Bruselas prevé un escenario económico peor que el de Rajoy

La Comisión pronostica un avance del PIB del 3,1% este año y del 2,7% el próximo, frente al 3,3% y 3%, respectivamente, del Gobierno español

El comisario de Asuntos Económicos y Financieros, la semana pasada en Bruselas.JOHN THYS (AFP)

La Comisión Europea mantiene un escenario económico peor que el del Gobierno en las previsiones que presenta hoy. Bruselas pronostica un avance del PIB del 3,1% este año y del 2,7% el próximo, tal como avanzó hace unos días en su opinión —negativa— sobre el presupuesto; el Ministerio de Economía prevé alzas del 3,3% y del 3%, respectivamente. Bruselas pone el acento en los riesgos por el flanco del sector exterior, en particular por la desaceleración en países emergentes.

España no es la economía que más crece de Eu...

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La Comisión Europea mantiene un escenario económico peor que el del Gobierno en las previsiones que presenta hoy. Bruselas pronostica un avance del PIB del 3,1% este año y del 2,7% el próximo, tal como avanzó hace unos días en su opinión —negativa— sobre el presupuesto; el Ministerio de Economía prevé alzas del 3,3% y del 3%, respectivamente. Bruselas pone el acento en los riesgos por el flanco del sector exterior, en particular por la desaceleración en países emergentes.

España no es la economía que más crece de Europa, como repite una y otra vez el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Ni siquiera está en ese podio: es el cuarto país con mayor avance del PIB del euro. Y presenta una recuperación sólida, pero Bruselas es menos optimista que el Ejecutivo y pone el acento en los desafíos que aún tiene por delante: un déficit que no termina de embridarse, una deuda pública que sigue subiendo, y un desempleo que se reduce con dificultad y que seguirá por encima del 20% aún en 2016. Todo ello aderezado con una novedad preocupante: mayores riesgos por la desaceleración de la demanda global, en especial por la posibilidad de una crisis en las economías emergentes, según un borrador de las previsiones de otoño de la Comisión.

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A apenas mes y medio de las elecciones, el escenario que pronostican las organizaciones internacionales es menos resplandeciente que el del Gobierno. Bruselas, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional vaticinan una recuperación con enjundia por el lado del PIB —cuyo avance duplica la media europea—, pero con una exasperante lentitud por el flanco del empleo. Y, sobre todo, coinciden en vaticinar menor alegría de la que le gustaría al Ejecutivo en vísperas del 20-D. La Comisión ya avanzó hace unas semanas que España está en riesgo de incumplir los objetivos de déficit. La deuda pública cerrará el año en el 99% del PIB, y alcanzará el 99,5% en 2016. Y el paro acabará 2015 en el 22,4%, para situarse en el 20,6% el próximo ejercicio.

Bruselas pone el énfasis en que la recuperación española se sostiene a través de la demanda interna. El crecimiento procedente del exterior es ya prácticamente inexistente, a pesar de que la devaluación interna buscaba desesperadamente conseguir superávits comerciales sostenidos. El análisis de la Comisión va en la línea de la pasada primavera, pero pone el acento en los riesgos a la baja del sector exterior, básicamente por la crisis que se avecina en el mundo emergente, con China y Latinoamérica en el radar de las preocupaciones. La economía española se verá afectada directamente, pero también a través de su mayor socio, Alemania, cuyos vínculos con China son notables.

Dijsselbloem carga contra la politización

Vienen tiempos duros para la Comisión autodenominada “más política de la historia”. El jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, cargó ayer contra la politización de Bruselas en ejercicios como el de la vigilancia presupuestaria. Dijsselbloem pide “un consejo fiscal independiente” que emita una segunda opinión, tras las dudas que han suscitado casos como España o Italia. Bruselas lanzó hace poco una propuesta similar, que el jefe del Eurogrupo tilda de “menos ambiciosa”.

Los motores de esa reactivación, tanto en Europa como en España, son exógenos: las compras masivas de activos por parte del BCE (que han reducido los tipos de interés de la deuda y tiran a la baja del tipo de cambio) y sobre todo del desplome de los precios del petróleo y las materias primas.

Recuperación dependiente

Pero Bruselas, según las fuentes consultadas, teme que España no aproveche esas condiciones para soltar lastre: la deuda privada se contrae, pero prácticamente a la misma velocidad que crece la deuda pública, y la economía española tiene problemas para reducir el déficit, más aún tras la última bajada de impuestos del PP. Fuentes del Eurogrupo explicaron ayer que el reto de España es “mantener la estabilidad de las cuentas públicas y seguir con las reformas estructurales”; ese soniquete no ha cambiado desde 2010.

El Eurogrupo debatirá el lunes un nuevo informe sobre el sistema financiero español, una vez finalizado el rescate. Ese análisis es “positivo”, según fuentes europeas, que subrayan que el flanco débil es la morosidad, aún por encima del 10%. La Comisión, en privado, matiza aún más esa opinión positiva: “Casi no ha habido reformas en los dos últimos años. La deuda total sigue muy alta. La recuperación está muy expuesta a shocksdel exterior. Y con la situación fiscal que tiene, no era el momento de bajar impuestos: el próximo Gobierno tendrá que actualizar el presupuesto, y es muy posible que tenga que solicitar un nuevo retraso de un año para lograr bajar el déficit al 3%”.

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