La tasa de deuda crece al ritmo más rápido desde los años cuarenta
El pasivo alcanza el 114,1% del PIB y aumenta en 18,6 puntos sobre 2019, el salto más elevado desde 1946
La pandemia sigue engordando la deuda pública. El volumen de pasivo creció a un ritmo vertiginoso hasta septiembre: se situó en el 114,1% del PIB, tras dar un salto 18,6 puntos sobre el cierre del año pasado. Se trata del mayor avance desde 1946 y significa que el volumen de deuda ya supera con creces lo que la economía es capaz de producir. En términos absolutos, el récord es histórico: los números rojos del conjunto de Administraciones ...
La pandemia sigue engordando la deuda pública. El volumen de pasivo creció a un ritmo vertiginoso hasta septiembre: se situó en el 114,1% del PIB, tras dar un salto 18,6 puntos sobre el cierre del año pasado. Se trata del mayor avance desde 1946 y significa que el volumen de deuda ya supera con creces lo que la economía es capaz de producir. En términos absolutos, el récord es histórico: los números rojos del conjunto de Administraciones superaron en el tercer trimestre los 1,3 billones, la cifra más elevada jamás registrada, según los datos del Banco de España.
Se mire por donde se mire, todos los indicadores económicos que se han ido publicando desde marzo reflejan la magnitud del golpe causado por la pandemia. Todas las Administraciones, salvo los Ayuntamientos, aumentaron su deuda en el tercer trimestre de este año en términos interanuales, según la estadística publicada ayer por el supervisor bancario. El repunte lo encabeza la Seguridad Social: la deuda de este subsector creció en septiembre un 42,7% con respecto al mismo periodo de 2019.
Esta montaña de pasivo no es un problema exclusivo de España. Es un rasgo compartido en distintas latitudes del globo, reflejo del inusitado esfuerzo del sector público para hacer frente a una crisis de naturaleza atípica. Su mismo origen, un virus hace un año desconocido, ha disparado al alza y de forma repentina el gasto sanitario, ha llevado a aumentar en número y volumen las ayudas para hogares y empresas y ha asestado un duro golpe a la actividad por los confinamientos impuestos para aplanar la curva de contagios. En otras palabras: más gasto —y por ende endeudamiento— y muchos menos ingresos.
En lo que sí España se distingue de otros países es en el punto de partida, con unas cuentas menos saneadas que otras grandes economías como Alemania o el Reino Unido. La deuda pública cerró 2019 en un ya elevado 95,5% del PIB tras cuatro años de paulatinos descensos, más bien fruto de un robusto crecimiento que de esfuerzos estructurales dirigidos a bajarla. También la estructura económica española, muy dependiente del turismo y con una fuerte presencia de pymes, está magnificando el impacto de la crisis con respecto a otros países.
Si se compara la ratio de pasivo sobre el PIB del tercer trimestre de 2020 con el cierre de 2019, el avance ha sido de 18,6 puntos, el salto más grande desde 1945, según la base de datos histórica de deuda pública del Fondo Monetario Internacional (FMI). Para finales de año, el Gobierno calcula que el desfase sea aún mayor: si se cumplen sus pronósticos, es decir una deuda del 118,8% del PIB, se materializará un avance de más de 23 puntos con respecto a 2019. Entonces sí será la mayor subida de la historia, o por lo menos desde que hay registros. Ni las guerras ni las anteriores recesiones habían causado un aumento de la deuda tan elevado y tan repentino.
En el tercer trimestre, la Administración central acaparó el grueso de la deuda: el 102,7% del PIB, un récord histórico de 1,17 billones. Sobre el cierre de 2019, supone un salto de 17,4 puntos, el mayor avance en un tercer trimestre en las estadísticas del Banco de España, que arrancan en 1995. La Airef ya alertó de que la deuda se estancará en el 120% del PIB durante años si no se toman medidas de ajuste. El organismo, que ha urgido al Gobierno presentar antes de abril un plan que garantice la sostenibilidad de las cuentas, estima que harán falta al menos tres décadas de ajustes para que el pasivo alcance el 60% del PIB, el límite que marcan las reglas europeas, que ahora están congeladas.
La buena noticia es que financiarse nunca ha sido tan barato, lo que de momento garantiza que el pasivo acumulado no se convierta en un lastre inasumible. España ha emitido por primera vez obligaciones a 10 años con interés negativo, y el Banco Central Europeo acaba de anunciar la ampliación hasta de 2022 de su programa de compra de deuda. Un alivio imprescindible en una época en que los Gobiernos están disparando el gasto para que la actividad no se hunda del todo. Ya vendrá el momento de pagar las facturas, pero habrá que esperar a que la economía vuelva a crecer.
Distintas Administraciones
Según el supervisor bancario, el conjunto de las Administraciones acumuló a finales del tercer trimestre 104.618 millones de euros de deuda más en comparación con el mismo periodo del año anterior, un repunte del 8,7%. El pasivo del Estado creció un 10,1% en términos interanuales, frente al 42,7% de la Seguridad Social, el 1,2% de las comunidades autónomas y el descenso del 5,9% de los Ayuntamientos.
La Comunidad Valenciana era la autonomía más endeudada al cierre del tercer trimestre, con un pasivo del 46,7% del PIB; le siguen Castilla La Mancha (39,7%) y Cataluña (35,9%). Canarias, País Vasco y Madrid son las regiones con la ratio de pasivo sobre el PIB más bajo. En términos interanuales, Cantabria y Murcia registraron los repuntes más elevados, en ambos casos por encima del 7%. El País Vasco y La Rioja, en cambio, experimentaron las principales bajadas en comparación con el mismo periodo del año anterior, la primera de más del 5% y la segunda del 4,5%.