Análisis:ANÁLISIS

Para evitar más incertidumbres

La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega anunció con indisimulada satisfacción tras el Consejo de Ministros del viernes que el Gobierno trabajará en agosto por exigencias de la crisis con lo que se descartaba un cambio del Gabinete, al menos, hasta otoño. De la Vega reafirmaba así lo que escuchó a Zapatero el lunes en su reunión con su núcleo duro. Pero en ese encuentro, el presidente no dio a los asistentes ninguna explicación del porqué decidió cortar en seco con las especulaciones sobre el cambio de Gobierno, que empezaban a paralizar la Administración.

Zapatero ha manifes...

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La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega anunció con indisimulada satisfacción tras el Consejo de Ministros del viernes que el Gobierno trabajará en agosto por exigencias de la crisis con lo que se descartaba un cambio del Gabinete, al menos, hasta otoño. De la Vega reafirmaba así lo que escuchó a Zapatero el lunes en su reunión con su núcleo duro. Pero en ese encuentro, el presidente no dio a los asistentes ninguna explicación del porqué decidió cortar en seco con las especulaciones sobre el cambio de Gobierno, que empezaban a paralizar la Administración.

Zapatero ha manifestado a su círculo más íntimo que no tenía intención de proceder a un cambio de Gobierno en estas fechas y, menos aún, apremiado por un clima de opinión como el que se desató a fines de mayo y primeros de junio debido a la crisis de confianza en la economía española. Cambiar en ese momento hubiera sido añadir aún más incertidumbre a una situación ya complicada y reconocer, además, el fracaso de un Ejecutivo remodelado hace un año y, sobre todo, de su apuesta principal, la vicepresidenta económica, Elena Salgado.

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Zapatero sabe que Salgado goza de pocas simpatías en el partido y en el Gobierno, pero la defiende a capa y espada porque fue su apuesta personal y la alternativa nada menos que a Solbes. Pero el presidente, sobre todo, ha subrayado a sus más próximos que un cambio de Gobierno, con la volatilidad económica actual, queda amortizado en unos días por muchas figuras que pudiera reunir. Recuerda que, casi sin excepción, los políticos de nuestro entorno que gobiernan en esta etapa de crisis tienen su popularidad bajo mínimos. El mensaje de Zapatero, con estas claves, es seguir con este equipo hasta enfilar las reformas estructurales, incluida la prueba del debate sobre el estado de la nación de julio y la reválida de los Presupuestos en octubre. Considera una pérdida de tiempo precioso el paréntesis al que obligaría el cambio y la consolidación del nuevo equipo. Por último, el cambio de Gobierno no llegará hasta que pueda sorprender. Como sucedió con los anteriores.

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