Opinión

Libre comercio UE-EE UU, con el espionaje de fondo

Los países con un mayor peso de las exportaciones obtendrían las mayores ganancias del acuerdo

Si ningún contratiempo lo impide, la próxima semana se celebrará en Bruselas la segunda ronda de negociaciones del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos. Inicialmente previsto a primeros de octubre, este encuentro bilateral tuvo que retrasarse por el cierre de la Administración Federal estadounidense entre los días 1 y 17 de octubre, provocado por la falta de consenso parlamentario en la negociación del presupuesto federal de 2014.

La negociación llega en un tiempo en el que las relaciones entre las autoridades americanas y las europeas no pasan por sus mejor...

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Si ningún contratiempo lo impide, la próxima semana se celebrará en Bruselas la segunda ronda de negociaciones del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos. Inicialmente previsto a primeros de octubre, este encuentro bilateral tuvo que retrasarse por el cierre de la Administración Federal estadounidense entre los días 1 y 17 de octubre, provocado por la falta de consenso parlamentario en la negociación del presupuesto federal de 2014.

La negociación llega en un tiempo en el que las relaciones entre las autoridades americanas y las europeas no pasan por sus mejores momentos, como consecuencia del presunto espionaje sistemático llevado a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense en territorio de sus aliados europeos. De hecho, todavía se especula con la posibilidad de que Alemania ponga sobre la mesa un acuerdo de protección de datos antes de seguir debatiendo sobre el libre comercio. Nunca antes en la historia se ha llevado a cabo un proceso de negociación bilateral tan ambicioso en materia de comercio internacional, por lo que es de esperar que la protesta europea no lleve a un bloqueo del proceso.

Un acuerdo podría provocar un aumento del 6,5% del PIB per capita español

Las transacciones entre EE UU y la UE superan los 2.000 millones de euros diarios y representan más de un tercio de los flujos comerciales en todo el mundo. Algunos estudios encargados por la Comisión Europea para cuantificar el impacto del acuerdo ofrecen resultados tremendamente alentadores sobre los beneficios esperados. Desde la perspectiva de la UE, las ganancias económicas estimadas se situarían entre 68.200 y 119.000 millones de euros al año, considerando el peor y el mejor escenario posibles, una vez que el tratado se encuentre totalmente operativo. Además, se podría crear hasta un millón de empleos anuales en el conjunto de la UE. De materializarse las previsiones de estos estudios, aquellos países con un mayor peso de las exportaciones obtendrían las mayores ganancias de bienestar, en términos relativos. Todos los trabajos referidos sitúan a España como uno de los países con mayor potencial para beneficiarse de la entrada en vigor del acuerdo. Si el alcance de este se limitara al ámbito arancelario, las ganancias en el PIB per capita en nuestro país rondarían el 0,3%. Sin embargo, en el caso de que finalmente se llegase a un acuerdo de máximos que incluyera el levantamiento de restricciones no arancelarias, podría llegar a darse un incremento del 6,5% del PIB per capita español, que vendría acompañado de la creación de hasta 143.000 nuevos empleos tan pronto como el acuerdo se alcance.

España y Estados Unidos difieren significativamente en su dimensión exportadora. Mientras que la participación de las exportaciones en el PIB español ascendió en 2012 al 32%, la estadounidense representó apenas un 14%. Esta diferencia puede interpretarse como una mayor orientación de España hacia los mercados exteriores, mientras que en Estados Unidos es el mercado nacional el predominante. Pese a que España no destaca dentro de Europa por sus elevadas cotas de exportación a Estados Unidos, una parte significativa de las ganancias de bienestar esperadas vendrían a través de la sustitución de importaciones europeas por alternativas norteamericanas más baratas.

Álvaro Martín y Verónica López son profesores de Afi, Escuela de Finanzas Aplicadas.

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