Cartas al director

Racismo y desempleo

Recientemente, un miembro de una ONG advertía de que el lenguaje y las actitudes racistas estaban aumentando en España. Comentaba así la sentencia judicial contra un grupo neonazi, consecuencia de las manifestaciones racistas que dicho grupo había realizado en Cataluña.

Percibo a mi alrededor un ambiente cada vez más cargado de expresiones racistas. Si no se debe a una convicción profunda, entonces es consecuencia de una situación económica precaria y de la terrible lacra del paro, que últimamente se ha convertido en la primera preocupación de los españoles. A mi alrededor, en la famili...

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Recientemente, un miembro de una ONG advertía de que el lenguaje y las actitudes racistas estaban aumentando en España. Comentaba así la sentencia judicial contra un grupo neonazi, consecuencia de las manifestaciones racistas que dicho grupo había realizado en Cataluña.

Percibo a mi alrededor un ambiente cada vez más cargado de expresiones racistas. Si no se debe a una convicción profunda, entonces es consecuencia de una situación económica precaria y de la terrible lacra del paro, que últimamente se ha convertido en la primera preocupación de los españoles. A mi alrededor, en la familia o con aquellos que convivo permanentemente, se viven situaciones de desempleo que provocan una mirada recelosa y desconfiada hacia los inmigrantes que prosperan con sus negocios y dan empleo a otros.Curiosa paradoja la de familiares y conocidos que compran productos de países con una economía más poderosa que la española y que después de contribuir a su desarrollo señalan como culpables a los que callada y sacrificadamente crean prósperos negocios.

Estoy convencido de que mensajes simples y lacerantes como los racistas nunca traen nada bueno para nadie: en la historia hay testimonios muy elocuentes.

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