El azulejo mira de reojo a los rebrotes

El sector recobra cierta normalidad tras el desplome de marzo y junio, pero reconoce que un segundo confinamiento sería mortal para las empresas

Una pareja elige azulejos en una tienda de Granada.Antonio García (Getty Images/EyeEm)

El negocio del azulejo entró en shock, como todo el resto de la economía mundial ante la amenaza vírica. La facturación del gremio de fabricantes se derrumbó en abril un 56% y en mayo un 30%. En estos dos meses, y debido al desplome de los ingresos, la industria del azulejo acumuló números rojos por valor de de 328 millones de euros. Sin embargo, una vez se levantó el estado de alarma, la situación empezó a enderezarse. El mes d...

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El negocio del azulejo entró en shock, como todo el resto de la economía mundial ante la amenaza vírica. La facturación del gremio de fabricantes se derrumbó en abril un 56% y en mayo un 30%. En estos dos meses, y debido al desplome de los ingresos, la industria del azulejo acumuló números rojos por valor de de 328 millones de euros. Sin embargo, una vez se levantó el estado de alarma, la situación empezó a enderezarse. El mes de junio ya refleja un resultado de ventas similar al de otros años, pero todo el ramo es consciente de estar atravesando un contexto de altísima incertidumbre. “Hemos aguantado el primer embiste del virus, pero otro paro de dos meses puede ser dramático y llevar a la ruina a muchas empresas” sentencia Vicente Nomdedeu, presidente de Ascer, la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos.

Esta recuperación momentánea se explica principalmente porque la creación de azulejo (del árabe az-zulaiy, ladrillito) es una actividad industrial y, aunque fue declarada no esencial, solo tuvo que parar dos semanas, entre el 30 de mayo y el 14 de abril. El otro gran motivo es la propia naturaleza del tejido industrial de la cerámica. El 94% de los fabricantes y proveedores de materias primas están reunidos en una misma zona geográfica, Castellón, y han desarrollado un clúster robusto. Hay transferencia de conocimiento en la innovación, en la estrategia, en la planificación, en la gestión.

La universidad Jaume I y los Institutos tecnológicos también son parte del clúster y reman al alimón engrasando el I+D+i de toda la red empresarial. “Cada uno tiene sus propios intereses y objetivos, claro, hay competencia, pero yo diría que es sana. Entendemos que son muchas más las ventajas que los inconvenientes de esta cooperación inteligente. Las personas se forman unas a otras. Si uno es bueno fabricando un formato, pues lo hace para varios. Se ha generado un ambiente brutal”, dice David Fernández Valladares, director de Realonda, una empresa mediana dentro del gremio de productores de azulejos (tiene 70 trabajadores y factura 21 millones al año).

El sector da empleo a 15.800 personas y es el quinto mayor productor mundial, tras China, India, Brasil y Vietnam, gracias a unas ventas el año pasado de 3.757 millones de euros. El 80% de esta facturación (2.818 millones) sucede en solo trece pueblos de Castellón, desde donde se exportan 510 millones de metros cuadrados de producto (con los que se podría alicatar toda la isla de Mallorca) a 180 países.

Más que el baño

Hay varias claves que ilustran la solidez del clúster de la cerámica vidriada. “Hace treinta años casi todo se ubicaba en el cuarto de baño, tanto en pared (revestimiento) como en suelo (gres). Hoy nos hemos convertido en la piel de casi todo el hogar”, expresa Nomdedeu. Para todo ello, el sector destina un parte considerable de su presupuesto a investigar (entre un 6% y un 7%), que se refleja también en las nuevas fábricas 4.0, cada vez más robotizadas y digitales, como la que posee en Moncófar Grespania, uno de los gigantes de la zona con 800 empleados y 240 millones de facturación anual (20 millones de beneficio).

Con todo, no es el material, el diseño o la tecnología lo que más diferencia al azulejo marca España del resto, según el empresariado. “Hoy en día, cualquiera te puede copiar tu producto y hacerlo más barato, ya que hay países cuyos costes laborales son menores y no les restringe ninguna normativa ambiental. Es la gestión del servicio, y el know-how”, comenta Manuel Ángel Murillo, consejero delegado de Colorker, que emplea a 350 personas, factura 50 millones de euros y cosechó 1,2 millones de beneficios el año pasado. El asesoramiento técnico, el acompañamiento al cliente y una cuidada promoción parecen estar detrás de buena parte del éxito del “ladrillito” esmaltado español. “Eso es más difícil de copiar”, concluye Murillo. No en vano, el sector invierte entre un 4% y un 7% en promoción.

15.800 trabajadores dependen de la producción de azulejo en España

A este modelo de negocio se suman unas buenas relaciones laborales. David Fernández, de Realonda, explica que durante el confinamiento prefirieron recortar otros gastos antes que “meter más incertidumbre” a su plantilla presentando un ERTE. “Los salarios no son malos, hay buena formación y prevención laboral, poca temporalidad y pocas subcontratas. No nos han llegado quejas durante la pandemia. Es una patronal que cumple. Las cosas como son”, admite Daniel Barragán, secretario de Acción Sindical de la Federación de Construcción y Servicios, de CC OO.

Propuesta

Aunque no hay grandes quejas por las medidas fiscales y laborales que ha ofrecido el Gobierno —casi nadie en el sector se ha acogido a ellas—, la asociación de fabricantes trasladó al Ejecutivo una propuesta de 45 medidas urgentes para reactivar la industria, relativas al acceso a liquidez; al estímulo de la demanda interna y de la actividad de reforma y rehabilitación (bajada del IRPF), reducción de cargas administrativas y política fiscal (IVA al 10%, supresión del IAE); potenciación del papel de la industria productiva en la recuperación económica; protección del empleo y seguridad de los trabajadores, y una mayor asignación de derechos de emisión de CO2.

Aunque reina la cautela, se mantienen los planes de inversión por el momento. El sector se muestra resiliente (“aprendimos mucho de la crisis de 2008”, dice Nomdedeu) y dinámico, ya que se mueve en muchos mercados. “Concentraremos nuestros esfuerzos en los que se vean menos afectados”, desvela Hernández Sanchís, consejero delegado de Grespania.

El negocio de este tipo de arcilla cocida bañada en esmalte opaco, originada en Mesopotamia hace 5.000 años y traída a España por los árabes desde Persia ha logrado parar el primer golpe de la covid-19 gracias a su innovación, internacionalización y buena gestión. Ahora confían en que los rebrotes no se extiendan más. Un nuevo parón de la economía podría ser mortal.

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