La ruptura con el BBVA coloca toda la presión sobre el Sabadell
El banco catalán deberá convencer al mercado de su viabilidad, pero los expertos ven difícil que siga en solitario por la crisis y apuestan por otra fusión
Algunos expertos del mercado recuerdan la gran diferencia de tamaño que hay entre el BBVA y el Sabadell (el primero es 10 veces más grande que el segundo), pero que ambos equipos directivos comparten el mismo nivel de orgullo y amor propio. No hay que olvidar que el Banco Bilbao (germen del BBVA) tiene 163 años, y la entidad catalana, 139. Mucha solera, pero quizá un mal comienzo para negociar y para encontrar un punto en el que ambos sintieran que iban a cerrar un buen acuerdo.
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Algunos expertos del mercado recuerdan la gran diferencia de tamaño que hay entre el BBVA y el Sabadell (el primero es 10 veces más grande que el segundo), pero que ambos equipos directivos comparten el mismo nivel de orgullo y amor propio. No hay que olvidar que el Banco Bilbao (germen del BBVA) tiene 163 años, y la entidad catalana, 139. Mucha solera, pero quizá un mal comienzo para negociar y para encontrar un punto en el que ambos sintieran que iban a cerrar un buen acuerdo.
La posición del BBVA era muy cómoda, ya que acababa de firmar la venta de su filial de Estados Unidos por 9.700 millones de euros en metálico, lo que disparaba todas sus ratios y sus expectativas en Bolsa. Quizá esto le llevó a ajustar el precio; mientras, el Sabadell está castigado en el mercado, pero al mismo tiempo convencido del valor del fondo de comercio de 7.000 millones que aportaba a la fusión, así como su potencial como líder de pymes en España. Además, pedía una prima extra por firmar su desaparición, algo que no cuadró con la visión de Carlos Torres, presidente de la entidad vasca.
Golpe a una estrategia
La fusión habría formado un banco casi líder en España —tan solo por detrás de la unión de CaixaBank y Bankia—, el más digitalizado, con gran potencia comercial en empresas y particulares, que supone riesgos importantes a corto plazo, pero mitigados por el fuerte capital que se le podía inyectar para aguantar la crisis. Pese a todos estos elementos a favor, no se llegó a un acuerdo.
“Lo que mal empieza mal acaba”, apunta un directivo competidor que achaca el fracaso de la fusión a la escasa química entre los presidentes y la desconfianza que siempre existió y que se plasmó en el precipitado inicio oficial de las negociaciones, mediante un hecho relevante. Este arranque de las conversaciones cambió la estrategia del BBVA, que no pensaba comunicar su negociación para una fusión con el Sabadell.
Al margen de las explicaciones que ahora se buscan, es indudable que el mercado ha dictado sentencia sobre quién ha ganado y quién ha perdido con el divorcio. El Sabadell el viernes cayó un 13,6% de su valor en Bolsa y se colocó en 0,35 euros por acción, casi el mismo valor (0,34 euros) que tenía el 13 de noviembre, antes de que se conociera el proyecto de fusión. Ha desaparecido la revalorización del 21% y vuelve a la casilla de salida, lo que supone una pérdida interanual de valor del 82%.
Mientras tanto, al BBVA todo le ha ido bien. Cuando anunció la venta de la filial de Estados Unidos y las negociaciones con el Sabadell, subió un 15%. Ahora, comunica que ha roto el preacuerdo y se revaloriza un 5%.
Esta aparente incoherencia del mercado se explica, según Gonzalo Sánchez, de Gaesco, porque ahora el mercado valora la certidumbre de que el BBVA recomprará sus acciones propias, “y eso es bueno para el accionista”. “Lo del Sabadell era una buena apuesta, pero más incierta”, añade. No obstante, en 12 meses el BBVA acumula una pérdida del 18% de su valor.
“Creo que ahora es Josep Oliu, presidente del Sabadell, el que tiene el problema de quedar lo mejor posible con sus accionistas, que ya han perdido mucho”, indica un experto financiero que pide el anonimato.
Situación endiablada
La cuestión es cómo puede hacerlo en una situación endiablada, en la que se espera más morosidad, mayores necesidades de provisión que castigarán la cuenta de resultados y a punto de entrar en 2021 en el que los expertos no esperan incremento de los beneficios bancarios por la pandemia.
El banquero catalán tiene a su favor que ha firmado un acuerdo sindical para prejubilar a 1.800 empleados, cuyo despido espera pagar con las plusvalías de su cartera de renta fija y obtener ahorros de 115 millones netos. Ayer también anunció que ponía en venta la filial británica TSB, aunque ahora tenga escaso valor.
José Luis Cortina, presidente de la consultora bancaria Neovantas, coincide en que es el Sabadell el que tiene que convencer al mercado de que puede seguir solo. “Debe hacer un esfuerzo importante sobre su base de clientes trabajando su retención proactivamente e impulsando la venta cruzada por todos sus canales. Además, debe explotar de forma más decidida su base de datos”, asegura.
Javier Molina, portavoz del bróker eToro, afirma: “No descarto una vuelta a la mesa de negociación. Es una remota posibilidad, pero aún existe. En caso negativo, el Sabadell sale perjudicado y tendrá que buscar otras opciones corporativas. De no hacerlo, quedaría en situación de vulnerabilidad”.
En opinión de Fernando de la Mora, director general para España y Portugal de la consultora Alvarez&Marsal, ambos bancos seguirán buscando compras. “El Sabadell quizá podría buscar otras opciones con banca mediana española tras la venta de TSB. Y el BBVA en otros mercados. Además, los dos bancos tienen que lograr mejorar la eficiencia y la rentabilidad de forma orgánica”, añade.
Y ¿por qué no una opa hostil del BBVA cuanto estén más baratas las acciones del Sabadell? En la banca española no se estilan las ofertas no pactadas, pero si realmente la entidad de Torres cree que con el Sabadell da un salto cualitativo podría utilizar esta fusión para adelgazar su estructura, como apunta Gonzalo Sánchez. La opa no exige negociar, pero tienen que darle el visto bueno los supervisores. Se ha caído una de las tres piezas que cuadraban bien para los reguladores. El baile de parejas se vuelve a abrir.