La economía de la zona euro se desploma un 3,8% por la pandemia

Bruselas urge a un plan para rescatar a las economías más afectadas tras constatar un derrumbe mayor que el sufrido tras la caída de Lehman Brothers

Bruselas -
Una fábrica de Porsche, que reanudará su producción por etapas el lunes tras el parón por el coronavirus.Europa Press

La pandemia ha dejado a Europa a las puertas de una nueva recesión. Las dos primeras semanas de confinamiento para frenar la propagación del virus bastaron para hundir la economía de la zona en un 3,8% respecto al trimestre anterior, según la oficina estadística Eurostat. El derrumbe es incluso mayor que el sufrido tras la crisis de Lehman Brothers. Y aun así, ese dato solo recoge la antesala de lo que los analistas coinciden que será el mayor desplome que jamás ha vivido la UE desde la fundaci...

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La pandemia ha dejado a Europa a las puertas de una nueva recesión. Las dos primeras semanas de confinamiento para frenar la propagación del virus bastaron para hundir la economía de la zona en un 3,8% respecto al trimestre anterior, según la oficina estadística Eurostat. El derrumbe es incluso mayor que el sufrido tras la crisis de Lehman Brothers. Y aun así, ese dato solo recoge la antesala de lo que los analistas coinciden que será el mayor desplome que jamás ha vivido la UE desde la fundación del proyecto europeo.

Muy atrás deben mirar los líderes europeos para hallar un desastre económico similar al de ahora. La canciller alemana, Angela Merkel, acertó a calificar la pandemia como el “mayor desafío” desde la Segunda Guerra Mundial. Bruselas, tras hacer público el dato avanzado de Eurostat, urgió a los Gobiernos a actuar. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, sostuvo que esa caída es otra señal de que “Europa está experimentando un shock económico sin precedentes en los tiempos modernos”. “Es vital que la UE esté a la altura de este desafío. Por ese motivo necesitamos un plan de recuperación que sea lo suficientemente amplio, dirigido a las economías y los sectores más afectados y que se pueda implementar en los próximos meses. ¿Si no es ahora, cuándo?”, reclamó.

El dato refleja, sin embargo, solo el preludio y el primer acto de la crisis. En concreto, recoge los efectos de la crisis en China en la economía europea; las primeras medidas de “precaución”, como la suspensión de eventos, y, por fin, las primeras semanas de confinamiento: tres en Italia, dos en España o Francia y una en Alemania o Polonia. Eso fue suficiente para que se hundieran los mercados financieros.

Las medidas de contención dejaron a sectores enteros prácticamente congelados. Europa se convirtió un continente con fábricas cerradas en Milán, con hoteles sin huéspedes en Atenas, restaurantes sin comensales en Barcelona, cervecerías sin clientes en Bruselas o teatros sin público en Ámsterdam. Semana tras semana, los indicadores económicos han ido registrando siempre “los peores datos de la serie histórica”. Da igual en qué momento empezara el registro de cifras. Desde la automoción alemana al turismo español han sufrido caídas récord.

Diferente intensidad

Eso ha acabado trasladándose a los retrocesos del producto interior bruto que se fueron conociendo este jueves. Fueron generalizados, pero más intensos en unos países que en otros. Francia (-5,8%) y España (-5,2%) sufrieron desplomes inéditos desde la década de 1940. En Bélgica fue del 3,9%, y en Austria, del 2,5%. Italia entró oficialmente en recesión con una bajada del PIB del 4,7%. El descenso no solo fue menor que el de España y Francia, sino también por debajo que el esperado por los analistas, que pronosticaban una bajada de entre el 6% y el 7%.

En el conjunto de la UE, la caída fue del 3,5%, casi el triple del retroceso del 1,2% de Estados Unidos. En términos interanuales, el descenso fue del 3,3% en la zona euro y del 2,7% en la UE. La consultora Capital Economics estima que, antes del confinamiento, Francia crecía un 0,1% y España lo hacía a un ritmo del 0,4%, por lo que estima que la caída de la actividad durante la segunda quincena de marzo fue del 35%.

Puesto que esas medidas estarán vigentes al menos todo abril, para el segundo trimestre prevé un desplome del 20% en un entorno de baja inflación, que en abril fue del 0,4%. “La recuperación desde ahí llevará mucho tiempo, incluso con apoyo fiscal y monetario”, sostuvo Jessica Hinds, economista para Europa.

Todo apunta a que a las empresas y a los trabajadores les queda aún un tiempo a la intemperie. “Es algo sin precedentes. No se parece a nada que hayamos visto hasta ahora”, sostiene Ángel Talavera, de Oxford Economics. El dato global de la zona euro, señala, hace prever un dato algo mejor de Alemania. Aun así, el golpe llegará en el segundo trimestre. Y ahí debe cumplirse la norma de a mayor cierre, mayor caída.

De momento, empresas y trabajadores arrancan de nuevo a medio gas. Los avales de los Estados, más generosos en unos países que en otros, no bastaron. Las empresas han empezado ya a pedir el rescate con capital público. Francia o Alemania por ahora no han tenido problema en acudir al rescate de Air France, Renault o Adidas.

Millones de empresas, no obstante, malviven tratando de evitar el desastre. Y lo mismo ocurre con otros tantos trabajadores. La UE, por ahora, ha roto todos los rígidos corsés de la legislación comunitaria para evitar que las economías se desmoronen, desde las reglas fiscales a las ayudas de Estado. Bruselas todavía debe movilizar el medio billón de euros acordados para proteger las fibras de la economía europea hasta que se pacte un plan de recuperación que la Comisión debe presentar en mayo.

Europa deja atrás seis años de crecimiento ininterrumpido y está de nuevo a las puertas de una recesión, a solo un paso de deshacer todo el camino andado desde que salió de la anterior recesión en el segundo tramo de 2013. No ha llegado hasta aquí arrastrada por las batallas comerciales, ni el Brexit sin acuerdo ni la inestabilidad en Oriente Próximo.

Todos esos factores siguen ahí. Pero ha sido finalmente una pandemia la que ha puesto en jaque a la economía del continente y de todo el mundo, cuya atonía se refleja con creces en los precios del petróleo. Y lo ha hecho sembrando más interrogantes: si habrá resbalones en el desconfinamiento, una vacuna o un rebrote. Y si la respuesta de los líderes de la UE estará a la altura de una crisis para la que, recordaba Mário Centeno, no podrán echar mano de modelos pasados.

Menos puestos de trabajo

Bruselas presentará la semana que viene sus previsiones oficiales para los países de la UE. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, avanzó que irán en línea con el Fondo Monetario Internacional, que anticipó una caída del 7,5%. Pero también se verán las estimaciones del empleo en Europa, que parecía haber sido capaz de seguir creando puestos de trabajo en un entorno de bajo crecimiento.

Los datos de marzo ya reflejan una destrucción de empleos. Todavía muy débil, lo cual puede deberse al uso intensivo de sistemas de desempleo temporal como los ERTE. La tasa de paro en el conjunto de la zona euro subió una décima, del 7,3% al 7,4%, y en la UE, del 6,5% al 6,6%. Para los países de la moneda única eso significa una destrucción de 197.000 empleos; y para la Unión, de 241.000.

España y Chipre son los países de la UE en los que más subió el paro: el 14,5% en el primero —desde el 13,6%— y el 6,7% en el segundo, desde el 5,8%. También subió con fuerza en Francia o Irlanda, y con más moderación en Alemania. Los analistas coincidieron en que en junio se verán ya las consecuencias de la crisis que los Gobiernos han parado con varias medidas. La Comisión Europea pone como ejemplo que más de la mitad de la fuerza laboral francesa se halla en una situación de suspensión temporal de empleo. Algo inédito en tres cuartos de siglo.

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