Opinión

Desnudando las cadenas de valor

El ‘blockchain’ es una herramienta útil para una globalización más transparente y sostenible

MARAVILLAS DELGADO

Más de dos tercios del comercio internacional forman parte de las llamadas cadenas globales de valor (GVC), que se definen como el conjunto de actividades que se realizan en distintos países y que son necesarias para producir un bien o servicio final. En las últimas décadas las empresas se han especializado en tareas cada vez más concretas para explotar sus ventajas competitivas y reducir costes, acelerando así la fragmentación de la producción y añadiendo eslabones a la cadena. Este proceso de creciente globalización ha hecho cada vez más interdependientes a los países y pone en duda la soste...

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Más de dos tercios del comercio internacional forman parte de las llamadas cadenas globales de valor (GVC), que se definen como el conjunto de actividades que se realizan en distintos países y que son necesarias para producir un bien o servicio final. En las últimas décadas las empresas se han especializado en tareas cada vez más concretas para explotar sus ventajas competitivas y reducir costes, acelerando así la fragmentación de la producción y añadiendo eslabones a la cadena. Este proceso de creciente globalización ha hecho cada vez más interdependientes a los países y pone en duda la sostenibilidad del sistema actual a medio plazo. Destacados economistas, entre ellos Dani Rodrik, han puesto en entredicho la viabilidad del actual proceso de híper-globalización —ya en retroceso incluso antes de la covid-19— que dificulta la trazabilidad de los productos y limita la transparencia del sistema productivo. Cabe preguntarse en qué medida las GVC respetan el medio ambiente y los estándares laborales en los países implicados.

Aunque una serie de regulaciones y estándares públicos y privados han sido implementados para avalar la sostenibilidad de las GVC, resulta cada vez más costoso para las empresas cumplir con los requisitos exigidos por las instituciones y por los consumidores. Para ello se requiere información detallada del recorrido de los inputs usados a lo largo de la cadena hasta obtener el bien final.

La creciente complejidad de las GVC puede desentrañarse con el uso de nuevas tecnologías. Sólo así podremos evaluar si el producto que compramos ha sido fabricado respetando el medioambiente y retribuyendo con salarios justos a los trabajadores implicados en las distintas etapas productivas. Las cadenas de bloques (blockchain) introducidas para crear las criptomonedas pueden ser la solución.

La tecnología blockchain proporciona registros digitales inalterables y descentralizados que aportan transparencia y seguridad a las transacciones. A medida que estas se van realizando quedan registradas en tiempo real y difícilmente se pueden manipular, generándose de este modo confianza en el sistema. Se trata pues de una herramienta que puede desnudar y hacer transparentes las cadenas de valor a golpe de un clic.

Entre las empresas que ya usan blockchain en el campo de la moda están H&M y Zara. Por ejemplo, en la línea “We care” de Zara cada prenda se etiqueta con un token único de la blockchain que permite conocer todo el camino que recorrió la prenda en la GVC. De este modo, se informa al comprador de la procedencia de las materias primas usadas y de las condiciones laborales de los trabajadores en los países implicados en el proceso productivo. Otros sectores que ya se han subido al carro del blockchain son el del vino, el de la minería, así como también los de flores y joyas.

Industrias que se pueden beneficiar especialmente de su uso son la agroalimentaria y la energética. En el primer caso, la trazabilidad de los productos desde su origen convierte en instantánea la identificación de la causa de brotes de infecciones por E. coli, salmonella o listeria vinculados al consumo de carne o verduras, que en el pasado requería parar la actividad de todo el sector hasta identificar el origen del producto contaminado. Carrefour ya usa blockchain para trazar de donde provienen algunos alimentos. En el sector energético, esta tecnología permite al consumidor final identificar qué parte de la energía consumida proviene de fuentes renovables.

Otra ventaja del uso de blockchain en el comercio internacional y las GVC es que puede mejorar el funcionamiento y la sincronización de los procesos logísticos y reducir el tiempo y los costes de las transacciones. La ventanilla única de comercio es un sistema electrónico que permite a los operadores internacionales y a las empresas cumplir con los requisitos administrativos para realizar una exportación o importación rellenando un único impreso online. Muchas de estas ya operan con tecnología blockchain como resultado de proyectos piloto promovidos por IBM, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Foro Económico Mundial en 2018.

En resumen, la inserción de las empresas en la doble cadena, de valor y de bloques permitirá generar eficiencia y bienestar social y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Se requieren pues inversiones en educación e innovación para dar a conocer el potencial de blockchain y que los agentes sociales y económicos nos embarquemos en este cambio de paradigma que contribuirá a emerger de la crisis covid-19 afrontando un nuevo reto de futuro: adoptar tecnología blockchain para una globalización menos híper y más sostenible y transparente.

Inmaculada Martínez-Zarzoso es profesora de las universidades Göttingen y Jaume I.



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