PSOE y PSC ponen límites al fuego amigo

La cúpula de ambos partidos se reunió en secreto para abordar la crisis del Constitucional

Todos los esfuerzos serán pocos para evitar que la crítica situación del Estatuto de Cataluña en el Tribunal Constitucional dinamite las relaciones entre el PSOE y el PSC. Hay que mantener el respeto a las instituciones y al mismo tiempo buscar una salida a las demandas del PSC de intentar la renovación del Alto Tribunal antes de que dicte sentencia sobre el Estatuto. Y todo esto a apenas seis meses de las elecciones catalanas, en las que los socialistas, encabezados por José Montilla, parten en desventaja para retener la Generalitat.

Ésta es la conclusión política más trascendente de l...

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Todos los esfuerzos serán pocos para evitar que la crítica situación del Estatuto de Cataluña en el Tribunal Constitucional dinamite las relaciones entre el PSOE y el PSC. Hay que mantener el respeto a las instituciones y al mismo tiempo buscar una salida a las demandas del PSC de intentar la renovación del Alto Tribunal antes de que dicte sentencia sobre el Estatuto. Y todo esto a apenas seis meses de las elecciones catalanas, en las que los socialistas, encabezados por José Montilla, parten en desventaja para retener la Generalitat.

Ésta es la conclusión política más trascendente de la reunión secreta que mantuvieron en Madrid, hace diez días, sendas delegaciones al más alto nivel de los dos partidos. No se conocía aún el contenido de la iniciativa del Parlamento de Cataluña para instar al cambio de la ley que regula el Tribunal Constitucional, pero sí se sabía que los senadores y diputados del PSC pondrían en un aprieto al PSOE y al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

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En esa reunión se habló con claridad de la pretensión de los partidos catalanes: cambiar la ley orgánica del Tribunal Constitucional para poder sustituir a los magistrados que ya han culminado su mandato y, por tanto, que un Tribunal renovado dictamine el recurso contra el nuevo Estatuto. El PSOE quiere su renovación, pero no da un paso ni siquiera simbólico, con el argumento de que se necesitan los votos del PP, y ya ha dicho que no.

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Aunque en el encuentro no se pusieron paños calientes a la dificultad de armonizar los intereses y los discursos del PSC y del PSOE, sí hubo un grado de "comprensión muy alto hacia la posición del otro", señalan fuentes conocedoras de lo tratado en esa cita. Desde el PSOE se entiende que el presidente José Montilla tiene que abanderar la defensa del Estatuto, dada la altísima presión política por la cercanía de las elecciones en Cataluña. Dirigentes del PSOE reconocen, además, que en Cataluña "nadie entiende que no se defienda un Estatuto que fue aprobado en esa comunidad, en el Congreso y en referéndum", señalan comprensivos en la dirección socialista.

Desde el PSC también se comprende que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene que mostrarse sumamente respetuoso con el alto tribunal y, además, hacer frente al PP, que ha decidido colocarle al frente de la "presión" al Tribunal Constitucional, sin atenerse a la realidad de que las iniciativas vienen de Cataluña. Entre los elementos que se aportan para tratar de quitar dramatismo se cita un punto esencial en común: PSC y PSOE apoyaron el Estatuto.

Del lado del PSOE asistieron los siguientes dirigentes: José Blanco, vicesecretario general; Leire Pajín, secretaria de Organización; José Antonio Alonso, Portavoz Parlamentario; Gaspar Zarrías, secretario de Política Institucional y Autonómica y Alfredo Pérez Rubalcaba, miembro de la ejecutiva y ministro del Interior. Por el PSC, estuvieron José Zaragoza, secretario de Organización; Miquel Iceta, viceprimer secretario, Carme Chacón, miembro de las ejecutivas del PSC y del PSOE y Daniel Fernández, miembro de la ejecutiva del PSC y portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Socialista.

El encuentro tuvo un carácter preventivo. Todos temían un calentamiento dialéctico como el que se ha producido esta semana, con severas críticas al PSOE por parte de dirigentes del PSC que no estuvieron en la reunión. El objetivo era dejar claro que una cosa es lo que digan dirigentes de segunda fila y otra el entendimiento básico que debe reinar para afrontar con ciertas garantías las semanas venideras.

De entrada, hay una ventaja. No hay un enfrentamiento directo entre Zapatero y Montilla. Es más, ambos presidentes hablan con regularidad, a diferencia de lo ocurrido en otros momentos de la legislatura, sobre todo durante las negociaciones para la financiación autonómica. "Entonces -explican fuentes próximas a Montilla- en una escala del uno al diez se llegó a un enfrentamiento de nivel nueve, ahora no pasa del cuatro". Hablan un mínimo de una o dos veces al mes.

Esto explica que ni Montilla ni sus más allegados en el PSC hayan lanzado ningún mensaje especialmente hiriente para el PSOE. Y en el único caso que esta regla no escrita se ha quebrado, ha habido una rectificación formal. Es el caso de las declaraciones de jefe de campaña de Montilla, Jaume Collboni, quien el pasado viernes dio a entender que Zapatero no es ahora un buen reclamo electoral en Cataluña. Montilla le rectificó ayer personalmente e invitó explícitamente a Zapatero a participar en la campaña catalana. Se trataba de marcar bien la línea roja.

La cúpula del PSC no ha rectificado en cambio declaraciones subidas de tono como las del consejero de Economía, Antoni Castells, acusando al presidente del Gobierno de defender poco el Estatuto. Y es que los socialistas catalanes necesitan tanto las voces con mensaje duro para rivalizar con CiU como la prudencia de su núcleo duro para no dinamitar los puentes con el PSOE.

José Blanco, José Luis Rodríguez Zapatero y José Montilla.

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