Holanda se resiste a pagar la factura de la crisis
El primer ministro Rutte trata de rebajar el plan europeo de recuperación basado en transferencias
La propuesta francoalemana de un fondo de 500.000 millones euros para los países que más han sufrido la crisis del coronavirus y el plan posterior de la Comisión Europea de 750.000 millones dejó descolocado a los Países Bajos, contrarios a cualquier transferencia directa no reembolsable. Los planes de Bruselas preocupan al Gobierno neerlandés. Dice que aún queda mucho por hablar, una forma elegante de ganar tiempo p...
La propuesta francoalemana de un fondo de 500.000 millones euros para los países que más han sufrido la crisis del coronavirus y el plan posterior de la Comisión Europea de 750.000 millones dejó descolocado a los Países Bajos, contrarios a cualquier transferencia directa no reembolsable. Los planes de Bruselas preocupan al Gobierno neerlandés. Dice que aún queda mucho por hablar, una forma elegante de ganar tiempo para arañar alguna medida que rebaje la ambición del plan de recuperación y pueda presentar como un logro a su Parlamento, crítico con cualquier préstamo incondicional.
En el Parlamento de La Haya también hay voces críticas con la postura oficial, sobre todo en la oposición socialdemócrata y ecologista, pero la extrema derecha presiona al Gobierno pidiendo más dureza, y los liberales de derecha, partido mayoritario de la actual coalición, también muestran recelos a cualquier proyecto que suene a transferencia al Sur.
En este contexto se explica la portada de la revista Elsevier Weekblad que la semana pasada presentaba a los ciudadanos del Norte como laboriosos y a los del Sur como holgazanes. La revista, lanzada durante unas horas al estrellato de las redes sociales, calificaba de “perversa” la propuesta de Angela Merkel y Emmanuel Macron con el argumento de que los países del Norte también tienen muchas deudas que pagar.
“La deuda pública no es muy alta en Países Bajos, pero sí lo es la privada, que los ciudadanos arrastran sobre todo por las hipotecas de sus hogares” indica Adriaan Schout, catedrático de Administración Pública, que critica, por ejemplo, que Italia no tenga un impuesto sobre el patrimonio que sí existe en Países Bajos. “Es difícil sustraerse a la sensación de que las peticiones actuales repiten el esquema de la crisis anterior. No debería invocarse la solidaridad sin ofrecer a cambio solidez fiscal”, añade.
“¿Por qué hay un desequilibrio entre los países y muchos han hecho reformas y otros no?”, se pregunta el primer ministro Mark Rutte, que apoya la propuesta de Dinamarca, Suecia y Austria de conceder solo préstamos, nada de subvenciones no reembolsables. Al día siguiente de esta propuesta, el semanario publicaba la polémica portada.
“Esta revista se ha escorado mucho a la derecha. Los neerlandeses solemos confundir sinceridad con rudeza”, señala Paul Schnabel, exsenador liberal de izquierda. Schnabel recuerda que el Gobierno carece de mayoría en el Senado. Y por eso endurece a veces su discurso, pensando en atraer a las derechas. “Sin embargo, no creo que Rutte, muy popular gracias a su gestión de la pandemia, se aparte al final de Alemania y Francia. Alinearse con Dinamarca y Suecia, ambos fuera del euro, no parece que vaya a ir muy lejos”, concluye.