LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO | Reacciones internacionales

Ahmadineyad ve en las filtraciones un móvil político

La prensa árabe se muestra cautelosa a la espera de reacciones oficiales

"Los países de la región son todos amigos entre sí. Semejante problema no tendrá impacto en las relaciones", aseguró ayer el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, al ser preguntado por las filtraciones de Wikileaks durante una conferencia de prensa. Los documentos revelados por EL PAÍS ponen en entredicho a Irán, cuyo programa nuclear tiene atemorizados a sus vecinos árabes. Estos a su vez reaccionaron con prudencia tras conocerse que varios han pedido a EE UU que bombardee la República Islámica, lo que sin duda va a complicar sus contactos con ese país.

"Algún departamento del Gobierno...

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"Los países de la región son todos amigos entre sí. Semejante problema no tendrá impacto en las relaciones", aseguró ayer el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, al ser preguntado por las filtraciones de Wikileaks durante una conferencia de prensa. Los documentos revelados por EL PAÍS ponen en entredicho a Irán, cuyo programa nuclear tiene atemorizados a sus vecinos árabes. Estos a su vez reaccionaron con prudencia tras conocerse que varios han pedido a EE UU que bombardee la República Islámica, lo que sin duda va a complicar sus contactos con ese país.

"Algún departamento del Gobierno estadounidense produjo esos documentos", señaló Ahmadineyad, cuya comparecencia ante los medios de comunicación estaba anunciada desde la semana pasada. "No creemos que esta información fuera obtenida [de forma desinteresada]. Estamos convencidos de que se organizó para irse soltando de forma regular y de que persiguen objetivos políticos", añadió el presidente iraní.

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Esta desconfianza, habitual entre los ultraconservadores que gobiernan Irán hacia todo lo que llegue de Occidente, se dejó ya entrever la noche anterior en el informativo del segundo canal de televisión. Emitió un reportaje sobre la historia de Wikileaks que concluyó poniendo en duda su objetivo y la posibilidad de que pudiera acceder a documentos de ese calibre si no hay algún plan ulterior.

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Las filtraciones plantean un difícil reto a Teherán. Al régimen iraní le agradará sin duda descubrir cómo trabaja su archirrival EE UU, con quien no mantiene relaciones desde 1980. Algunos datos como los encargos que recibieron algunas embajadas para recabar datos de altos cargos, políticos y funcionarios, le servirán para ratificar sus frecuentes denuncias de que los diplomáticos occidentales en Teherán se dedican al espionaje. También le gustaría conocer los nombres de los iraníes, algunos con cargos oficiales, que pasan por el consulado en Dubai y facilitan información sobre cómo funciona el opaco sistema del Gobierno iraní.

Sin embargo, en un país poco acostumbrado a la transparencia, existe también el temor a que los documentos puedan contener informaciones que perjudiquen a sus gobernantes. De hecho, la revelación del recelo que Irán despierta entre sus vecinos, más allá de sacar a la luz las opiniones poco halagüeñas de varios líderes árabes, deja en evidencia la política de buenas relaciones regionales con la que Ahmadineyad quiere compensar el creciente aislamiento internacional. De ahí, que no haya querido añadir leña al fuego y haya reaccionado quitando importancia a lo sucedido.

Para los monarcas árabes, sin embargo, la situación no deja de ser embarazosa y, diga lo que diga Ahmadineyad, va a dificultar la distensión entre ambas orillas del golfo Pérsico. Es cierto que cuando se hicieron públicos los documentos (a las siete de la tarde, hora peninsular española) muchos periódicos de la zona ya habían cerrado sus ediciones, pero en sus webs y en las televisiones se aprecia un intento de evitar los aspectos más delicados.

"Las consecuencias de las filtraciones aún no se han dejado sentir", asegura Habib Toumi, el corresponsal en Manama de The Gulf News. Este periódico de Dubai incluyó ayer en su versión digital una ventana específica en la que destacaba el enfado de Pakistán por la publicación de los cables o que el líder libio, Muammar el Gaddafi, no se separa de su voluptuosa enfermera, pero ni una palabra de los temores del jeque Mohammed Bin Zayed, que prefiere "una guerra convencional ahora, a un Irán nuclear".

Los saudíes Al Hayat y Al Sharq al Awsat se limitan a recoger de agencias el malestar de Washington por la inminente filtración. Hay excepciones como The Peninsula de Qatar, que dedica su editorial al asunto y califica de "histórica" la revelación y concluye que "hace el mundo un lugar mejor al exponer los errores de la superpotencia". En Egipto, la web de Al Masry al Yaum, el único periódico independiente, incluye la noticia en sus Recomendaciones. "La diplomacia de EE UU expuesta en Wikileaks", titula.

Solo en los blogs y las páginas fuera del control directo de los distintos Gobiernos se daba un verdadero debate de las revelaciones y sus consecuencias. "Es un tesoro para cualquier periodista o analista entender las posiciones de EE UU y compararlas con lo que declaran en público, pero todavía más poder hacer lo mismo respecto a los Estados de Oriente Próxi-mo... Estoy bastante sorprendido", escribe el egipcio Issandr el Amrani en su blog Arabist.

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El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ayer en Teherán.AFP

ALEMANIA. Para Berlín no habrá consecuencias en la relación con EE UU

El portavoz de la canciller Angela Merkel aseguró que la filtración "no tendrá consecuencias para las relaciones entre Estados Unidos y Alemania". El que peor parado sale en los cables, el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, mostró indiferencia respecto a lo que tachó de "cotilleos y chismorreos".

ITALIA. El ministro de Exteriores habla de 11-S de la diplomacia

"Por desgracia, yo no he participado en mi vida en ningún festín salvaje". Mientras Silvio Berlusconi liquidaba así las revelaciones, el ministro de Exteriores, Franco Frattini, las calificó de "el 11-S de la diplomacia global" y acusó a Wikileaks de querer "desestabilizar el mundo".

FRANCIA. "Un atentado contra la soberanía de los Estados"

El presidente Nicolas Sarkozy guarda silencio pero en París hay alarma. Un portavoz del Gobierno habló de "amenaza" y el Ministerio de Asuntos Exteriores tildó las revelaciones de "atentado contra la soberanía de los Estados". Exteriores no confirmó las frases atribuidas a los diplomáticos franceses.

TURQUÍA. Erdogan "sospecha" de las revelaciones, pero prefiere esperar

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, puso ayer en duda las filtraciones de Wikileaks, calificándolas de "sospechosas". "Estamos a la espera de que saque todas las piedras de sus bolsillos y publique todo lo que tiene. Veremos en qué medida son serios", advirtió Erdogan.

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