El ‘hyperloop’ se salta su parada en Antequera
Adif prepara un concurso público para dar uso a las instalaciones donde se iba a ubicar el proyecto de Virgin, que se ha esfumado apenas dos años después del anuncio de su desembarco en España
Viaja a tal velocidad que se ha saltado una parada. El tren ultrarrápido ha pasado por alto su desembarco en Antequera (Málaga, 41.239 habitantes) dos años después de que Virgin Hyperloop One anunciara a bombo y platillo la puesta en marcha de un centro de operaciones e innovación en este municipio andaluz. Sus directivos habían elegido el nudo ferroviario de Bobadilla para desarrollar su novedosa tecnología en Europa. Concretamente, una doble nave diáfana de 19.000 metros cuadrados levantada por el ...
Viaja a tal velocidad que se ha saltado una parada. El tren ultrarrápido ha pasado por alto su desembarco en Antequera (Málaga, 41.239 habitantes) dos años después de que Virgin Hyperloop One anunciara a bombo y platillo la puesta en marcha de un centro de operaciones e innovación en este municipio andaluz. Sus directivos habían elegido el nudo ferroviario de Bobadilla para desarrollar su novedosa tecnología en Europa. Concretamente, una doble nave diáfana de 19.000 metros cuadrados levantada por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), con quien había firmado un protocolo de intenciones. En eso ha quedado, porque desde aquel anuncio en verano de 2018, Virgin no ha dado ningún paso para su establecimiento en España. Cansado de esperar, Adif ha decidido mover ficha y lanzar un concurso público para que otras empresas ferroviarias interesadas puedan optar a la gestión del espacio, vacío y sin uso desde su construcción. El hyperloop, tecnología que superó con éxito a primera prueba con pasajeros en el desierto de Nevada a principios de noviembre, dice así adiós a su llegada a Málaga.
“Virgin Hyperloop One ha firmado un acuerdo con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias para abrir un centro de pruebas y desarrollo de tecnología avanzada en Andalucía. Es la primera instalación de desarrollo europea de la compañía, valorada en aproximadamente 500 millones de dólares”. Así comunicaba Virgin, el 7 de agosto de 2018, su llegada a Málaga, planeada para 2020. “España es el lugar ideal”, subrayaba Rob Lloyd, máximo responsable del proyecto de un tren que puede alcanzar los 1.200 kilómetros por hora. El protocolo estaba supeditado a que la compañía recibiera 126 millones de euros en ayudas públicas entre préstamos y subvenciones en innovación y desarrollo para las instalaciones. La compañía, sin embargo, no las ha pedido. “No ha habido ninguna solicitud de ayuda al Centro para el Desarrollo Técnico Industrial (CDTI) relacionada con este proyecto”, explican en el Ministerio de Ciencia e Innovación. Para el alcalde de Antequera, Manuel Barón, esto significa que “España ha perdido el salto tecnológico: era una oportunidad de oro”, dice quien culpa al Gobierno de Pedro Sánchez de que el proyecto haya quedado en nada. Mientras, Virgin desarrolla proyectos en Estados Unidos, Arabia Saudí e India. Y la Unión Europea ha incluido al hyperloop como una de las grandes oportunidades del futuro para el transporte. La empresa no ha respondido los correos electrónicos enviados por EL PAÍS.
Una década de pasos en falso
El hyperloop tenía previsto hacerse fuerte en Bobadilla, una pedanía antequerana que roza el millar de habitantes históricamente ligada al transporte por ferrocarril. Uno de sus dos núcleos urbanos se desarrolló a partir de una estación de trenes y hoy toda la comarca continúa siendo un importante nudo ferroviario andaluz para mercancías y pasajeros. Incluso cuenta con una estación de AVE —y otra en construcción— de las líneas que unen Madrid con Málaga y Granada. La zona iba a consolidarse con la puesta en marcha del Centro de Ensayos de Alta Tecnología Ferroviaria (CEATF), embrión de un anillo ferroviario de 58 kilómetros a lo largo de la vega de Antequera que serviría para las pruebas para trenes a más de 500 kilómetros por hora. El desembargo del hyperloop era la guinda del pastel que ayudaría a crear 250 puestos de trabajo, pero ni se ha llegado a poner un metro de vía de aquel circuito ni el tren ultrasónico pasará por Antequera ni se ha creado un solo empleo.
En 2011, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero anunció que el anillo ferroviario contaría con una inversión de casi 400 millones de euros, más de la mitad sufragados con fondos europeos. La Unión Europea, de hecho, pagó 140 millones de euros a España y aquel año comenzaron los trabajos sobre el terreno. Más tarde, en 2016, Bruselas pidió la devolución de la transferencia al considerar que el proyecto no se ajustaba a las normas sobre ayudas estatales. El gobierno de Mariano Rajoy había ya había desechado la idea por la falta de interés privado y el proyecto se paralizó definitivamente. Las instalaciones acumulaban polvo cuando se anunció el acuerdo de Adif con Virgin Hyperloop One, pero el tiempo ha dejado claro que ha sido otro paso en falso.
La construcción sigue vacía y generando un gasto anual que ronda los 150.000 euros, pero en los últimos años varias empresas habían mostrado interés en utilizarla. Por ello, Adif ha decidido lanzar una licitación —aún en preparación— para que otras compañías ferroviarias “puedan concursar y optar a la gestión en base a unas determinadas condiciones”, según fuentes de la entidad pública. Una de esas compañías es Eco Rail, filial de la cordobesa Magtel, que entiende que las instalaciones pueden ser “idóneas para una estación de mantenimiento”. “La ubicación y sus características nos parecen adecuadas”, dice Abelardo Carrillo, consejero delegado de la firma andaluza, que estudia presentarse a un concurso por el que también se ha interesado Renfe. Mientras tanto, Antequera sigue esperando su próximo tren.
Carrera hacia el tren del futuro
El tren ultrarrápido es una idea que lanzó al mundo, en 2013, el multimillonario Elon Musk, dueño de Tesla y SpaceX. Se trata de un medio de transporte basado en un concepto diferente a las fórmulas desarrolladas hasta ahora. Sus vagones son como cápsulas que se desplazan dentro de un tubo, por el que viajan en suspensión en un vacío parcial. Su escasa contaminación y su rapidez, a 1.200 kilómetros por hora, le hacen acercarse al tren del futuro. Por ello, otras empresas comenzaron a desarrollar su propio modelo, como el que impulsa el también millonario Richard Branson desde Virgin Hyperloop One, que ya ha dado sus primeros pasos con pasajeros, aunque aún a velocidades muy lejanas de las esperadas. También hay otras empresas en el negocio, como TransPod o Hyperloop Transportation Technologies (HTT) cuyas cápsulas se han desarrollado en el Puerto de Santa María.