicio en el que las revalorizaciones se han sustentado únicamente en una ampliación de múltiplos. Por ejemplo, la expansión del PER del S&P 500 explica un 90% de la rentabilidad total del índice en 2019.

Abordamos 2020 con optimismo moderado. Un año de transición, entre el aumento de las valoraciones del año pasado y el regreso a los números verdes en los resultados empresariales. Pero habrá que ser pacientes porque el mercado ya descuenta una mejora de resultados del 9%, que hará que el ejercicio no sea tan lineal como 2019 y que los retornos para las acciones sean inferiores y se sitúen por debajo del doble dígito. En cualquier caso, igual que con el triple doble de Biles, los bancos centrales han marcado historia. El salto ha salido bien, el ciclo más largo de todos los tiempos continúa y, de cara a los próximos meses, uno no se puede quedar fuera.

Joan Bonet Majó es director de Estrategia de Mercados de Banca March.

Archivado En