La crisis financiera | La respuesta de las instituciones

El capitán, las vacaciones y el huracán

Una tormenta, por fuerte que sea, no exige la presencia continua del capitán en el puesto de mando. Para eso hay oficiales. Pero la cosa cambia si se trata de la tormenta perfecta. Entonces toca justificar pagas. En el caso de la Unión Europea, que sufre algo que se parece mucho a una tormenta perfecta, hay demasiadas ausencias en el puente de mando. Alguien se echa la siesta mientras ruge el huracán. ¿Sangre fría o desidia? La canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés Nicolas Sarkozy, el presidente de la Comisión Europea, Barroso o el primer ministro de Reino Unido, David Camero...

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Una tormenta, por fuerte que sea, no exige la presencia continua del capitán en el puesto de mando. Para eso hay oficiales. Pero la cosa cambia si se trata de la tormenta perfecta. Entonces toca justificar pagas. En el caso de la Unión Europea, que sufre algo que se parece mucho a una tormenta perfecta, hay demasiadas ausencias en el puente de mando. Alguien se echa la siesta mientras ruge el huracán. ¿Sangre fría o desidia? La canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés Nicolas Sarkozy, el presidente de la Comisión Europea, Barroso o el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, parecen estar de vacaciones. Es verdad que para estudiar cartas de navegación y vientos no hace falta estar atado al timón en el puente. Pero la presencia del capitán cuando hay dificultades facilita la navegación, aunque solo sea porque la tripulación siente cercano a quien tiene como misión tomar decisiones.

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En el caso de España e Italia, los capitanes (Rodríguez Zapatero y Berlusconi) y sus ofciales (Salgado, Tremonti) han tenido el gesto de subir al puente. La tormenta -que durará unos días según la ministra Salgado- no amainará con su simple presencia. Pero es un gesto. Y cuenta. Como cuentan las ausencias.

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