Análisis:EL ACENTO

Mensaje en una botella

El PP es un partido al que suele costarle explicar sus decisiones y aceptar su responsabilidad. ¿Estará en sus estatutos mentales? Ni Funes, el memorioso de Borges, sería capaz de recordar un solo instante parlamentario entre 1996 y 2004 en el que Aznar y sus ministros aceptaran un error o argumentaran una decisión política o económica. En el PP

se embolsan los sueldos, pero la responsabilidad siempre es de otros. Ana Botella, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, cultiva el estilo con perfección de miniaturista. El martes compareció ante la comisión de Medio Ambiente p...

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El PP es un partido al que suele costarle explicar sus decisiones y aceptar su responsabilidad. ¿Estará en sus estatutos mentales? Ni Funes, el memorioso de Borges, sería capaz de recordar un solo instante parlamentario entre 1996 y 2004 en el que Aznar y sus ministros aceptaran un error o argumentaran una decisión política o económica. En el PP

se embolsan los sueldos, pero la responsabilidad siempre es de otros. Ana Botella, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, cultiva el estilo con perfección de miniaturista. El martes compareció ante la comisión de Medio Ambiente para aclarar densas cuestiones sobre el aire de la ciudad: la contaminación que dañó los pulmones de los madrileños durante semanas, el vidrioso cambio de posición de los medidores de polución o las medidas posibles para limpiar la atmósfera de la metrópoli. De manera sucinta, Botella respondió: "Ninguna ciudad ha hecho tanto como Madrid para aumentar la calidad del aire"; "Pediremos a Bruselas una prórroga para cumplir con los niveles de dióxido de nitrógeno" y "La ministra de Medio Ambiente tiene un Audi de los que contaminan bien, bien, bien". El PSOE es culpable.

Ana Botella resuena con un diapasón de regañina permanente. Por eso y porque, como es norma en su partido, considera una impertinencia que se le pidan explicaciones, no se le entiende bien. Si a la versión original de su discurso se le aplican subtítulos, el mensaje es como sigue: 1. En Madrid no hay contaminación. Créanme a mí, no a sus ojos y pulmones. 2. Si la hay, que Bruselas prorrogue el plazo para cumplir con las normas de salud ambiental. Nada limpia mejor que el papeleo burocrático. 3. Abandonen toda esperanza de cierre del centro de la ciudad al tráfico privado o de imponer peajes.

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Son cursiladas socialdemócratas.

Para la concejala, Madrid es una reserva de casticismo. La reserva protege el aire irrespirable, el tráfico atronador, las calles peatonales invadidas por furgonetas de reparto, el suelo minado de deyecciones perrunas y las procesiones intempestivas. Todo intento de limpieza aérea, terrestre o mental es, para Ana Botella, una claudicación.

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