Las prestaciones por ERTE ascienden a casi 8.100 millones entre abril y junio

El pico del gasto se produjo en mayo, con pagos superiores a los 3.300 millones

La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.Europa Press

Poco a poco se va concretando a cuanto asciende la factura de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). En abril, mayo y junio, meses en los que estuvo vigente el estado de alarma y buena parte de las restricciones a la actividad que conllevó, las prestaciones extraordinarias ascendieron a 8.091,7 millones, según datos del Ministerio de Trabajo a los que ha tenido acceso este diario. Esta cifra, en realidad, es parcial sobre el coste total...

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Poco a poco se va concretando a cuanto asciende la factura de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). En abril, mayo y junio, meses en los que estuvo vigente el estado de alarma y buena parte de las restricciones a la actividad que conllevó, las prestaciones extraordinarias ascendieron a 8.091,7 millones, según datos del Ministerio de Trabajo a los que ha tenido acceso este diario. Esta cifra, en realidad, es parcial sobre el coste total de los ERTE, ya que no recoge lo que ha dejado de ingresar la Seguridad Social por las exoneraciones en las cuotas sociales a las empresas.

El desembolso más grande se hizo en mayo, concretamente 3.318 millones. Le sigue abril con 2.719 millones y luego junio, con el resto (2.055 millones). Estas cantidades están en consonancia con la evolución de las restricciones a la actividad, puesto que a medida que se levantaron esas limitaciones, las empresas fueron reincorporando a sus empleados.

La marcha del número de afectados no va exactamente en paralelo al dinero desembolsado, ya que en abril hubo menos afectados que en junio y, en cambio, la factura fue más baja el mes pasado. Esto también tiene que ver con las restricciones a la actividad económica. Los 2,56 millones de trabajadores afectados por ERTE en abril lo estuvieron durante casi todo el mes, ya que las limitaciones estuvieron vigentes todo el tiempo y en toda España de forma homogénea. En junio, en cambio, según se avanzó de fase, muchos empleados fueron reincorporándose al trabajo, por lo que puede deducirse que los 2,8 millones de afectados de las cifras oficiales estuvieron suspendidos de empleo durante menos días.

Los 8.100 millones de los ERTE no es todo el dinero gastado por el SEPE en protección contra el desempleo durante esos tres meses. Faltan las prestaciones y subsidios de los parados. En total, sumando el gasto ordinario y el extraordinario, la factura ha ascendido a más de 16.300 millones en primavera.

Esos más de 8.000 millones gastados en prestaciones no recogen todo el esfuerzo presupuestario que han requerido los ERTE en estos tres meses de parálisis económica. En circunstancias normales, cuando una empresa aplica un expediente de suspensión de empleo o reducción de jornada se hace cargo de las cotizaciones de los afectados. La regulación extraordinaria que se aprobó con la pandemia llevaba una amplia exoneración de cuotas sociales en los ERTE por fuerza mayor provocados por el coronavirus.

Sin contar cotizaciones

Sobre el impacto de esta rebaja de cotizaciones, no hay una cifra mensual de ejecución presupuestaria todavía. No obstante, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, cifró en 11.000 millones lo que iba a dejar de ingresar su departamento con las exoneraciones.

Ambas cifras permiten concluir que la factura final de los ERTE se acercará a los 25.000 millones. De hecho, la Autoridad Fiscal publicaba esta misma semana unos pronósticos que rondaban esa cifra. El organismo que preside Cristina Herrero dibujaba dos escenarios: en el optimista, el gasto ascendía a algo más de 23.000 millones y en el pesimista llegaba a casi 25.900 millones, sumando en ambos casos el gasto de las ayudas y lo que iba a dejar de ingresar por cuotas.

Los expedientes de regulación temporal de empleo aprobados por la pandemia y las ayudas extraordinarias que llevan aparejadas (prestaciones y exenciones en las cotizaciones) están vigentes hasta el 30 de septiembre, en principio, según el acuerdo al que llegó el Gobierno con los agentes sociales y se convirtió, posteriormente en un decreto ley.

El pacto contempla que los trabajadores afectados perciban una ayuda extraordinaria que no consumirá el derecho de prestación por desempleo que ya tuvieran acumulado antes de verse incluidos en un ERTE. Es decir, el tiempo que estén percibiendo ayuda ahora —o hayan percibido— no se descontará si luego el trabajador pierde su empleo y cobra la prestación normal.

En lo que toca a las cotizaciones sociales, la prórroga que se pactó en junio contiene una novedad sobre lo aprobado anteriormente. Las exoneraciones en las cotizaciones a la Seguridad Social no solo se aplican a los ERTE por fuerza mayor provocados directamente por las restricciones de actividad por la pandemia. También pueden beneficiarse de ellas los que tienen causas objetivas (económicas, técnicas,...) motivadas indirectamente por la covid-19.

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