Hereu defiende el pregón de Margarit sin compartirlo

Los ecos del pregón del poeta y arquitecto Joan Margarit se dejaron sentir ayer en la recepción de la Mercè. La contundente proclama a favor de la autodeterminación -además de la llamada a la huelga general de su poema La Llibertat- provocaron una catarata de reacciones. La más prudente, la del alcalde, Jordi Hereu. Defendió la libertad del pregonero de expresar lo que siente, pero dejó claro que no lo compartía. "No comparto ni mucho menos el 100% de lo que expresó". Lo que dijo Margarit -en la parte de su pregón en prosa- es que había llegado el momento de la autodeterminación. Al nac...

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Los ecos del pregón del poeta y arquitecto Joan Margarit se dejaron sentir ayer en la recepción de la Mercè. La contundente proclama a favor de la autodeterminación -además de la llamada a la huelga general de su poema La Llibertat- provocaron una catarata de reacciones. La más prudente, la del alcalde, Jordi Hereu. Defendió la libertad del pregonero de expresar lo que siente, pero dejó claro que no lo compartía. "No comparto ni mucho menos el 100% de lo que expresó". Lo que dijo Margarit -en la parte de su pregón en prosa- es que había llegado el momento de la autodeterminación. Al nacionalista Xavier Trias (CiU) le pareció el mejor pregón "que se ha oído en años en el Ayuntamiento de Barcelona".

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La sintonía del grupo nacionalista fue compartida por el republicano Jordi Portabella: "la Mercè no podía empezar mejor". Ricard Gomá (ICV) también se mostró muy cómodo con el mensaje que transmitió Margarit. Todo lo contrario dijo el presidente del Partido Popular en el Consistorio, Alberto Fernández Díaz, para quien un pregón debe ser "cívico, festivo, integrador y plural". En su opinión, Margarit "fue más vocero nacionalista que una persona que se dirigía a la ciudad".

Y el pregonero salió al paso ayer de la polvareda, en declaraciones a COM-Ràdio, señalando que las críticas a lo que dijo demostraban "cierto grado de incultura". Margarit se mostró sorprendido por la polémica y subrayó que la parte de prosa -el discurso- sólo duro 10 minutos frente a los 20 de la lectura de varios de sus poemas: "Fui un hombre educado y no dije ninguna barbaridad".

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