Análisis:EL ACENTO

La fiesta fiscal de Puigcercós

Cuando un partido afirma que hay demasiado celo en las inspecciones fiscales se infiere que quien habla procede de una formación conservadora, de derecha o de centro derecha de algún país de tradición católica del sur del Rin. Lo sorprendente es cuando esa afirmación procede de la autodenominada izquierda de esos Estados, anclados en el régimen de monocultivo religioso.

Este pasado fin de semana, en pleno calentón de campaña electoral, el líder de ERC, Joan Puigcercós, no ha hecho gala de dos de los tres grandes conceptos por los que dice guiarse su militancia. Nadie que se reclame de i...

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Cuando un partido afirma que hay demasiado celo en las inspecciones fiscales se infiere que quien habla procede de una formación conservadora, de derecha o de centro derecha de algún país de tradición católica del sur del Rin. Lo sorprendente es cuando esa afirmación procede de la autodenominada izquierda de esos Estados, anclados en el régimen de monocultivo religioso.

Este pasado fin de semana, en pleno calentón de campaña electoral, el líder de ERC, Joan Puigcercós, no ha hecho gala de dos de los tres grandes conceptos por los que dice guiarse su militancia. Nadie que se reclame de izquierdas o republicano, en el sentido de reivindicar los valores tradicionales de la razón y la Ilustración, puede lamentar que las empresas catalanas sean objeto de más inspecciones fiscales que las andaluzas. En todo caso debería anhelar que el listón se elevara para todos. Pero el guión del nacionalismo introduce sus perversiones.

Al grito de "Madrid es una fiesta fiscal y en Andalucía no paga impuestos ni Dios", Puigcercós ha vuelto a agitar la confrontación entre comunidades para arrebatarle el liderazgo de la crispación al Partido Popular. Quienes tanto habían criticado la campaña del PP contra el Estatuto o el cava catalán no han dudado en desenterrar de forma irresponsable los viejos tópicos a los que se recurre cuando se trata de repartir dividendos electorales.

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El partido de la transparencia y las manos limpias -Esquerra- quiere, a juzgar por lo dicho, que los empresarios catalanes tengan un trato lo más laxo posible en materia fiscal. De creer el argumento del líder de ERC, se trataría de que el café para todos se haga extensivo a los morosos con Hacienda que conforman las tierras de España. Pero las cifras tienen trampa.

Los 311 millones cobrados por vía ejecutiva por la Agencia Tributaria en Cataluña incluyen las multas de tráfico, competencia que la comunidad tiene transferida desde que CiU lo pactó con el PP. Este cómputo no sirve para las restantes autonomías de régimen común. Pero el éxito está garantizado: en Twitter las menciones a Puigcercós han llegado a puntas del 700% respecto al día anterior.

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