Baleària navega la crisis

La naviera continúa su plan inversor a pesar del coronavirus, que reduce un 35% su actividad

Ferry rápido Eleanor Roosevelt, en el que Baleària ha invertido 90 millones.ABRAHAM SAIZ NUÑEZ

Con retraso pero como si la pandemia no fuese con ella, Baleária ha botado su último buque, un ferry rápido que es el primero del mundo con motores de combustión interna a gas natural, según su presidente, Adolfo Utor, y el de mayor eslora, con 123 metros. Probablemente cubrirá la ruta a Baleares cuando esté terminado el año que viene tras una inversión de 90 millones de euros y tras incorporar los avances tecnológicos y de seguridad para adaptarse a la situación actual.

“Baleària está inmersa en un pr...

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Con retraso pero como si la pandemia no fuese con ella, Baleária ha botado su último buque, un ferry rápido que es el primero del mundo con motores de combustión interna a gas natural, según su presidente, Adolfo Utor, y el de mayor eslora, con 123 metros. Probablemente cubrirá la ruta a Baleares cuando esté terminado el año que viene tras una inversión de 90 millones de euros y tras incorporar los avances tecnológicos y de seguridad para adaptarse a la situación actual.

“Baleària está inmersa en un proceso inversor y de transición energética que transformará nuestra flota”, explica el dueño de la empresa junto a la familia Matutes (con el 57,5% y el 42,5% del capital, respectivamente). Un proceso que “va a mejorar la competitividad de la compañía, que es lo único que nos va a sacar de la crisis”, dice convencido de que “la inversión aportará sostenibilidad a la empresa y también rentabilidad”.

La naviera ha remotorizado cuatro de los seis barcos que han recibido ayudas para ganar en eficiencia y espera hacer lo propio con los otros dos entre 2020 y 2021. Cada buque requiere unos 15 millones de inversión, según Utor, que se suman a los 37 millones previstos para la estación marítima electrificada y autosuficiente del puerto de Valencia, que contará con cuatro atraques, y donde planean instalar la primera planta de producción de hidrógeno para abastecerla, añade. Unos proyectos que siguen los criterios de ecología, digitalización y sostenibilidad que centran el plan de reconstrucción europeo, ayudas a las que Baleària optará y por la cuales proseguirá su plan inversor.

Pérdidas

No porque la crisis impuesta por el coronavirus vaya a pasar de largo. La empresa con sede en Denia (Alicante) presentará pérdidas este año. Más cercanas a los 20 millones que a los 60 que pronosticaba el pasado abril, aclara. En 2019 los beneficios rondaron los 30 millones. Ahora, cuando cerca de una veintena de los 32 barcos de la naviera están operativos y su plantilla ha abandonado el ERTE, la actividad sigue tocada. “En estos meses el tráfico en Baleares ha funcionado mejor de lo que preveíamos, aunque redujimos la capacidad para mantener las distancias de seguridad, pero ni en el Estrecho ni en Argelia ni en Marruecos nos ha ido bien. De más de dos millones de pasajeros en 2019 hemos pasado a 500.000. La caída ha sido estrepitosa”, admite. Tampoco ha funcionado con normalidad la ruta a Bahamas.

Utor sostiene, no obstante, que la solvencia de Baleària es sólida (“nos acogimos a créditos ICO que no hemos tenido que utilizar”) y, después del ajuste de los gastos y la ayuda que proporciona el bajo precio del combustible, su facturación disminuirá entre un 30% y un 40% sobre 2019, cuando alcanzó 452 millones. “Mientras los buques cubran los costes variables, que son muy elevados, seguiremos funcionando. Gracias a la bonificación con carácter retroactivo en las tasas de navegación, tendremos pérdidas, pero menos que si los ferris estuvieran parados”.

Baleària ha recortado sus tarifas para algunos trayectos durante el verano, pero las ha elevado en el caso de Baleares, donde el tráfico marítimo ha funcionado mejor que el aéreo.

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