Análisis

Enfoque sectorial

Conviene adaptar el proceso de selección en renta variable para que sea menos dependiente del área geográfica y más de los sectores

El PIB de EEUU ha mostrado un mejor comportamiento que el del resto de economías desarrolladas en la última década, con reflejo en la evolución de diversas variables financieras. Entre ellas, los índices bursátiles. Desde marzo de 2009 el S&P 500 se ha revalorizado un 300%, frente al 100% del Eurostoxx 50.

Podría argumentarse que es un claro ejemplo de la utilidad del análisis top-down en renta variable: cuanto más crezca el PIB, mejor evolución de las cotizaciones bursátiles. Estamos de acuerdo, pero sólo si la composición sectorial del ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El PIB de EEUU ha mostrado un mejor comportamiento que el del resto de economías desarrolladas en la última década, con reflejo en la evolución de diversas variables financieras. Entre ellas, los índices bursátiles. Desde marzo de 2009 el S&P 500 se ha revalorizado un 300%, frente al 100% del Eurostoxx 50.

Podría argumentarse que es un claro ejemplo de la utilidad del análisis top-down en renta variable: cuanto más crezca el PIB, mejor evolución de las cotizaciones bursátiles. Estamos de acuerdo, pero sólo si la composición sectorial del índice es representativa de la estructura económica. No es el caso ni del S&P 500 ni del Eurostoxx 50. En el primero, por la sobrerrepresentación del sector tecnológico (20%) y salud (15%). En el segundo, porque financieras, petroleras, eléctricas y telecomunicaciones son el grueso de la capitalización (más del 50%). Es verdad que la ponderación de las empresas tecnológicas en el PIB de una y otra economía es desigual, pero la diferencia no es tan intensa como apuntan los índices bursátiles. Es un hecho que la UME se está quedando atrás en el desarrollo de las nuevas tecnologías, pero la ponderación de apenas el 5% en el Eurostoxx puede ser excesivamente reducida. Es un indicador sesgado por el menor recurso de nuestras compañías a la Bolsa como fuente de financiación y mercado de valoración.

La constatación de las diferencias entre la estructura del PIB y de los índices bursátiles reducen la utilidad del top-down e incrementa la necesidad del bottom-up. Es decir, el enfoque correcto a la hora de materializar la inversión en renta variable es, cada vez más, sectorial. Frente al planteamiento más tradicional (RV EE UU versus RV UME) es ahora más necesario apostar por sectores. Así, quien considere que las mejores perspectivas para los beneficios están en tecnología y salud, tendrá, de forma implícita, un mayor peso en compañías de EE UU (y Asia, por cierto). Quien apueste por sectores income, como banca, telecomunicaciones, energía o eléctricas, estará sesgando su cartera hacia el área euro (y los mercados bursátiles latinoamericanos). Independientemente de la visión que tenga para el PIB de uno y otro bloque.

El mejor comportamiento relativo del S&P 500 frente al Eurostoxx 50 no responde tanto a la superior evolución del PIB de EE UU frente al de la UME sino a la mayor ponderación de sectores como tecnología y a la menor de los más tradicionales. Conviene adaptar el proceso de selección en renta variable para que sea menos dependiente del área geográfica y más de los sectores. Una evolución del análisis bursátil aplicable también a los mercados bursátiles de los países emergentes, donde los contrastes en la composición por sectores son tan intensos como en los desarrollados.

David Cano y Diego Mendoza son miembros de AFI, Analistas Financieros Internacionales.

Archivado En